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Las azafatas contables |
Una de las azafatas más emblemáticas de «Un, dos, tres...» era la contable, que se encargaba de multiplicar el número de respuestas de los concursantes por la cantidad de pesetas (o euros) correspondiente.
Dada la importancia de su papel y su gran protagonismo durante la tanda de preguntas, las chicas que ejercían de contable lograban una gran popularidad y muchas de ellas continúan a día de hoy en el mundo del espectáculo como actrices o presentadoras.
Su preciosa voz le abrió las puertas del mundo del doblaje, participando en diversas películas, entre las que destacan «Kramer contra Kramer» o «Harry Potter», entre otras muchas, y series de televisión como «Falcon Crest», «Sensación de vivir» o «Perdidos».
Además, siguió vinculada al «Un, dos, tres...», siendo la voz en off del programa durante los años 90.
La segunda contable de «Un, dos, tres... responda otra vez» fue Victoria Abril.
Victoria sólo tenía 16 años cuando fue elegida como azafata del programa. Ella quería conseguir dinero para financiar sus estudios de danza en Ginebra; pero Chicho Ibáñez Serrador vio en ella un enorme potencial y creyó que podría llegar a ser una importante actriz. De ahí que le otorgara el destacado papel de azafata contable.
En efecto, la elección produjo sus frutos y muy pronto directores y productores la llamaron para intervenir en sus películas. Pero el éxito y la popularidad también tuvieron su cruz, y el acoso de la prensa que sufrió Victoria en esta época le hizo tomar la decisión de emigrar a Francia, donde ha desarrollado gran parte de su carrera como actriz.
En la tercera etapa de «Un, dos, tres...» la chica elegida como contable fue Patricia Solís, una guapísima ceutí de 22 años.
Patricia es una de las pocas azafatas contables que no continuó su carrera artística delante de las cámaras, pero su excelente manejo de la calculadora le llevó a dedicarse profesionalmente a labores de producción de programas de televisión. De hecho, trabajó en el equipo de producción de «Un, dos, tres... ¡a leer esta vez!».
Aquella simpática catalana de amplia sonrisa, que fue elegida como azafata de forma casual y de rebote, se convirtió en una de las azafatas más populares, no sólo de la cuarta etapa, sino también de toda la historia del «Un, dos, tres...».
En la quinta etapa, Lydia Bosch continúa ejerciendo como azafata contable.
Las semanas que Lydia estuvo ausente rodando en Hungría imágenes para el programa dedicado a ese país fue sustituida en su puesto por Gloria Fernández, la única azafata titular de nacionalidad española que quedaba en el plató.
En la sexta etapa de «Un, dos, tres...» volvió a ocupar el puesto de azafata contable Silvia Marsó, que volvía al programa tres años después.
Volver a manejar la calculadora de «Un, dos, tres...» le sirvió a Silvia para catapultarse definitivamente a la fama y consagrarse como actriz, que era su auténtica meta.
En principio, la sexta etapa de «Un, dos, tres...» iba a durar hasta noviembre, y Silvia firmó su contrato hasta esa fecha porque a partir de ella se incorporaba a una obra de teatro. Pilar Miró decidió prorrogar hasta la primera semana de enero el programa, así que hubo que buscar una azafata contable que la sustituyera.
En las etapas séptima y octava (1991-1993) desapareció la figura de la azafata contable. Su función fue asumida por la co-presentadora Miriam Díaz-Aroca, mientras que Jordi Estadella formulaba las preguntas a los concursantes.
Mayte ya era azafata en la etapa anterior, y su simpatía y desparpajo hicieron que Chicho fuera dándole cada vez mayor protagonismo en el programa. Por eso, cuando llegó la novena etapa, el director no dudó ni un momento en elegirla como contable.
Diana, aunque era azafata debutante, fue elegida como segunda contable por su parecido físico con la gaditana.
Los programas en que Diana estuvo rodando exteriores para el programa dedicado a Filipinas, fue Mayte la única azafata contable.
Mayte es de las pocas contables que no ha perpetuado su carrera artística, ya que cuando se casó se retiró de la vida pública; en cambio, Diana Lázaro sí ha seguido en el mundo de la interpretación.
En «Un, dos, tres... ¡a leer esta vez!» (2004) también hubo dos azafatas contables: Laura de la Calle y Yolanda Aracil.
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Agradecemos a Marcial las fotos que nos envió |