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Declaraciones de
Mayra Gómez Kemp |
Sobre su vuelta al programa:
“Vuelvo porque Chicho me ha llamado”.
Sobre su alegría por volver a la pequeña pantalla:
“Lógicamente estoy contenta de volver con el programa, sobretodo porque ahora, al no tener programa radiofónico por las mañanas, estaré mucho más fresca y descansada que en la última temporada”.
Sobre su cansancio del programa:
“No estoy cansada del programa; la verdad es que cuando terminas una etapa, de cualquier programa, arrastras un cansancio lógico. Sobretodo yo, que también trabajo en la radio. Pero jamás dije que estaba cansada del programa”.
Sobre su temor a quemarse:
“Yo creo que se quema el que no trabaja. No estoy de acuerdo con el que inventó eso de quemarse. Te pongo un ejemplo: mi mejor amiga hace ocho años que lo es; ¿está quemada? ¿Tú crees que debería cambiarla? Cuando pasen los años lo será mucho más”.
Sobre cómo ve ella la nueva etapa:
“Yo pienso que es muy positiva para todos, pero la verdad es que no tengo la menor idea de cómo se va a desarrollar. Yo soy una mandada y a mí Chicho solamente me dice lo que va a haber minutos antes de grabar cada programa”.
Sobre lo que le aporta el «Un, dos, tres...»:
“Profesionalmente, el programa me da muchas cosas. No es ya la labor de presentar, tienes que improvisar mucho, hacer entrevistas... Además, trabajar con Chicho y con todo el equipo es una gozada porque aprendes muchísimo”.
Sobre la evolución del «Un, dos, tres...»:
“Cuando yo empecé las chicas no cantaban ni bailaban; ahora, además de ser monas y de saber hablar, tienen que actuar bien, porque el programa se ha decantado más hacia el espectáculo. Hay muchas más música, variedad; la importancia de los cómicos se ha hecho más grande. Y cada etapa ha tenido un cómico que ha conseguido un “boom” de gran impacto. El programa a través de los años ha ganado en premios, espectáculos, popularidad. Y yo, dentro de él, me he ido acoplando a los cambios con alegría. El secreto de esta armoniosa evolución es, sin duda, que formamos un equipo muy coordinado, muy unido: somos los mismos y cambiamos sin parar”.
Sobre Chicho Ibáñez Serrador:
“Chicho es un gran profesional, me encanta la intuición que tiene. He encontrado en él un jefe que no se comporta como tal. No es nada machista y nunca ha sido paternal. Nunca ha hecho concesiones porque yo sea una mujer. Nunca me cansaría de trabajar con él. Jamás. Es el mejor, el que más vale de toda la televisión”.
Sobre Chicho Ibáñez Serrador:
“Nosotros le llamamos “el amo del castillo”, porque es una persona que lo controla todo y tiene buenas dotes de mando. Aparte del día de grabación (que es el martes), yo me reúno con él todos los domingos por la tarde para revisar el guión de los diálogos y estudiar las respuestas que yo daré a los humoristas. Todo, absolutamente todo, lo escribe Chicho, a excepción de lo que dice Ozores, que es el único que improvisa por su cuenta”.
Sobre su compenetración con Chicho:
“Es una compenetración humana y laboral, muy gratificante. Entre él y yo nunca ha habido ni hay ningún problema. Incluso llegamos a ser telepáticos. Quizás sea producto del tiempo y de la gran confianza mutua que se ha ido creando entre nosotros. Yo confío en su guión a ciegas, y del mismo modo él, cuando me entrega el guión, sabe que yo me hago responsable”.
Sobre su rutina:
“El día antes de grabar me encierro en una habitación a estudiar. El domingo suelen entregarme un guión bastante voluminoso y un dossier sobre el tema. El primero contiene todos los diálogos del programa y las preguntas, y el segundo información básica sobre cada uno de los temas que han ido desfilando, porque si aquella semana hablamos de la antigua Grecia, de la comedia musical o de gastronomía, yo he de saber de qué estoy hablando. El domingo me lo leo por encima; es el lunes cuando me encierro a estudiar; porque son muchas cosas: cinco guiones de los actores, mi diálogo con las Hurtado, con todos los cómicos. Imagínate que cambio las frases que dan pie a sus chistes; sería espantoso. Tengo que tener sumo cuidado. he de saber qué hay en cada regalo, saber qué cantidad puedo ofrecer en cada caso...”.
Sobre su extraordinaria memoria:
“Desde pequeñita tengo muy buena memoria fotográfica. Llevo once años en televisión haciendo programas semanales y eso es un gran ejercicio para memorizar. Yo no creo que sea un mérito, más bien pienso que fueron papá y mamá, pues que entre los genes y los cromosomas cayó ése”.
Sobre la gran carga de trabajo que tiene:
“Si me pongo a pensar las horas que trabajo al día, me retiro. Así que no voy a hacer un cálculo. Gracias a que el «Un, dos, tres...» sólo dura seis meses, porque, si no, no hay cuerpo que lo aguante. No podría. La vez que duró más de seis meses yo terminé de psiquiatra. Apenas me queda tiempo libre para mí, para los míos”.
Sobre las grabaciones:
“Los días de grabación son durísimos. Los empezamos por la mañana temprano y terminamos por la noche. Yo me tiro doce y catorce horas seguidas de pie, sin poder sentarme ni un minuto”.
Sobre el día de grabación:
“Yo llego a TVE sobre las diez de la mañana. Entonces hacemos un ensayo general. Se prueba todo, como su ya estuviésemos grabando. Se hace la eliminatoria, la mecánica del juego, y una vez probado se lleva ante notario. Después sólo queda tiempo para comer algo deprisa y corriendo, porque a las tres y media tengo que estar lista para comenzar, y antes he de pasar por maquillaje. A las cuatro, con el público en el estudio, ya todo está preparado para iniciar el programa. Entonces todo transcurre con una velocidad de vértigo. Se me olvidaba contar que antes de comer paso siempre por el control de vídeo para ver la panorámica que tendrá el programa y me hago una composición general para que nada me pille por sorpresa: qué chicas me traerán el regalo, qué tengo que decir en cada momento. Es el último repaso”.
Sobre su risa:
“Si algo de lo que dicen los humoristas no me hace gracia no me río y ya está. Muchas veces Chicho ha tenido que cambiar el plano y no enfocarme a mí porque estaba seria como un palo. Yo no puedo reírme sin ganas. Mis carcajadas son siempre sinceras”.
Sobre los concursantes que no ganan un buen regalo:
“Algunos de ellos se echan a llorar y no hay forma de consolarles. Pero, ya se sabe, un juego es un juego”.
Sobre las cartas que recibe:
“Como no puedo atenderlas todas se las paso a mi secretaria. Entre tanta cantidad las hay de todo tipo: de queja, de agradecimiento, consultorio sentimental, peticiones variadas... y, sí, también hay proposiciones deshonestas. Hay algunas que me enternecen muchísimo porque a lo mejor me dan las gracias por haber pronunciado el nombre de su ciudad o su provincia. Y me dicem que soy la única persona que me acuerdo de ellos. Pero hay también mucha gente que van de despistados por la vida; un día estaba en un café con una amiga y oigo que una mujer le dice a otra: “Oye, ¿esa no es Mayra Gómez Bur?””.
Sobre el éxito de esta etapa:
“Es un triunfo de todos, pero, indudablemente, es un triunfo de Chicho, porque él es el creador del concurso y vive entregado al «Un, dos, tres...» en cuerpo y alma”.
Sobre el infarto de Juanito Navarro:
“Estoy muy apenada. Conozco a Juanito desde hace muchísimos años. Siempre ha sido un excelente compañero y un señor encantador. Espero que se recupere totalmente, ya que la Medicina actual hace maravillas y parece ser que lo han cogido muy a tiempo. Para el prograam será una falta notable; no va a ser fácil reemplazarle”.
Sobre el final del programa:
“No puedo negar que me duele que el programa termine, aunque creo que a todos nos venía bien un descanso. Ha sido una etapa muy dura, con muchas cosas en contra, pero a la vez muy positiva, porque en ninguno de nosotros estaba la posibilidad de que pudiéramos conseguir los resultados que hemos obtenido”.
Sobre lo que deja en el programa:
“Hay un hecho claro y es que durante unos días a la semana te reúnes con unas personas que nunca más volverán a estar juntas. Hemos formado un maravilloso grupo humano, y eso es lo que me cuesta dejar”.
Sobre la tristeza por el final del programa:
“Aunque sea un día de tristeza para todos nosotros, es muy importante que no perdamos la nota que ha caracterizado siempre este programa: la sonrisa. Mi mayor ilusión, ahora que se ha terminado el «Un, dos, tres...», es que consiguiéramos que todos llevemos algo de él en el corazón”.
Sobre la posible vuelta del concurso:
“A mí Chicho no me ha dicho nada de volver, pero a los hechos me remito; «Un, dos, tres...» siempre vuelve. Lo que no se sabe es cuándo. Hay que dejar descansar a Chicho y cuando se le pase el agotamiento producido por todos estos programas, entonces él, sin que nadie le diga nada, se planteará el posible regreso del programa”.
Sobre su disponibilidad para volver a ser la presentadora:
“Si algún día Chicho me necesita sólo tiene que llamarme, sabe que puede contar conmigo siempre”.
Sobre sus planes de futuro:
“De momento voy a descansar un poco, me voy a poner al día en la lectura y en las obras de teatro; he trabajado mucho, a veces ensayaba los fines de semana y quiero descansar y dedicar más tiempo a mi marido”.
Sobre su necesidad de descanso:
“Para que el trabajo resyulte tan fresco y motivador como el primer día hay que tomarse de vez en cuando un respiro, pero eso no quiere decir unas largas vacaciones. Yo soy muy hogareña y me relaja enormemente quedarme en casa, con mi marido, y ver pelícuñlas de la etapa dorada de Hollywood. Los dos somos muy cinéfilos. También me gusta mucho leer y de vez en cuando escaparme con mi marrido a Londres, para ver teatro y los espectáculos más nuevos. Aprovecho para no perder el idioma y practicar un poco el inglés. Además, como los ingleses no tienen ni idea de quién soy, voy a todas partes muy tranquila. Ya ves que soy poco exigente, con muy poco me siento feliz y relajada, pero, desgraciadamente, mientras dura la grabación del «Un, dos, tres...» no puedo hacer nada de esto. Ahora podré recuperar mis costumbres y saborear un poco el tiempo libre”. |