EL PAPEL DE
LA MUJER EN EL «UN, DOS, TRES...»
Como en la sociedad en general y en la vida de
cada uno de nosotros en particular, las mujeres tuvieron un
papel relevante en la historia del «Un, dos, tres...».
En homenaje a todas las mujeres que pasaron por el programa,
vamos a repasar brevemente cómo influyeron en el concurso y la
relevancia que tuvieron en él.
LAS AZAFATAS
Al comienzo, en la primera etapa de «Un,
dos, tres... responda otra vez» (1972-1973), la mujer ocupaba el
puesto de azafata; una figura asistente del presentador, varón, que era
Kiko Ledgard,
al que auxiliaban en las tareas de conducción del espacio.
En aquellos tiempos, en los que España aún no
era una democracia, la aparición de chicas jóvenes en minifalda
resultaba transgresor y provocativo;
Chicho Ibáñez Serrador
llegaba a mantener acaloradas discusiones con el censor de TVE acerca
del largo de las faldas de las azafatas.
Pero las secretarias de «Un,
dos, tres... responda otra vez» no tenían una intervención
pasiva, sino que desde un primer momento fueron adquiriendo
protagonismo ante la cámara, presentando a las parejas de
concursantes, contabilizando las respuestas correctas o
mostrando los regalos.
Ese protagonismo fue aumentando con el paso de
los años. Las azafatas de la segunda etapa de «Un, dos, tres...
responda otra vez» (1976-1978) tomaron el relevo de sus
antecesoras y acometieron sus mismas funciones, aunque cada vez con
mayor relevancia y participación.
Todavía en unos años en los que la democracia
en España comenzaba a dar sus primeros pasos, las chicas quisieron
explotar su imagen sexy, que todavía en la segunda mitad de los
años setenta resultaba transgresora. De hecho, ellas mismas solicitaron
que su uniforme oficial consistiera en unos mini-shorts, en
lugar de utilizar unos pantalones largos, ya que una imagen más
provocativa les ayudaría en su futura proyección.
El papel de las azafatas fue in
crescendo, y aunque seguían siendo ayudantes del
presentador, cada vez participaban más activamente, como, por
ejemplo, formulando las preguntas de los juegos de consolación
que se incorporaron para que los concursantes que perdían en la
eliminatoria tuvieran más oportunidades de ganar premios.
No es de extrañar, por tanto, que etapa tras
etapa, cada vez más secretarias lograran el éxito profesional en el
mundo del espectáculo, convirtiéndose en reputadas presentadoras de
televisión, actrices o cantantes.
Pero, sin duda, las azafatas llegaron
a ser importantísimas en la historia del «Un, dos, tres...»
cuando
Ibáñez Serrador decidió
que quería contratar bailarinas y cantantes para que empezar a
incorporar números musicales en las subastas. Desde entonces, ya
no bastaba una cara bonita o una sonrisa espléndida para ser
secretaria del programa; se requería un talento y una formación
especiales; de ahí que desde la segunda mitad de 1983 del equipo
de azafatas de «Un, dos, tres...» salieran
importantísimas actrices y cantantes.
La
participación de las azafatas en el programa fue cada vez más
grande, por lo que no resulta
extraño que las chicas que fueron
secretarias en los años ochenta y noventa sean muy recordadas
por los espectadores. Cada semana aparecían en los televisores
de la mayoría de los hogares de España y con su simpatía se
ganaron el cariño de los que cada noche de viernes conectábamos
con el «Un, dos, tres...» para divertirnos.
Con ellas reímos con su simpatía,
lloramos en las despedidas de etapa, cantamos y bailamos en los
números musicales, vibramos en las eliminatorias o finales de
subasta, las echamos de menos cuando en alguna nueva etapa
causaron baja, sufrimos cuando tuvieron alguna lesión, nos
enamoramos aunque fuera platónicamente... En definitiva,
entraron a formar parte de nuestras vidas.
MAYRA, LA PRIMERA PRESENTADORA DE CONCURSOS
Pero, posiblemente, la mujer más relevante en la historia del «Un,
dos, tres...» fuera
Mayra Gómez Kemp, por lo
que significó para el propio programa y por lo que significó
para el resto de mujeres en el mundo de la televisión, a las que
abrió un importante camino.
Mayra comenzó como el “furgón de cola” del programa
en la segunda etapa, su papel no era ni siquiera de azafata;
hacía pequeños papeles en la subasta, y era conocida como la
“loquita de «Un, dos, tres...»”.
Aquel primer trabajo con
Narciso Ibáñez Serrador
le sirvió a Mayra para que Chicho pensara en ella como presentadora de «Un,
dos, tres...» en 1982; y no estaba entre los candidatos iniciales,
que eran tres varones. Fue la extraordinaria influencia que Chicho tenía
en TVE la que permitió que se aprobara la elección de una mujer como
presentadora del programa estrella de la parrilla.
Y nadie, salvo la propia Mayra, su marido,
Alberto Berco, y
Narciso Ibáñez Serrador,
confió en que triunfaría como presentadora de un formato como «Un,
dos, tres...», en el que había que ejercer de “trilero”
con los concursantes. Muchísimos profesionales del mundo de la
comunicación hablaron con Mayra para disuadirla de aceptar la
oferta, pero ella creía en sí misma y demostró que fue la mejor
opción para presentar la tercera etapa de «Un, dos,
tres...».
Con este éxito profesional, Mayra le abrió las puertas a muchas
mujeres para presentar grandes formatos de televisión, que
tradicionalmente habían estado reservados a hombres.
Mayra Gómez Kemp
le dio un aire diferente al programa, muy distinto al de
Kiko Ledgard. Al ser
mujer, y de una edad parecida al de las azafatas, la relación
con ellas fue muy cómplice, y con muchas de ellas, especialmente
con
Kim Manning, mantuvo una
íntima amistad.
Mayra demostró gracias a su profesionalidad que, a
pesar de lo que muchos podían pensar,
no sustituyó a nadie al frente del programa, sino que le
imprimió su propio sello y se ha convertido, por derecho propio,
no sólo en la mejor presentadora de «Un, dos, tres...»,
sino en la mejor presentadora de la historia de la televisión
española.
MIRIAM, UNA AUTÉNTICA “SHOWWOMAN”
Otra presentadora que tuvo «Un, dos,
tres...» fue
Miriam Díaz-Aroca;
cuando Chicho la llamó para hacerle la prueba, le mintió diciendo que
TVE le había sugerido que la contratara, pero que él no terminaba de
verlo claro. Lógicamente era una provocación para sacar lo mejor de
Miriam en el casting, y así se lo tomó ella, que fue superando
todas las pruebas que Chicho le iba pidiendo.
Miriam aportó frescura al programa; su
desparpajo contagiaba a todo el equipo y fascinó a
Chicho Ibáñez Serrador,
que supo aprovechar toda su versatilidad para que la demostrara en el
programa. Por eso, le hacía presentar, le dejaba reírse, equivocarse,
jugar con los concursantes, divertir al público, ser gamberra, hacer de
divertido payaso, etc.
En «Un, dos, tres...» también
recuperó su faceta de presentadora infantil, ya que en los programas
especiales de Navidad con niños asumía ella el papel de
Jordi Estadella,
conduciendo la subasta.
En «Un, dos, tres...» pudo
desarrollar su faceta de “showwoman”, que era una de las
cosas que más le divertía de trabajar en el concurso: cantar y bailar en
los números musicales.
LAS HERMANAS HURTADO
El mundo del humor ha sido una parcela en la que tradicionalmente ha
habido más hombres que mujeres dedicados a la comedia. No obstante, en
«Un, dos, tres…» la mujer siempre ha estado representada en el plantel
de cómicos del programa, aunque fuera minoritariamente.
A pesar de eso, las actrices que durante más tiempo estuvieron
trabajando en el concurso fueron
las hermanas Hurtado,
que comenzaron en 1982 como
“Tacañonas”
y continuaron en el programa ininterrumpidamente hasta 1994.
Para Paloma, Fernanda y Teresa ser fichadas para trabajar en
«Un, dos, tres…» fue un golpe de suerte, ya que a finales de los
años setenta y principios de los ochenta imperaba el destape y
ellas no habían querido participar en ese tipo de películas, con
lo que sus posibilidades de participar en rodajes habían quedado
muy limitadas.
Narciso Ibáñez Serrador
les dio la mejor oportunidad de su vida ofreciéndoles el papel
de “Tacañonas”, que ellas supieron representar a la perfección,
haciendo de contrapunto de otra mujer,
Mayra Gómez Kemp.
Chicho sabía que frente a Mayra debía poner a mujeres en la
“parte negativa” porque de esa manera podría escribir guiones de
enfrentamiento sin que resultaran violentos u ofensivos. Y lo
cierto es que el tándem fue un éxito, como lo demostró los
numerosos programas que
“las Hurtado”
compartieron con Mayra, en la parte negativa y positiva,
respectivamente.
Y como, ciertamente, eran muy buenas actrices y supieron
adaptarse al ritmo que
Chicho Ibáñez Serrador
imprimía en las grabaciones, consiguieron permanecer en el
programa a pesar de que Mayra fuera sustituida por
Jordi Estadella
y
Miriam Díaz-Aroca. En
las etapas de los años noventa pudimos presenciar diálogos
hilarantes de discusión entre Miriam y las azafatas y las
“Derrochonas”
y
“Tacañonas”;
posiblemente, de haber habido “Tacañones” no se hubiera visto
tan natural que llamaran, por ejemplo, a
Mayte Navarrete
“retaquillo gaditano”.
OTRAS ACTRICES CÓMICAS
Pero
“las Hurtado”
no fueron las únicas actrices cómicas que tuvo «Un, dos, tres…»; por la
subasta desfilaron muchas, como, por ejemplo, la propia
Mayra Gómez Kemp, que empezó
como tal en la segunda etapa del programa. Una de las más importantes
actrices que participó en el concurso y durante más tiempo fue
Beatriz Carvajal, con diversos
papeles con los que demostró su excelente vis cómica.
También participó en varias ocasiones como actriz
Luisa Armenteros, que
alcanzó amistad con
Mayra Gómez Kemp
y con
Narciso Ibáñez Serrador,
con quien trabajó en otros proyectos como
«Historias para no dormir»
o
«Mis terrores favoritos».
Aunque el papel que representaba
Fedra Lorente
pudiera ser calificado de sexista, lo cierto es que
“la Bombi”
también estaba cargado de ingenuidad y bondad, lo que hizo que se ganara
el cariño de todos los espectadores y que
Fedra Lorente
pudiera recorrer todo el país con galas y espectáculos.
Uno de los personajes cómicos que no perduró mucho tiempo en «Un, dos,
tres…», pero que causó mucho impacto, fue el de
“Charito Muchamarcha”,
interpretado por
Gabriela Acher, una actriz muy
activa con la causa feminista; de hecho, el personaje de
“Charito Muchamarcha”, que
siempre era expulsado del plató por Chicho, llega a llamarle en varias
ocasiones “machista”.
EL EQUIPO TÉCNICO
En el equipo técnico de «Un, dos, tres…» también nos encontramos
numerosas mujeres que aportaron su profesionalidad para que el programa
fuera un éxito semana tras semana. Sería imposible hacer un listado con
el nombre de todas y cada una de ellas, pero sí queremos destacar a
algunas de ellas.
En primer lugar, porque ya formaba del equipo desde la primera
etapa de «Un, dos, tres… responda otra vez» (1972-1973) hasta la
última en 2004, mencionaremos a la decoradora
Ana del Castillo, autora
de los maravillosos decorados que cada semana veíamos en la
subasta.
De vital importancia fue también
Paloma Cerezo, encargada
de la producción desde PROINTEL, que con su incalculable
dedicación al programa, organizaba todo sin que se le escapara
ningún detalle.
Terminamos nuestro repaso a las mujeres que formaron parte del
equipo técnico de «Un, dos, tres…» mencionando a
Marisa Paniagua, que
comenzó como ayudante de realización en los años noventa y acabó
figurando como directora y realizadora junto a Chicho en «Un,
dos, tres… ¡a leer esta vez!» (2004). Marisa fue, junto al
guionista
Carlos Muriana, la
autora del «Imprescindibles» dedicado a
Narciso Ibáñez Serrador,
y cuando lo presentaba para la prensa declaraba que “Chicho nos
enseñó a hacer televisión”; y debió ser una extraordinaria
discípula cuando Chicho, celoso de su trabajo, muy responsable
de todo lo que ocurría en plató y que nunca delegaba nada,
confiara en ella para compartir las tareas de dirección y
realización en la última etapa del concurso.
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