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Anécdotas y curiosidades
de la primera etapa de «Un, dos, tres... responda otra vez»

 

    

  

«Un, dos, tres... responda otra vez» nació por un encargo que Salvador Pons, el por entonces director de programas de TVE, le hizo a Narciso Ibáñez Serrador. Estaban buscando un concurso para la noche de los lunes, y a Pons se le ocurrió que su amigo Chicho sería idóneo para diseñarlo, ya que tenía experiencia en ese tipo de formatos durante su estancia en Hispanoamérica.

 

El cómo nació la idea de «Un, dos, tres...» en la mente de Ibáñez Serrador lo conocemos todos: empezó a darle vuelta a los tipos de concurso que existían hasta el momento y llegó a la conclusión de que eran tres: preguntas y respuestas, pruebas de habilidad y pruebas psicológicas. Para hacer un concurso completo decidió mezclar las tres fórmulas (de ahí el nombre de «Un, dos, tres...») y sobre esta base añadir elementos innovadores, como la presencia de seis guapísimas chicas por un lado, que eran la parte positiva junto al presentador, y la existencia de un jurado contrario a los concursantes, que era la parte negativa.

 

«Un, dos, tres... responda otra vez» - 1972
Elementos rompedores: un jurado negativo y chicas minifalderas

 

 

El elegido para presentar el programa fue Kiko Ledgard, por varios motivos. El primero y fundamental fue que él mismo le dio la idea a Chicho de hacer en España un concurso similar al que él ya había hecho en Perú, «Haga negocio con Kiko», basado en «Let’s make a deal», que era básicamente la mecánica de la subasta del «Un, dos, tres...». Además Kiko era perfecto para el cometido de presentar un programa de corte familiar como pretendía ser el concurso, ya que era padre de familia numerosísima y conectaba perfectamente con todo tipo de público.

 

Kiko Ledgard - «Un, dos, tres... responda otra vez» (1972)

 

 

La elección de Valentín Tornos como “don Cicuta” fue debida a un casual encontronazo. Chicho Ibáñez Serrador ya tenía pensado que quería para su nuevo concurso un personaje negativo que fuera una caricatura del Régimen y representara lo más negro y oscuro de la sociedad, ávaro, envidioso, tacaño y moralista. Un día caminando por los pasillos de Prado del Rey se encontró con el actor Valentín Tornos, le saludó cordialmente pues habían trabajado juntos en alguna ocasión y le preguntó si tenía algún proyecto a corto plazo. Como el veterano actor le contestó que no, le propuso hacer el papel de “don Cicuta” y éste aceptó enseguida.

 

“Don Cicuta” - «Un, dos, tres... responda otra vez» (1972)

 

 

Poca gente confió en que el programa fuera a funcionar. Narciso Ibáñez Menta, padre de Chicho, le recriminó que, después de una dilatada carrera dirigiendo dramáticos, se dedicara a hacer concursos; otros recelaban de que un personaje como “don Cicuta”, negativo y contrario a los concursantes, fuera bien recibido por el público; otros se escandalizaban de que unas señoritas aparecieran en minifalda acompañando al presentador...

 

Pero el programa funcionó. En las ocho primeras emisiones el nombre de Narciso Ibáñez Serrador no figuraba para nada. Se encargaba de dirigirlo, pero no aparecía en los títulos de crédito. La realización se la encomendó a su buen amigo y compañero Eugenio Pena.

 

«Un, dos, tres... responda otra vez» - 1972
Eugenio Pena, junto a Chicho y Pilar, era el realizador

 

 

Fue el crítico de televisión Enrique del Corral el que reclamó desde el periódico “ABC que el auténtico responsable del programa diera la cara ante el éxito arrollador que estaba teniendo en sus primeras semanas de emisión. De este modo Chicho empezó a figurar en los títulos de crédito del programa con letras grandes y bajo el lema “Y si todo falla, el responsable será... Narciso Ibáñez Serrador”.

 

Una vez al mando total del concurso, Chicho empezó a verle muchas posibilidades. En un primer momento, ni había tema específico, ni decorado, ni actores... Tan sólo tres puertas o cortinas de las que iban apareciendo los regalos que descartaban los concursantes durante la subasta.

 

«Un, dos, tres... responda otra vez» - 1972
El decorado era simplemente tres puertas numeradas que escondían regalos

 

 

A partir del programa número dieciséis Chicho consideró que podría ser muy interesante dedicar cada emisión a un tema diferente, de modo que se diseñara un decorado acorde con el tema, del que fueran apareciendo los regalos así como personajes que dejaran en la mesa de la subasta objetos que escondían premios.  Esta idea multiplicó las posibilidades de un concurso que había nacido muy humilde pero que empezaba a evolucionar en aras de convertirse cada semana en un show más espectacular. Además, esta idea posibilitaba que el concurso, siendo siempre igual, ofreciera contenidos nuevos y sorprendentes a los espectadores, que esperaban ansiosos cada noche de lunes para ver las sorpresas que les deparaba su concurso favorito.

 

«Un, dos, tres... responda otra vez» - 1972
Cada semana se diseñaba un decorado distinto; algunos eran realmente espectaculares

 

 

Como señalábamos al comienzo, uno de los elementos innovadores de «Un, dos, tres... responda otra vez» fue la incorporación de seis chicas que ejercían de azafatas o secretarias, y que vestían de forma muy sexy, con minifaldas; minifaldas que eran rigurosamente medidas por el censor de TVE, don Francisco Ortiz Muñoz, a cuya presencia acudía cada semana Narciso Ibáñez Serrador acompañado de las chicas para mostrarles el vestuario que iban a lucir.

 

Normalmente se producían acaloradas discusiones entre Chicho y el censor, aunque se solía llegar a un acuerdo. Una anécdota curiosa relacionada con el vestuario de las chicas se produjo en el programa dedicado al fútbol (23 de octubre de 1972), en el que estaba pensado que cada una de las azafatas luciera la equipación de un club de la liga española. Aun no yendo escotadas, el censor consideró que los shorts de los futbolistas no eran una prenda adecuada para unas señoritas por lo que las obligó a aparecer en pantalla vestidas de chándal.

 

«Un, dos, tres... responda otra vez» - 1972             «Un, dos, tres... responda otra vez» - 1972

 

 

A pesar de la censura, lo que no se podía ocultar ni disimular era la belleza y sensualidad propias de las azafatas, algo que ponía muy nerviosas a las esposas de algunos ministros, que no veían con buenos ojos a aquellas chicas (o quizás, lo que no toleraban es que sus maridos si las vieran con buenos ojos...). El caso es que Narciso Ibáñez Serrador recibió orden directa de que Ágata Lys no volviera a aparecer en el programa.

 

Ágata Lys fue vetada en TVE

Ágata Lys - «Un, dos, tres... responda otra vez» (1972)

 

 

Chicho la invitó para el último programa de la etapa, dedicado al circo (30 de abril de 1973), junto a otras chicas que también habían sido azafatas y que estaban triunfando en el mundo de la música, del cine o del teatro. De hecho, la vimos en los reportajes de prensa, vestida incluso para la ocasión, pero lo cierto es que no apareció después en televisión, siendo utilizado su traje por otra azafata, Silvana. ¿Qué ocurrió realmente? ¿Tuvo que marcharse del plató debido a lo que se estaba alargando la grabación del programa para atender otros compromisos laborales, tal y como se dijo? ¿Continuaba el veto impuesto a Ágata Lys?

 

Ágata Lys - «Un, dos, tres... responda otra vez» (1973)

 

 

Además del vestuario que de acuerdo con el tema del programa llevaban las chicas en ocasiones, también tenían un uniforme oficial que utilizaban en aquellos programas en los que no procedía un traje temático. El más utilizado y recordado fue el de la falda roja, con la camisa a cuadros verdes y blancos, aunque también hubo otros, como un traje de chaqueta amarillo, que a pesar de que Chicho Ibáñez Serrador es bastante supersticioso y no soportaba el color amarillo en la ropa, las azafatas lo utilizaron en alguna ocasión.

 

«Un, dos, tres... responda otra vez» - 1972

 

 

Entre los cómicos habituales de la subasta, destaca la presencia de Roberto Mosca, actor argentino, gran amigo de Chicho, y que siguió vinculado muchos años al «Un, dos, tres...», como coordinador artístico en los años 90, y como “Dimitri Moskarov” en 2004.

 

«Un, dos, tres... responda otra vez» - 1972

 

 

El programa desde un primer momento se hizo muy popular entre los espectadores, que escribían muchísimas cartas solicitando participar en el concurso con el sueño de ganar el anhelado coche.

 

«Un, dos, tres... responda otra vez» - 1972
Las chicas reciben una incesante lluvia de postales
y cartas de espectadores solicitando concursar

 

 

La popularidad del programa también se puso de manifiesto en la gran cantidad de premios que recibió en el tiempo en que estuvo de emisión, destacando el Premio Ondas, tres premios TP (al mejor programa, al mejor presentador y al personaje más popular) y el premio del periódico “Pueblo” al programa más popular, entre otros muchos.

 

Las azafatas, Kiko Ledgard y Valentín Tornos, junto con
otros rostros de la televisión, en una entrega de premios

 

 

Pero la popularidad del programa no sólo se puso de manifiesto en los premios que le otorgaron, sino que los propios protagonistas la vivieron en primera persona; Kiko Ledgard contó en una ocasión la anécdota de que iba paseando con Valentín Tornos y tenían que cruzar una calle; Valentín, en lugar de esperar a que cesara un poco el tráfico puso el pie en la calzada con la consiguiente reprimenda de Kiko, que le advirtió de que el tráfico era muy intenso, pero Valentín le insistió: “Avanza y ya verás”. Los coches que circulaban pararon en seco y sus conductores saludaban sacando la cabeza por la ventanilla, al ver que eran los dos personajes más populares de la televisión del momento.

 

«Un, dos, tres... responda otra vez» - 1972

 

 

«Un, dos, tres... responda otra vez» - 1973

Uno de los programas más divertidos, pero también más complicados de grabar, fue el dedicado a los juguetes (1 de enero de 1973).

 

Fueron tantas las horas de grabación que los pobres chavales llegaban a desesperarse; y no sólo eso, sino que les entró ganas de ir al baño. Primero fue al niño concursante de la pareja de Bilbao, que por los nervios pidió a Kiko poder ir a orinar; a su vuelta fue su compañera... Y esto originó una éxodo de niños de las gradas que también querían visitar el baño. La solución fue hacer una pausa en la grabación para que todos los niños que lo desearan pudieran ir a los servicios.

El programa con público infantil se emitió el 1 de
enero de 1973 y estaba dedicado a los juguetes,
por la proximidad de la fiesta de los Reyes Magos

 

 

En esta etapa había un espectador fiel que cada semana acudía al plató de «Un, dos, tres... responda otra vez»; entraba, miraba a su alrededor y se iba. Se trataba nada más y nada menos que de un perro perdido, sin collar ni nada, que seguramente viviera cerca de Prado del Rey y se colaba en los platós al escuchar movimiento.

 

«Un, dos, tres... responda otra vez» - 1972

 

 

Terminada la etapa, el éxito de «Un, dos, tres... responda otra vez» había sido tan grande que el equipo decidió, aprovechando las ganas que el público tenía de seguir viendo el programa, para hacer una gira por las plazas de toros durante los meses de verano de 1973, haciendo el programa en directo y posibilitando que el público asistente pudiera ganar premios como viajes, dinero en metálico o un coche.

 

 

  

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