Los concursantes no querían ver el Antichollo ni en pintura

Si en las etapas cuarta y quinta había algún regalo que los concursantes querían evitar a toda costa en la subasta era el Antichollo. Este desagradable muñeco alternaba con el Chollo en las subastas, que sí era más positivo para los concursantes. En cambio, el Antichollo les hacía irse a casa con las manos vacías. En tres ocasiones fue el premio final de los sufridos concursantes.

El Crack era otro premio nada deseado

La mascota negativa en la sexta etapa de «Un, dos, tres...» (1987-1988) fue el Crack. A su casa se lo llevaron los concursantes del programa dedicado al terror (19 de octubre de 1987).

El Chollo hacía honor a su nombre

La mascota positiva de las etapas cuarta y quinta de «Un, dos, tres...» fue el Chollo, que permitía a los concursantes elegir el regalo que más les hubiera gustado de todos los aparecidos en el programa. Cinco parejas de concursantes dieron con él al final de la subasta.

La Ruperta podía traer sorpresas en su interior

Aunque normalmente la calabaza Ruperta era un premio malísimo porque suponía irse a casa con las manos vacías, en más de una ocasión escondía cuantiosos premios en su interior.

De hecho, los mejores premios ofrecidos en la historia del «Un, dos, tres...» venían escondidos dentro de la entrañable calabaza.

La foto corresponde al programa dedicado a “Cuentos de Navidad” (6 de febrero de 2004), en el que las concursantes ganaron uno de los mejores premios de «Un, dos, tres... ¡a leer esta vez!», que venía escondido, precisamente, dentro de la Ruperta.