Un público muy participativo

El público de la octava etapa fue, posiblemente, el más participativo de toda la historia de «Un, dos, tres...».

Además de las funciones habituales que tenían (aplaudir, aconsejar a los concursantes, etc.), participaban activamente en el juego del disfraz que les proponía Miriam Díaz-Aroca bajo el patrocinio de Philips o Matutano. Además, a mitad de la subasta solían aparecer unas chicas vendiendo determinados productos; la recaudación se juntaba y se le entregaba a un miembro del público que hubiera comprado un determinado producto con unas características concretas. Jordi, para intentar confundir al agraciado, le ofrecía cambiar el dinero por un regalo escondido en una caja, que no siempre resultaba ser bueno.

Y no podemos olvidar tampoco que muchas veces Gloria Trevi hacía que chicos del público participaran en sus actuaciones, aunque no siempre voluntariamente.

Un corte de pelo que fue cortado

En el programa dedicado a “La vuelta al mundo en ochenta días” (20 de febrero de 2004) Pablo Sánchez y Víctor Carretero, vestidos de indios, propusieron cortarle la cabellera a una chica del público. Sin embargo, Chicho decidió descartar esta escena en el montaje final y desde casa no pudimos verlo; eso sí, la chica que se ofreció voluntaria ganó 200 euros.

Dinerito para el público

Era habitual que Kiko Ledgard en algún momento de la subasta de «Un, dos, tres... responda otra vez» se paseara por las gradas ofreciendo alguna cantidad de dinero al público con algún juego o a cambio de algún objeto que necesitara, como tijeras, mecheros o espejos.