A pie de plató

Aunque su lugar debía ser el control de realización, no era infrecuente ver a Narciso Ibáñez Serrador en el plató del «Un, dos, tres...» controlando que todo estuviera perfectamente dispuesto para conseguir que la grabación del programa saliera perfecta. MIcrófono en mano iba dando las órdenes oportunas a todo el equipo, que seguía sus instrucciones con férrea disciplina.

Chicho no se esperaba el grandísimo éxito

Cuando TVE, con Pilar Miró al frente, decidió que debía volver «Un, dos, tres...» en 1987 pero para ocupar la noche de los lunes, Chicho se mostró francamente preocupado, ya que se trataba de la noche de menor consumo televisivo.

Imaginamos que discutiría con su amiga Pilar Miró la decisión tratando de convencerla de dos cosas; o bien retrasar el regreso del programa a 1992 o bien emitir la noche de los viernes (o de los sábados). Ni una cosa ni otra consiguió; la decisión estaba tomada y «Un, dos, tres...» volvería en abril de 1987, emitiendo la noche de los lunes.

Narciso Ibáñez Serrador y todo el equipo trabajaron con la misma ilusión que siempre para hacer el mejor programa  que sus capacidades y talentos pudieran poner en marcha, aunque sobre ellos pesaba la losa de poder fracasar al ir ubicados el día menos idóneo. Pero los malos augurios de Chicho no sólo no se cumplieron, sino que «Un, dos, tres...» batió record de audiencia.

Silencios

La sola presencia de Chicho Ibáñez Serrador en el plató de «Un, dos, tres...» imponía. Cuando solicitaba silencio, aunque él no tuviera que decir nada, sino que lo requería para guardar orden y poder pensar con más claridad, el silencio que se producía era prácticamente sepulcral.

Diez puros en un día de grabación

Chicho llegó a confesar en alguna ocasión que en las maratonianas jornadas de grabación de «Un, dos, tres...» podía llegar a fumarse hasta diez puros habanos. Sobres sus hombros recaía el mayor peso de la responsabilidad de la buena marcha de la grabación, y fumar sus puros le ayudaba a aliviar el estrés del trabajo.