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Álbum de fotos del «Un, dos, tres...»

Página 84

 

 

  

Narciso Ibáñez Serrador - «Un, dos, tres...» (1991)
  

24 horas al día, 7 días a la semana, dedicado a «Un, dos, tres...»

 

«Un, dos, tres...» ha sido una de las creaciones que mayores satisfacciones ha reportado a su director Narciso Ibáñez Serrador, pero también una de las que más trabajo le ha dado. Su obsesión por controlarlo todo y su posición de director, realizador y guionista del programa le obligaban a dedicarse en cuerpo y alma al concurso.

 

Ello le provocaba un acusado desgaste al final de cada una de las etapas, pero sólo realizando la última etapa («Un, dos, tres... ¡a leer esta vez!») reconoció haber sentido el paso de los años y el cansancio de llevar sobre sus hombros tan magnífico show.

 

  

 

  

Narciso Ibáñez Serrador - «Un, dos, tres...» (1994)
  

Chicho trató el tema del terror en todas las etapas

  

Narciso Ibáñez Serrador es considerado como el maestro del terror en televisión, y aun hoy son recordadas y admiradas sus «Historias para no dormir».

 

También en el «Un, dos, tres...» quiso tratar el tema del terror en todas las etapas con programas dedicados a brujas, vampiros y monstruos como el de Frankenstein. Lógicamente en el «Un, dos, tres...» el tema fue tratado desde el punto de vista del humor, de forma que el programa pudiera ser visto por toda la familia.

 

  

 

  

Narciso Ibáñez Serrador - «Un, dos, tres... responda otra vez» (1976)

  

No era extraño ver a Chicho manejando una cámara

 

Chicho Ibáñez Serrador no era un realizador que permanecía oculto en la cabina de realización sin pisar el plató. Al contrario, era habitual que bajara al estudio para dar indicaciones a presentadores y azafatas, e incluso para ponerse al mando de alguna cámara y tomar él mismo planos del público.

  

  

 

  

Narciso Ibáñez Serrador - «Un, dos, tres...» (1994)
  

Tratar con cariño a las revistas del corazón

  

El veterano director del «Un, dos, tres...» era consciente de que salir en las revistas del corazón daba una enorme popularidad, y por ello siempre inculcó a sus presentadores, azafatas y humoristas que trataran con cariño a los periodistas para que les hicieran bonitos reportajes promocionales.

 

Además, en muchas etapas de «Un, dos, tres...» hubo programas especiales dedicados a las revistas del corazón, en los que los concursantes eran personajes famosos, que donaban todo lo ganado en el programa para una obra benéfica.

 

 

 

Agradecemos a Rodrigo las fotos que nos envió

 

 

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