La calabaza Ruperta,
la mascota de la segunda etapa de
«Un, dos, tres... responda otra vez»

La calabaza ya había sido el símbolo de «Un, dos, tres... responda otra vez» en la primera etapa; pero en aquel entonces tan sólo era una cucurbitácea inanimada que representaba el peor regalo que los concursantes podían ganar en la subasta.

Para esta segunda etapa, la calabaza también iba a simbolizar el peor premio que se podían llevar los concursantes, y así quedó de manifiesto desde el primer momento, ya que las azafatas portaron una enorme calabaza en los anuncios promocionales de la vuelta del programa.

Pero a diferencia de la etapa anterior, la calabaza en esta etapa cobró vida de la mano del dibujante José Luis Moro.

Una vez animada, a la calabaza sólo le faltaba un nombre y una voz; ambas cosas se las aportó Narciso Ibáñez Serrador. Ruperta fue el nombre elegido y la voz del director del programa fue la que se escuchaba en la nueva sintonía compuesta por Adolfo Waitzman.

Ya con vida, las calabazas que aparecían en la subasta dejaron de ser ejemplares de cucurbitáceas que llegaban a Prado del Rey desde muchos huertos de toda España, para ser muñecos con la simpática sonrisa de Ruperta, que aliviaba de algún modo la tristeza de los concursantes que se la llevaban como premio.

Hubo Rupertas de muchos tamaños, normalmente de dimensiones adecuadas para que las azafatas pudieran acercarlas a la mesa de Kiko Ledgard, pero en ocasiones el ejemplar era realmente grandioso.

Aunque la la calabaza solía entrar en la subasta en brazos de las azafatas, a veces entró por su propio pie gracias al muñeco que diseñó Alejandro Milán, que era también quien se metía en su interior para darle vida.

La calabaza Ruperta no sólo salió en la subasta en forma de muñeco, sino que hasta llegó a entrar por su propio pie en alguna ocasión, como en el programa dedicado a los comics, para saludar a todos los niños.

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