UN PROGRAMA “GAY FRIENDLY”
Aunque
Narciso Ibáñez Serrador
no era muy consciente cuando creó
«Un, dos, tres… responda otra vez»,
lo cierto es que estaba dando a luz un programa “gay friendly”. Ni era
consciente ni realmente era su intención; de hecho el programa llevaba
el sello de autor de Chicho, que desde su perspectiva de varón
heterosexual, incorporó a unas bellas señoritas que acompañaban al
presentador
Kiko Ledgard
en las tareas de conducción y que ponían el toque sexy y
picante al programa, pero muy sutil e ingenuamente.
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También es cierto que los años en que comenzó el «Un, dos, tres…» no
existía la sensibilidad social hacia el
colectivo LGTBI propia de la
actualidad, por lo que el
concurso estrella de TVE ni pudo ni pretendía ser un abanderado de la inclusión. Es
más, en los años setenta y ochenta, el «Un, dos, tres…» era concebido
como un programa familiar que congregaba frente al televisor a padres,
abuelos y niños, de modo que sus contenidos debían ser blancos y aptos
para todo tipo de públicos, fomentando los valores imperantes en
aquellos años, y ofreciendo a los espectadores entretenimiento con
ciertas dosis de cultura.
Pero de una forma natural, casi
inexplicablemente, al igual que el
festival de Eurovisión gusta mayoritariamente al público
homosexual, el caso es que los grandes fans de
«Un, dos, tres…»
son gays. Obviamente, durante sus años de emisión, el concurso
gozó de la simpatía del público mayoritario, jóvenes y adultos,
hombres y mujeres, heteros y homosexuales, pero los verdaderos
seguidores del programa y los que siguen compartiendo y
coleccionando material del «Un, dos, tres…» somos en gran
porcentaje homosexuales. Algo veríamos en aquel programa
inocente cuando éramos niños que a día de hoy, siendo adultos de
cuarenta y cincuenta años, sigue fascinándonos.
AZAFATAS, BAILARINAS Y NÚMEROS MUSICALES
Y, como indicábamos al comienzo, no
pudo ser su contenido, ya que el programa tenía la impronta de
Chicho Ibáñez Serrador,
que en ningún momento quiso dar visibilidad a lo gay en una TVE
y para una sociedad española que, posiblemente, aún no estaba
preparada para ello. Pero lo cierto y verdad es que
progresivamente
«Un, dos, tres…»
fue incorporando elementos y contenidos que fueron llamando la
atención de unos niños que quizás aún no tenían muy clara su
sexualidad, pero que se quedaron fascinados viendo, por ejemplo,
a las nuevas azafatas de 1983 bailando con sus maillots y sus
calentadores.
Posiblemente a muchos se les
despertara, como si de Billy Elliot se tratara, la vocación de
bailarines viendo los
números musicales
del programa, que progresivamente fueron incorporándose a la
subasta hasta convertirse en un elemento fundamental y casi
imprescindible.
Los números musicales del «Un, dos,
tres…», basados en su mayoría en clásicas comedias musicales, en
ocasiones tomaron sus bases de espectáculos de contenido
claramente LGTBI, como
«La jaula de las locas»
(«La Cage aux folles»), cuyo tema
“We are what
we are” sirvió
como base de los números musicales con los que se presentaron
las azafatas de las etapas séptima y octava.
Más explícito fue el número del
programa dedicado a
“Drácula”
(16 de enero de 2004) en el que se jugó con la ambigüedad y un
vampiro muy glamouroso salía del ataúd (en evidente alusión al
“armario”).
En otras ocasiones, los números
musicales utilizaron la condición sexual de sus protagonistas
para hacer comedia, como ocurrió con el de
las heroínas
de Shakespeare (que fue
utilizado tanto en 1985 como en 1993); o el de
la “viril”
guardia pretoriana de Calígula,
en el que Jordi Estadella, Arévalo y Manolo Royo interpretaron a
tres divertidos “mariquitas” que vigilaban la retaguardia del
emperador.
Del mismo tenor fue el número musical
en el que Marta de Pablo hacía de
bella
durmiente pero ningún
príncipe azul podía despertarla ni lograr lo que ella pretendía
en la cama.
PERSONAJES CÓMICOS
No faltaron tampoco los personajes
cómicos clara y abiertamente homosexuales. Destaca, en este
sentido, de una forma especial el de
Juan de la Cosa
(Ángel Garó), que precisamente por no mencionar su tendencia
sexual fue el personaje que más ayudó a normalizar y dar
visibilidad a los gays en «Un, dos, tres…»; Juan de la Cosa era
homosexual, no era un “machote” como su hermano
Pepe Itárburi,
pero el público le adoraba por su sensibilidad e ingenuidad, a
pesar de que resultó un tanto travieso y acabó agrediendo a su
hermano y su abuela.
Arévalo
fue otro de los humoristas que interpretó a muchísimos personajes
homosexuales, que eran amigos de Moncho, otro gay que nunca salió en
pantalla.
Por su parte,
Raúl Sénder
fue uno de los cómicos que más números de transformismo hizo en «Un,
dos, tres...», haciendo personajes de mujer en la subasta,
destacando, por ejemplo, el de
“Moyra”, la
hermana gemela de Mayra, o el de la
“putonisa”.
También en «Un, dos, tres...» fue la primera vez que
se utilizó el lenguaje inclusivo, con el
“cocinere”
del programa dedicado a la gastronomía navideña (28 de diciembre
de 1987).
La mayoría de las veces los números cómicos fueron amables y
divertidos pero en algunas ocasiones fueron más ofensivos o
recurriendo a tópicos, como la enfermedad del SIDA vinculada a
la homosexualidad, como ocurrió en el sketck del
programa dedicado a “Carmen” (31 de enero de 1986).
Quizás situados en el contexto social de los ochenta, los
chistes de “mariquitas” no fueran concebidos de
forma ofensiva, pero en la última etapa, emitida en 2004, hubo un
número cómico protagonizado por
Ruth Arteaga
en el que unos policías británicos “salían del armario”,
y que en el contexto de comienzos del siglo XXI se consideró más
inapropiado.
INVITADOS ILUSTRES
Dentro del apartado de invitados
ilustres que dieron visibilidad al colectivo homosexual,
destacamos al actor y cómico
Moncho Borrajo,
que cada vez que intervino en «Un, dos, tres...» lo
hizo con muchísima libertad y sentido del humor, destacando
especialmente la actuación en el programa dedicado al mundo del
espectáculo (21 de marzo de 1986), en el que consiguió que Mayra
se desternillara de risa con sus ocurrencias, aunque también
tuvo gran éxito en el primer programa de la séptima etapa (13 de
septiembre de 1991) y en el programa especial dedicado a las
revistas del corazón (29 de marzo de 1985), en el que concursó
junto a la ventrílocua
Mari Carmen,
con la que consiguió llegar a la subasta.
Una de las transexuales más icónicas
de España,
Bibi Andersen,
también intervino varias veces en «Un, dos, tres...»,
como concursante en el programa dedicado a las revistas del
corazón (17 de febrero de 1984) y como artista invitada en el
programa dedicado al gimnasio (18 de mayo de 1987).
Otro icono del mundo homosexual,
Alaska,
también participó en «Un, dos, tres...», como
concursante haciendo una pareja casi imposible con el Fary.
Y no podemos olvidar a otro icono gay
que estuvo vinculada al «Un, dos, tres...» en la octava etapa
(1992-1993) ya que Chicho Ibáñez Serrador la contrató para
atraer al público joven; nos referimos a
Gloria Trevi,
que en ninguna de sus actuaciones en el programa dejó
indiferente al público.
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