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Curiosidades y anécdotas

Cosas divertidas o interesantes relacionadas
con «Un, dos, tres...» que quizás no conocías

 

 

 

La octava etapa: nostalgia, “saldos” y refritos

 

Que la octava etapa de «Un dos, tres...» (1992-1993) fue nostálgica lo demuestra el hecho de que se reincorporaran al equipo de humoristas actores que habían triunfado en la etapas de los años 80, como Raúl Sénder y Fedra Lorente, además de “Las Hurtado” y Paco Arévalo, ya presentes en la séptima etapa.

 

«Un, dos, tres...» - 1992

La recuperación de Sénder y Fedra para las subastas de «Un, dos, tres...» posiblemente vino motivada por la oleada nostálgica que invadió el programa al final de la etapa anterior con la celebración del veinte aniversario del programa. Chicho Ibáñez Serrador se dio cuenta del enorme cariño que el público aún sentía por los antiguos cómicos del programa y decidió reincorporarlos en la nueva temporada.

 

 

Además, mucho de los sketches de Raúl Sénder en esta etapa fueron remakes de actuaciones que ya había realizado en «Un, dos, tres...» en anteriores etapas, aunque con algunas adaptaciones y cambios para actualizarlos.

 

«Un, dos, tres...» - 1992

  

 

La octava también fue una etapa de “saldos”; con este término, el equipo de «Un, dos, tres...» designaba a aquellas actuaciones y números musicales que se habían grabado en su momento, pero nunca habían sido emitidos; por eso, se utilizaba el programa dedicado a los saldos y rebajas (8 de enero de 1993) para ponerlos en pantalla. Gracias a ese programa pudimos ver un sensual número musical protagonizado por María Abradelo y Carolina Rodríguez, en el que ejercían de bailarinas de un “peep show”; este número fue grabado originalmente para ser emitido durante el programa dedicado a la sexología (22 de noviembre de 1991), pero por falta de tiempo fue descartado del montaje final. También en este programa vimos una actuación que habían grabado las chicas de Playboy cuando visitaron el «Un, dos, tres...» al comienzo de la octava etapa, y que Chicho tenía en la recámara para emitir cuando considerara oportuno. El tercer “saldo” de este programa fue una actuación de María Conchita Alonso que no vimos en el programa dedicado a la prensa (17 de enero de 1992).

 

Fue también una etapa de refritos, en la que vimos algunas actuaciones que ya habían sido emitidas en etapas anteriores, como la de Ozores representando “Hamlet” en el programa dedicado a Shakespeare (11 de junio de 1993), que en realidad era la actuación del programa de la quinta etapa. O el programa dedicado a los musicales (12 de marzo de 1993), en el que volvimos a ver números musicales de anteriores etapas, como el recordadísimo “Chorus line”, “La oficina siniestra” o “La guardia pretoriana de Calígula”, entre otros.

 

«Un, dos, tres...» - 1993

 

 

Otro programa en el que pudimos ver fragmentos de números musicales de anteriores etapas fue el dedicado a Egipto (22 de enero de 1993), en el que Marta de Pablo y Carolina Rodríguez realizaron dos números musicales que previamente habían ejecutado Silvia Marsó y Naomi Unwin en etapas anteriores; Chicho fue mezclando imágenes de la nueva realización del número con las antiguas.

 

«Un, dos, tres...» - 1992

 

 

Pero además la octava etapa tuvo novedades e innovaciones, como la introducción de Gloria Trevi y sus eléctricas actuaciones, o del personaje de “Juanillo Lolailo”.

 

Gloria Trevi - «Un, dos, tres...» (1992)

 

  

 

 

Una carta con diez motivos

 

Luis Larrodera, antes de ser conocido a nivel nacional, había entrevistado a Narciso Ibáñez Serrador en su programa «Que viene el lobo», de la televisión de Aragón. Una de las preguntas directas que le soltó fue que, en caso de una vuelta de «Un, dos, tres...», si él podría presentarlo. Chicho contestó con un rotundo “no”, que luego suavizó señalando que no se lo tomara como algo personal, sino en el sentido de que el programa no se volvería a realizar.

 

Cuando en 2003 saltó la noticia de que el «Un, dos, tres...» volvería a las pantallas, Luis no se lo pensó dos veces y escribió una carta con los 10 motivos por los que él sería el perfecto presentador de la nueva etapa, acompañada por un vídeo con su trayectoria profesional, en el que se veían fragmentos de la entrevista a Chicho.

 

«Un, dos, tres... ¡a leer esta vez!» - 2004

 

 

Cuando el maestro vio el ingenio de Luis Larrodera no dudó ni un solo instante en ficharlo, descartando otros nombres más conocidos y que eran firmes candidatos a presentar «Un, dos, tres... ¡a leer esta vez!».

 

  

 

 

El camerino de Luis Roderas

 

En el camerino de Luis Roderas podíamos encontrar el libro sobre el que giraba cada uno de los programas de «Un, dos, tres... ¡a leer esta vez!». Durante las 19 semanas que duró el programa Luis no leyó otra cosa, ya que consideraba ilógico e irresponsable que el presentador no leyera las novelas a las que estaba dedicado cada programa.

 

Además podíamos encontrar un par de vacas de peluche, ya que le encantaban, y un pequeño elefantito. Y, por supuesto, una cinta morada con una medalla de la Virgen del Pilar, que siempre colocaba en su mano derecha antes de comenzar cada programa.

 

«Un, dos, tres... ¡a leer esta vez!» - 2004

 

  

 

 

Evolución en el vestuario

 

A lo largo de los 19 programas que tuvo «Un, dos, tres... ¡a leer esta vez!» fuimos viendo una clara evolución en el vestuario de Luis Roderas. Al comienzo fue él quien decidía los colores de su traje, camisa y corbatas, y optó por unos tonos oscuros.

 

Luis Roderas - «Un, dos, tres... ¡a leer esta vez!» (2004)

 

  

Pero pronto se vio que esos tonos no eran los más idóneos para sus facciones, demasiado marcadas, y los responsables de vestuario de TVE decidieron utilizar con él colores claros y pastel.

 

Luis Roderas - «Un, dos, tres... ¡a leer esta vez!» (2004)

 

  

Y en los dos últimas programas, Luis lució un vestuario más desenfadado prescindiendo de la corbata.

 

«Un, dos, tres... ¡a leer esta vez!» - 2004

 

  

 

 

Enamorado de una azafata

 

Aunque alguna revista del corazón de la época propagó el rumor de que Luis Roderas tenía una relación con Raquel Oliván, publicando unas fotos en las que se les veía juntos en una discoteca, lo cierto es que esas imágenes no revelaban más que una buena relación de compañeros y amigos que comparten una copa después del trabajo.

 

 

 

La azafata que realmente conquistó el corazón de Luis fue Laura de la Calle, con la que acabó casándose unos años después.

 

«Un, dos, tres... ¡a leer esta vez!» - 2004

 

  

 

 

Vanessa, la niña de cristal

 

Laura de la Calle era muy amiga de Vanessa Jiménez, conocida como “la niña de cristal” por la enfermedad que tenía en sus huesos, que provocaba que fueran especialmente frágiles.

 

Luis tuvo la oportunidad de conocerla y celebrar con ella su cumpleaños, aprovechando la ocasión para invitarla al plató a que asistiera a una de las grabaciones de «Un, dos, tres... ¡a leer esta vez!».

 

          «Un, dos, tres... ¡a leer esta vez!» - 2004

 

 

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