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Curiosidades y anécdotas

Cosas divertidas o interesantes relacionadas
con «Un, dos, tres...» que quizás no conocías

 

 

 

Una petición absurda de los extras

 

En 1976, a través del organismo oficial de representación del colectivo de figurantes, le llegó a Narciso Ibáñez Serrador una petición descabellada; pretendían que todo el público asistente en el plató estuviera integrado por ellos.

 

Lógicamente, Chicho se negó en rotundo, ya que no le cabía en la cabeza que el público pudiera ser falso, fingido e integrado por profesionales, ya que le restaría frescura al programa.

 

«Un, dos, tres... responda otra vez» - 1976

 

  

 

    

Unos concursantes indignados

 

En el programa dedicado a la arqueología (4 de mayo de 1987), los concursantes que pasaron a la subasta fueron José María y Elena, padre e hija.

 

El premio que ganaron al final de la subasta fue dos metros cuadrados de tierra en el cementerio que ellos eligieran. Cuando el programa quiso entregarles su premio, se encontraron que no podían ofrecerles exactamente los dos metros cuadrados en el cementerio designado durante la emisión, que era el de Bilbao. Los concursantes impugnaron el premio por incumplimiento de contrato y consiguieron que el programa les tuviera que pagar otro de los premios que se habían ofrecido durante la subasta.

 

«Un, dos, tres...» - 1987

 

  

 

 

La oficina siniestra de “La codorniz”

 

En 1994 Chicho Ibáñez Serrador fue demandado por el dibujante Pablo San José por haber utilizado el título de “La oficina siniestra” en «Un, dos, tres...», sin hacer referencia a su autoría.

 

Lo surrealista de la situación fue que la demanda se interpuso a raíz de la repetición del número musical del programa dedicado a la burocracia, en el programa dedicado a los mejores musicales de la historia del concurso (12 de marzo de 1993), cuando en la emisión original de 1986 Mayra Gómez Kemp sí hizo referencia a la revista “La codorniz”, donde aparecía “la oficina siniestra”.

 

Kim Manning reapareció en «Un, dos, tres...»
en el programa dedicado a los musicales tras
la emisión del número de “La oficina siniestra”

Kim Manning - «Un, dos, tres...» (1985)

 

  

 

 

Chicho acusado de cobrar dos veces o “Cómo se asesina a un hombre”

 

En 1982 Narciso Ibáñez Serrador se tuvo que enfrentar a la grave acusación que el director de un periódico le lanzó de cobrar dos veces por la realización de «Un, dos, tres...». Terriblemente afectado, Chicho tuvo que convocar una rueda de prensa en la que aclaró todo.

 

Además escribió un artículo titulado “Cómo se asesina a un hombre”, que reproducimos por su interés:

 

Pasado inmediato, futuro de Televisión Española y campaña de injurias. Me piden que opine sobre estos tres puntos, pero permítanme centrarme en sólo uno de ellos, el último, ya que hoy es el que me hiere directamente.

 

Hace unos días un periódico madrileño publicaba una fotografía mía, elegida con gesto sonriente, para que resultase más hipócrita. Sobre ella, la palabra “Corrupción” con la tipografía más grande de sus talleres. Bajo ese título y esa foto una montaña de embustes, falsificaciones, tergiversaciones que no tenían ni siquiera el valor de ser originales, ya que fueron copiadas, “corregidas” y aumentadas de una revista de confuso origen y circulación. Días después, dos revistas del corazón, apoyándose en todo lo publicado, se hacían eco de la noticia, pero eso ya es más comprensible.

 

«Un, dos, tres...» - 1982

  

 

«Un, dos, tres...» - 1982

Me pregunto si el director del periódico, que prestó a las infamias de un pasquín su artillería pesada, tendrá suficiente imaginación para comprender lo que se produce en el interior de un hombre el día que su hija, de cinco años, vuelve del colegio y le pregunta: “Papá, ¿por qué han dicho que eres un ladrón?”. Me pregunto si es capaz de comprender lo que siente un hombre a quien su mujer le dice que no se atreve a ir al mercado porque se siente mirada, acusada.

Chicho sostiene en brazos a su hija Pepa

 

 

Nunca respondí a críticas hechas a mi trabajo porque ése es el riesgo de mi profesión, pero como lo publicado poco tiene que ver con una crítica, sino que va más allá del insulto y la calumnia, decidí convocar una rueda de prensa (...). Ante periodistas, corresponsales, agencias de noticias, expuse mi trayectoria al frente de Prointel —la “corrupta” sociedad que presido desde hace doce años—, los motivos por los que se había firmado el contrato con Televisión Española para producir «Un, dos, tres...», di los nombres de quienes lo firmaron e intervinieron en su redacción y visto bueno (...). Facilité toda clase de cifras, expuse estados de cuentas, hice que contables  de Prointel pusiesen a disposición de los periódicos datos, saldos bancarios y libros de contabilidad, para demostrar con documentos, no con palabras, que los datos que se publicaron o son falsos o están tergiversados y que, además, se cuidó de no señalar que mi sueldo como realizador-director es de 150.000 pesetas y el beneficio industrial de mi empresa sólo un porcentaje sobre este “tremendo” presupuesto de 4.626.000. Se dijo que Prointel cobraba sin aportar nada, cuando, salvo los decorados, contrata y abona absolutamente todo lo que se ve en pantalla, al tiempo que organiza y gestiona lo que necesita esa tremendamente complicada hora y media de los viernes. En cuanto a que el programa se “paga doble” no es una acusación, ni siquiera una infamia, es una soberana estupidez, ya que sin un programa se “pagase doble” los periódicos no publicarían una acusación, sino la lista de personas encarceladas por robo. (...). Lo que precisamente le da «Un, dos, tres...» a Televisión son unos descomunales beneficios. «Un, dos, tres...» es de los escasos programas que genera publicidad “interna” —dos millones por programa paga la Seat—, y si se hubiese puesto en marcha debidamente su comercialización —juguetes, banderines, llaveros, etc.— sería uno de los pocos programas que le saldrían “gratis” a Televisión Española. A eso hay que sumarle, por supuesto, los cientos de millones de beneficio que produce, ya que la gran popularidad del programa hace que los anunciantes se vuelquen en él.

 

«Un, dos, tres...» - 1982

  

 

¿Dónde está la corrupción, dónde el escándalo, dónde el dinero derrochado? (...).

 

En cuanto a los beneficios de Prointel, el Banco del Noroeste puede certificar que hoy la cuenta de la empresa está en números rojos por más de tres millones, ya que Televisión Española adeuda a Prointel 27.960.000 pesetas, a pesar de que, según contrato, debe abonar quincenalmente la producción de los programas, pero la burocracia es lenta. (...). Además de todo esto, en otra de las cláusulas del contrato Televisión Española se arroga el derecho a fiscalizar toda la contabilidad, contratos y facturación de Prointel. ¿Dónde se esconden entonces las “estafas”, el “el derroche”, el “descontrol” por parte de TVE?

 

Cuando finalizó la rueda de prensa me ofrecí a responder a cualquier pregunta que quisieran formularme sobre la presunta “corrupción” o sobre “los millones que se embolsa Prointel”. Entonces vino mi asombro: nadie preguntó nada. Todo se había aclarado. Las acusaciones se derrumbaron como lo que eran: simples bulos o suposiciones. Incluso se me acercaron casi todos los periodistas asistentes a decirme que lo publicado “había sido una infamia”, que “les avergonzaba como profesionales” y que “aquello no era Periodismo, sino vómito”. Hasta la propia redactora que había enviado ese periódico me dijo literalmente: “Perdón, Chicho, sólo puedo decirte eso: perdón. Quien debería haber estado presente era mi director. Perdón otra vez”. Le agradecí su honestidad. Pero no pude menos de volver a preguntarme por qué se había publicado aquella infamia. ¿Vendieron aquel día, gracias a mí, algunos miles más de ejemplares? (...) ¿Pensó su director, al menos por un segundo, que al publicarlo estaba haciendo algo que sólo puede ser calificado como “terrorismo impreso”?

 

«Un, dos, tres...» - 1982

  

 

Tal vez aquella mañana se vendieron más ejemplares, pero no creo que justificasen la destrucción —tal vez la ruina— de Prointel, una empresa que hemos ido acreditando a través de doce años de duro trabajo, una empresa para la que es imprescindible tener una imagen intachable, ya que de ese prestigio y de esa honorabilidad vive. (...).

 

Gracias a Eugenio Nasarre, director general de Radio Televisión Española, por manifestarme personalmente su confianza y su apoyo; al presidente de la Sociedad General de Autores, a directores de emisoras de radio, a directivos de Televisión Española, a presidentes y ejecutivos de todas las empresas para que las que Prointel trabaja desde hace años; a colegas, a compañeros de plató y hasta a desconocidos que me han escrito para testimoniar su indignación y, sobretodo, gracias a los muchos periodistas por la confianza y las palabras de ánimo y afecto que me han hecho llegar.

 

  

 

 

Ruperta y Naranjito

 

Cuando en 1979 el Comité Organizador del Mundial de Fútbol España’82 anunció que la mascota del evento deportivo sería Naranjito, saltó la polémica. Sus creadores, José María Martín y Lola Salto, se llevaron una gran alegría por la elección, pero no todo fue felicidad, ya que recuerdan que Chicho Ibáñez Serrador les amenazó con meterles un puro de no te menees por plagio de la calabaza Ruperta; y José Luis Moro, creador de Ruperta, declaró que “contra los autores del trabajo no tengo absolutamente nada y se merecen todos los respetos; es el clásico dibujo de estudiantes de EGB; es sospechosamente similar a Ruperta”. 

 

 

 

Sin embargo, finalmente el asunto no llegó a los tribunales y Naranjito —aunque razonablemente parecido a nuestra querida Ruperta— pudo ser la mascota del Mundial de Fútbol España’82.

 

  

 

 

El trío Acuario

 

El primer grupo musical que salió de las filas de «Un, dos, tres...» fue un trío formado por las dos azafatas que ejercían la labor de escolta de Kiko Ledgard al comienzo del programa, María Durán y Beatriz Escudero, y una chica que representaba pequeños papeles cómicos durante la subasta, Mayra Gómez Kemp.

 

«Un, dos, tres... responda otra vez» - 1976

          

Mayra Gómez Kemp - «Un, dos, tres... responda otra vez» (1976)

 

 

El “Trío Acuario”, que es como se hacían llamar, tuvo dos grandes éxitos, “Rema, rema, marinero“ y “Eso es el amor”, que les permitió aparecer en muchísimos programas de televisión y realizar galas por toda España.

 

A Mayra Gómez Kemp la contrataron como presentadora de televisión y decidió centrarse en su carrera de periodista, por lo que abandonó el trío, siendo sustituida por otra chica.

El trío Acuario

María Durán, de amarillo; Mayra Gómez Kemp,
de negro; Beatriz Escudero, de azul
 

 

  

 

 

Quarzo

 

En la sexta etapa de «Un, dos, tres...» (1987-1988), además de Kim Manning, hubo otras dos azafatas extranjeras, Beverly Rolls y Jenny Hill.

 

«Un, dos, tres...» - 1987

 

 

Beverly y Jenny formaron junto a sus respectivos novios, Javier y Fernando, otros dos bailarines de televisión, un grupo musical llamado “Quarzo”.

 

 

  

 

 

Ahora

 

Aunque en puridad el grupo “Ahora” no estaba formado por chicas del «Un, dos, tres...» ni se constituyó estando en emisión el concurso, lo nombramos aquí porque una de sus miembros fue Lucy Lovick. Las otras tres chicas eran Laura García, Diana Wrana y Mónica Pérez, bailarina de «El semáforo».

 

Grabaron un disco y su single más sonado fue “Yo pongo las reglas”.

 

 

 

 

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