Emoción por la primera despedida y afonía en la segunda

Media hora antes de grabar el último programa de la primera etapa de «Un, dos, tres... responda otra vez», Kiko Ledgard se paseaba nervioso por el plató. A pesar de que él era un hombre de mente ágil y facilidad de palabra, se equivocó varias veces en el diálogo inicial, y hubo que cortar la grabación.

Kiko pidió disculpas a los compañeros y al público presente en el plató: “En mi vida, y conste que llevo veinte años dedicado a presentar programas de televisión, había pasado un rato tan amargo. Nunca me había sentido tan identificado con un programa, ni le había tomado tanto cariño como a éste. Me ha faltado poco para llorar como un niño”.

Lo que provocó la suspensión momentánea de la grabación del último programa de la segunda etapa de «Un, dos, tres... responda otra vez» fue que Kiko Ledgard se quedó sin voz a mitad del programa; a pesar de que todo el público le ofrecía todo tipo de pastillas, al final hubo que recurrir al médico de TVE, que le solucionó el problema con un spray a base de hidrocortisona.

Sorpresas para Chicho

En el último programa de la quinta etapa de «Un, dos, tres...», el equipo quiso hacerle una sorpresa a Narciso Ibáñez Serrador, y para ello cuando Chicho entró en el plató, apagaron todas las luces, y todos (cámaras, eléctricos, carpinteros, actores, señoras de la limpieza...) encendieron unas bengalas. Querían dar a entender que no se trataba únicamente de un programa de televisión, sino de una familia, en la que todos sentían un gran cariño por todos, y había una gran tristeza de que el programa terminase.

En el último programa de la sexta etapa, Nina cogió una guitarra y cantó una canción para Chicho en agradecimiento por todos los meses que habían trabajado juntos. Tras la canción, Chicho y Nina se fundieron en un cariñoso abrazo.

Hasta las tantas de la madrugada

La grabación del último programa de la séptima etapa de «Un, dos, tres...» fue muy emotiva porque en ella se reunieron muchos de los que habían formado parte del equipo a lo largo de sus veinte años de historia.

Pero entre reencuentros, felicitaciones, posados para la prensa y tartas de cumpleaños, la grabación se prolongó hasta altas horas de la madrugada (mucho más que de ordinario, que ya de por sí la grabación se alargaba bastante).

Despedida y cierre anunciada sobre la marcha

A diferencia de lo que había ocurrido en todas las etapas de «Un, dos, tres...», en las que Ibáñez Serrador había señalado el día para su finalización y pudo preparar programas especiales de despedida, en «Un, dos, tres... ¡a leer esta vez!», cuando estaban grabando el programa “La Pimpinela Escarlata”, les comunicaron que la semana siguiente ya no habría programa.

Estando preparados el decorado y el vestuario del programa siguiente, que iba a estar dedicado a “Las minas del Rey Salomón”, Chicho se ofreció a realizarlo gratuitamente, pero TVE se negó, por lo que los espectadores nos quedamos sin una despedida oficial del concurso.

Azafatas bailarinas en otros programas

A lo largo de su historia, por «Un, dos, tres...» han pasado multitud de azafatas que eran maravillosas bailarinas. Lo demostraban en los propios números musicales del programa, pero también en otros programas donde recalaron después de su paso por «Un, dos, tres...».

Por ejemplo, Anabel Sobesobo, que en el programa ejerció de azafata bajo el nombre de Belén Ledesma en 1991 y 1992, ha participado en infinidad de ballets de programas de televisión de todas las cadenas.

La británica Lucy Lovick fue otra de las azafatas que participó en muchísimos programas como bailarina; no sólo de la televisión española, sino también en otros países como Italia.

Uno de los programas donde recaló Lucy, esta vez de TVE, fue «El semáforo», de cuya ballet también formó parte otra azafata, Nieves Aparicio, además de multitud de bailarinas y bailarines de «Un, dos, tres...», como Esther Sánchez (que en 2004 fue azafata), Alicia Sánchez, Beatriz Ros, Sebastián Nin, Óscar Nogales, Juan Solano, etc. No en vano, la coreógrafa era otra azafata del programa: Carolina Rodríguez.

Esther Sánchez también formó parte del ballet de «Crónicas marcianas» en su primera temporada.

Pero que estas chicas intervinieran en los ballets de otros programas de televisión tiene su lógica, porque ellas eran bailarinas y como tales habían sido fichadas para «Un, dos, tres...». Pero resulta que también hubo azafatas de las etapas primera y segunda que formaron parte de ballets de televisión, porque a pesar de que ellas en «Un, dos, tres... responda otra vez» no bailaban, tenían su carrera de danza.