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Curiosidades y anécdotas |
CHICHO ELIGIÓ HACER EL «UN, DOS, TRES...»
En 1982 Narciso Ibáñez Serrador tuvo entre manos la posibilidad de producir dos de sus grandes éxitos televisivos en TVE: «Historias para no dormir» y «Un, dos, tres...». Pero una serie de dificultades técnicas para grabar con rapidez los capítulos de «Historias para no dormir» y la profesionalidad y dedicación que Chicho vuelca en cada una de sus producciones, le impidieron compaginar ambos proyectos, por lo que decidió dedicarse en cuerpo y alma a «Un, dos, tres...».
La intención de Ibáñez Serrador con esa etapa era retomar el programa en el punto de espectacularidad en el que había finalizado la segunda etapa, y a partir de ahí hacer que el concurso siguiera creciendo y haciéndose cada vez mayor.
“REMAKES” DE PROGRAMAS ANTERIORES
Muchos de los temas que se trataron en esta tercera etapa de «Un, dos, tres...» ya habían sido abordados anteriormente en la segunda etapa, repitiéndose muchos gags y personajes. Pero, precisamente, la intención de Chicho de hacer que el concurso se hiciera cada vez más espectacular motivó que, aunque los temas fueran repetidos, se esforzara en introducir nuevos actuaciones, como números musicales o personajes cómicos.
CONFIANZA EN LA RECUPERACIÓN DE KIKO
El deseo más ferviente de Chicho hubiera sido poder contar nuevamente con Kiko Ledgard como presentador del concurso, ya que era una persona absolutamente querida por los espectadores y su imagen estaba íntimamente relacionada con «Un, dos, tres...». Pero Kiko había sufrido un fatal accidente en 1981 del que nunca se recuperaría definitivamente.
No obstante, Ibáñez Serrador anunció en prensa que buscaría un sustituto temporal para Kiko, que en el momento que estuviera recuperado del todo volvería a ponerse al frente de la conducción del programa. Pero Chicho sabía que eso nunca ocurriría y que la persona elegida como sustituta lo sería definitivamente, porque mientras preparaba la vuelta del programa hizo una prueba a Kiko para comprobar si estaba en condiciones de regresar a televisión y pudo corroborar que la agilidad y memoria del carismático presentador peruano habían desaparecido para siempre.
LA ELECCIÓN DEL PRESENTADOR
Sabedor de que Kiko Ledgard nunca más podría volver a presentar «Un, dos, tres...», Chicho se afanó concienzudamente en encontrar al sustituto ideal; se jugaba mucho porque reemplazar a Kiko en el recuerdo de los espectadores no iba a ser fácil y debía encontrar una persona con la solvencia adecuada para que se convirtiera en el nuevo presentador fijo del programa estrella de TVE.
Tras mucho buscar, Ibáñez Serrador encontró una terna de posibles candidatos varones: Raúl Sénder, Emilio Aragón y Chicho Gordillo. A Raúl Sénder lo descartó porque más que presentador era un actor y podía contar con él para realizar diversos personajes en la subasta, como así fue definitivamente. Emilio Aragón llegó a pasar la prueba y con mucha maestría, pero Chicho lo rechazó por considerarlo todavía demasiado joven.
Por tanto, el elegido fue Chicho Gordillo. Era ideal: un gran showman, con experiencia, con capacidad de improvisación, y peruano también como Kiko, por lo que los espectadores no echarían de menos su peculiar y simpático acento. Pero Chicho Gordillo era amigo íntimo de Kiko Ledgard y semanas antes de comenzar las grabaciones le entró remordimiento por estar usurpando el sitio de su amigo, y para evitar roces y rencillas personales, presentó su dimisión ante Ibáñez Serrador, que se vio obligado a buscar a otra persona in extremis.
Después de considerarlo y reconsiderarlo, Narciso Ibáñez Serrador llegó a la conclusión de que lo más idónea sería elegir a una mujer, de modo que no pudieran compararla con Kiko Ledgard, y la elegida fue una excelente profesional que conocía perfectamente el concurso ya que había participado como actriz de la subasta en la segunda etapa.
A Mayra Gómez Kemp la noticia le pilló en la peluquería a las tres de la tarde; Chicho la llamó para decirle que era la elegida para presentar el nuevo «Un, dos, tres...», y Mayra resultó tan sorprendida que le espetó: “¡Chicho, ¿borracho a estas horas?!”. Pero ni Chicho estaba borracho, ni era una broma; era una propuesta seria que cambiaría para siempre la vida de Mayra y el rumbo de «Un, dos, tres...».
Para demostrar que la dimisión de Chicho Gordillo y la consecuente contratación de Mayra habían sido realizadas de forma totalmente amistosa y voluntaria por parte de los interesados, Chicho Ibáñez Serrador convocó una rueda de prensa con los dos protagonistas para explicar la situación y dar a conocer el nuevo rostro que se encargaría de conducir «Un, dos, tres...».
CHICHO AYUDÓ A MAYRA EN LOS ENSAYOS
Dado que Mayra fue la última en incorporarse a un equipo que ya estaba conformado y que la fecha de grabación era inminente, tuvo que ensayar duramente para hacerse con las riendas de un programa que no podía calificarse precisamente de sencillo para el presentador, ya que sobre su espalda recaía toda la responsabilidad de que llegara a buen puerto.
El propio Ibáñez Serrador y su mujer Diana Nauta ejercieron de concursantes en los ensayos para que Mayra pudiera preparar cada una de las partes del concurso.
LOS CONCURSANTES DEL PRIMER PROGRAMA
Ya en el primer programa las parejas de concursantes sí fueron de verdad, pero escogidas a dedo de entre las muchísimas parejas que habían participado en la etapa anterior, y que a juicio del equipo del programa habían resultado más simpáticas.
Los elegidos fueron Amparo Marzal Martínez y Antonio Puig Renau, que eran matrimonio y residentes en Cartagena; ellos habían concursado en el programa dedicado al cine (1 de abril de 1977), aunque ni resultaron campeones ni pasaron a la subasta; eran recordados, eso sí, por haber conseguido el bote de 375.000 pesetas de “La Ruperta fantasma”. La segunda pareja estaba formada por Lucía Madrigal Sardor y Pedro Gomariz Granja, cuñados y residentes en Madrid; ellos concursaron en el programa dedicado al Mississippi (11 de marzo de 1977) y ganaron 150.000 pesetas en la subasta. La tercera pareja estaba compuesta por Inmaculada González Iznaola y Jesús Ignacio Jiménez Cubells, amigos y residentes en Madrid; ellos habían concursado en el programa dedicado a los bajos fondos (25 de noviembre de 1977), llegando a participar en la subasta; también en este primer programa de la tercera etapa consiguieron llegar a la subasta y ganar quinientas mil pesetas.
EL DEBUT DE MAYRA
El día que Mayra Gómez Kemp debutó como presentadora de «Un, dos, tres...», la expectación era máxima. Al comienzo de la grabación hubo muchos reporteros de prensa concentrados en el plató para ser testigos del estreno de esta nueva etapa. Mayra sabía la responsabilidad que tenía en sus manos, y precisamente fueron las manos las que empezaron a temblarle incontroladamente al bajar las escaleras. Para que no se notara, la presentadora se las agarró y, así, con las manos entrelazadas, pronunció sus primeras palabras; una vez que vio que no se equivocaba y que los nervios iniciales iban desapareciendo, las soltó y supo que sería capaz de afrontar con éxito el reto profesional que Chicho le había confiado.
EL RELEVO DE LAS AZAFATAS
Una de las escenas que tuvo lugar en el primer programa de esta tercera etapa, y que ya se había hecho en el primer programa de la segunda etapa, fue el relevo de las azafatas; chicas de la etapa anterior le entregaban a las debutantes las gafas, como símbolo característico de las secretarias.
Pero en esta ocasión no todas las azafatas que entregaban el testigo eran de la segunda etapa, sino que había dos de la primera etapa: Ágata Lys y “Britt” (María Gustaffson).
LA FALDA DE LAS AZAFATAS
Con Mayra debutaron seis nuevas azafatas que se habían incorporado al equipo antes que ella y habían sido ya presentadas a la prensa con sus uniformes oficiales, que consistían en un conjunto de falda y blusa rosas. Aunque a simple vista casi no se podía apreciar, las faldas que lucieron en el posado para la prensa eran ligeramente más largas que las que finalmente llevaron en el programa.
Para grabar el primer programa, los encargados de sastrería acortaron las faldas de las chicas entre dos y cuatro dedos.
EL CALOR EN EL PLATÓ EN LA PRIMERA GRABACIÓN
El hecho de que se acortaran las faldas de las chicas respondía a la finalidad de que aparecieran mucho más sexys en pantalla, pero la medida pudo venirles bien para soportar el calor del plató el primer día de grabación. Ésta tuvo lugar el 1 de junio de 1982 y el estudio llegó a alcanzar temperaturas de casi cincuenta grados, ya que el equipo de refrigeración no funcionó adecuadamente.
PROGRAMAS GRABADOS CON ANTELACIÓN
Los cuatro primeros programas de esta etapa se grabaron con carácter anterior a la emisión del primer programa; así, el estreno, que estuvo dedicado a “Las mil y una noches”, que fue emitido el 20 de agosto de 1982, en realidad fue grabado en junio, como los otros tres siguientes programas.
Chicho quiso que así fuera para tener programas pregrabados y contar con tiempo para ir preparando programas cada vez con mayor dificultad de realización, pero se dio cuenta que perdía la posibilidad de testar de forma inmediata las reacciones del público ante los diversos contenidos, por lo que a partir del quinto los programas fueron grabados la misma semana en que se emitían.
PROBLEMAS TÉCNICOS
La grabación de los primeros programas fue algo más complicada porque, además de que el equipo aún no estaba lo suficientemente engranado, las unidades móviles de TVE, en las que se ubicaban los controles de realización de los distintos platós de los Estudios Roma, habían venido con diversas averías después de la retransmisión del Mundial de Fútbol de 1982, en el que fueron utilizadas de forma intensiva.
CHICHO EXPULSÓ A UNA AZAFATA
La tensión que debió vivirse en el plató de «Un, dos, tres...» el día que Chicho expulsó del equipo a Kim Marias fue tan grande que muchísimos años después todos los que presenciaron la escena la recuerdan perfectamente. Las hermanas Hurtado, por ejemplo, recuerdan que aquel día la azafata estaba muy nerviosa y pidió un cigarro. Chicho le dijo que sí, que se lo daba, pero que por favor diera un paso atrás... y otro... y otro... y así hasta que estaba frente a la puerta del plató, desde donde acabó echándola.
MAYRA SE PUSO SERIA
Pero Chicho no era el único que se enfadaba en el plató del «Un, dos, tres...»... En la grabación del cuarto programa de esta tercera etapa de «Un, dos, tres...», Chicho Ibáñez Serrador quiso poner a prueba la paciencia de Mayra Gómez Kemp. Desde el comienzo de la grabación empezó a pegarle gritos y a reprocharle algunas actuaciones; pero ella, tranquila, asumía las órdenes que iba recibiendo durante la tanda de preguntas.
Pero al llegar a la eliminatoria, cuando falló un cronómetro, Chicho volvió a ponerse nervioso y a pegar voces. Y, en ese momento, Mayra se puso seria, advirtió a su marido, Alberto Berco, de que no se pusiera nervioso por lo que iba a presenciar, y dijo: “Éste es el momento en que se corta la grabación y Narciso Ibáñez Serrador baja a plató; porque tú no puedes darte el lujo de ponerme a mí nerviosa, porque no hay programa”. En ese momento de tensión, un señor del público exclamó: “La Mayra se ha ʻcabreaoʼ”, a lo cual ella asintió. Chicho, irónico y ya más calmado, y en realidad sorprendido gratamente y, en parte, orgulloso de la reacción de su presentadora, bromeó desde el control: “Nena, y si voy... ¿me vas a pegar?”.
Desde aquel “encontronazo” la relación entre ambos fue absolutamente cordial, e incluso telepática, ya que bastaba que Chicho pensara una cosa para que Mayra supiera lo que pasara por su cabeza.
DIANA NAUTA ERA LA ENCARGADA DEL PÚBLICO
Pero Alberto Berco no era el único cónyuge que nos encontrábamos entre el público en aquella etapa; la mujer de Chicho, Diana Nauta, también era una habitual de los Estudios Roma, realizando labores de relaciones públicas con los espectadores que acudían al plató a presenciar la grabación.
PATRICIA Y PATXI MUNTANER
Otra pareja sentimental que nació en esta etapa de «Un, dos, tres...» fue la formada por la azafata Patricia Solís y el humorista, cantante e imitador Patxi Muntaner, del grupo “Ranas Sereneiders”, que actuaron en varias ocasiones en la subasta.
EL TELÉFONO DE “LA SEÑO”
Aunque desde casa parecía que “la Seño” (Teresa Hurtado) tenía tal imaginación que componía en un instante los pareados que dedicaba a los concursantes cada vez que cometían un error, lo cierto es que las rimas se las chivaba Narciso Ibáñez Serrador a través de un teléfono que la “tacañona” tenía en su mesa, oculto y fuera del alcance de los objetivos de las cámaras.
PRÓRROGA MOTIVADA POR EL ÉXITO
En un primer momento, estaba previsto que la tercera etapa durara veintiséis programas, con posibilidad de prórroga si la audiencia respondía positivamente a la nueva etapa. Como el programa fue un éxito al final se emitieron treinta y siete programas, siendo la calabaza Ruperta la mascota, y cuarenta y cuatro programas más, con la bota Botilde como mascota.
COSTES DE PRODUCCIÓN
El coste de cada programa era de 7.218.000 pesetas, de los cuales TVE abonaba 4.626.600 pesetas a PROINTEL, la productora de Narciso Ibáñez Serrador, en concepto de dirección y producción, contratación de artistas, gastos de concursantes y oficina, vestuario, comidas, transportes, aduanas y fletes, entre otros conceptos. TVE aportaba la diferencia, 2.591.400 pesetas, destinadas fundamentalmente a la construcción del decorado semanal.
Con relación al presupuesto del programa y el hecho de que la producción del programa dependiera de PROINTEL se produjo una desagradable polémica ya que en un diario de tirada nacional se acusó a TVE de pagar dos veces por cada emisión de «Un, dos, tres...». Narciso Ibáñez Serrador tuvo que salir al paso de las acusaciones y aclaró en una rueda de prensa que el contrato que su productora (PROINTEL) había firmado con TVE había sido supervisado por la Asesoría Jurídica de Televisión Española y se cumplía según los términos acordados.
Además señaló que no sólo TVE no pagaba dos veces por programa, sino que adeudaba dinero a PROINTEL, y eso que en el contrato se estableció la cláusula de pago en un plazo de quince días. Y terminó reseñando que «Un, dos, tres...» era un programa totalmente rentable para TVE ya que los ingresos procedentes de la publicidad eran mayores que el coste de la producción.
PROGRAMA RENTABLE PARA TVE
A pesar de que aparentemente pudiera parecer un programa con un alto coste de producción, lo cierto es que «Un, dos, tres...» era mucho más barato que un programa dramático o una serie, y, por supuesto, de gran rentabilidad ya que los ingresos que TVE obtenía por publicidad y por la venta de productos de merchandising superaba ampliamente el coste del programa.
ACCIDENTE EN UNA ELIMINATORIA
En el programa dedicado a los piratas (28 de enero de 1983), una de las concursantes se hizo daño durante el desarrollo de la eliminatoria. Afortunadamente, todo quedó en un susto y pudo ser atendida por los servicios médicos de TVE, sin mayores consecuencias.
Pero como la concursante no pudo terminar la prueba, hubo que sustituirla por otra en la que los varones tenían que entrar en un recipiente lleno de ranas para coger el mayor número de ellas.
LOS CAMPEONES ACHÚTEGUI CEREZO
Precisamente en el programa dedicado a los piratas hicieron su primera aparición en «Un, dos, tres...» los famosos y campeonísimos hermanos Achútegui Cerezo, aunque en esta tercera etapa aún no demostrarían todo lo que saben, resultando campeones tan sólo en una ocasión. Si bien en esta tercera etapa no tuvieron mucha suerte durante las preguntas, sí la tuvieron en la eliminatoria, que consiguieron ganar, y en la subasta, donde ganaron 300.000 pesetas que les ofreció Mayra por dejar el premio que les hubiera correspondido.
AMENAZA DE BOMBA
Durante la grabación del programa dedicado a la astrología hubo una amenaza de bomba en los Estudios Roma, donde se grababa el «Un, dos, tres...» en esta tercera etapa. Narciso Ibáñez Serrador recibió una llamada desde Prado del Rey para que desalojara el plató. Chicho, tratando de controlar la situación, anunció que había que ir abandonando el estudio, pero sin anunciar los motivos, ya que las puertas de salida y de emergencia de los Estudios Roma eran bastante estrechas, y cualquier conato de pánico hubiera resultado espantoso, ya que en el plató del «Un, dos, tres...» había cuatrocientas personas. La grabación, finalmente, tuvo que aplazarse hasta el día siguiente.
A pesar del monumental enfado que se cogió Narciso Ibáñez Serrador por tener que aplazar la grabación al día siguiente con el coste que todo eso suponía, fue él quien supo transmitir la calma a todos los que poblaban el plató del «Un, dos, tres...» aquella tarde, consiguiendo que fuera desalojado ordenadamente y sin altercados, siendo él quien lo abandonó en último lugar.
EL TARTAZO A MAYRA
En el programa especial dedicado a las revistas de humor, una de las pruebas de la eliminatoria consistía en lanzarse tartas de merengue entre los concursantes. Uno de ellos, que durante toda la grabación se había destacado por sus gracias y bromas, acabó lanzando una de las tartas a Mayra Gómez Kemp.
De esta anécdota tuvimos conocimiento los espectadores gracias a que los reporteros gráficos, que en gran número se concentraban esa noche en el plató para ser testigos de la grabación, dejaron constancia con sus fotografías, ya que en el montaje final que se vio en televisión Chicho quiso omitir ese momento.
DIFICULTADES PARA GRABAR LA ELIMINATORIA DEL
La grabación de la eliminatoria del programa dedicado a las fiestas regionales (10 de diciembre de 1982) fue especialmente complicada con relación a la de otros programas, ya que se desarrollaba en el decorado y consistía en una capea, de modo que hubo que desmontar los sets de la tanda de preguntas y habilitar una improvisada plaza de toros en el decorado con las necesarias medidas de seguridad para que la vaquilla no pudiera escaparse. Una vez montada la plaza de toros se soltó a la vaquilla para iniciar la eliminatoria pero el animal resbalaba continuamente en el suelo del plató, por lo que hubo que volver a encerrarla y llenar el suelo de albero para facilitarle la pisada.
El ambiente festivo estuvo tan conseguido que los asistentes en el plató se creyeron de verdad que estaban en una feria de pueblo, lo que obligó a Chicho Ibáñez Serrador a rogar que guardaran más silencio, recordándoles que estaban trabajando; el ambiente de tensión que se vivía en el control de realización era tal como consecuencia de los retrasos en la grabación que Chicho llegó a amenazar con suspenderla si no se restablecía el orden exigido.
INCIDENTE EN EL PROGRAMA DEDICADO A LAS FALLAS
En el programa dedicado a las Fallas de Valencia (11 de marzo de 1983) se produjo un cortocircuito y uno de los cables empezó a arder. El público pensó que aquello formaba parte del espectáculo, ya que les habían anunciado que la falla construida en el decorado ardería de verdad.
Pero nada más lejos de la realidad; aquel otro incendio no estaba previsto. Afortunadamente, dado que se duplicaron las medidas anti-incendio en aquel programa, se pudo sofocar el fuego con uno de los extintores habilitados para la ocasión.
LA FALLERA MAYOR
Uno de los invitados del programa dedicado a las novelas famosas (27 de agosto de 1982) fueron los integrantes de la Falla de la Plaza Lope de Vega, de Valencia. Su fallera mayor, Begoña de la Concepción, charló con Mayra y le expresó su sueño de llegar a ser Fallera Mayor de Valencia. Su visita al «Un, dos, tres...» debió darle suerte porque finalmente logró ser elegida como tal por la Junta Central Fallera y regresó contenta en el programa dedicado a las Fallas (11 de marzo de 1983) para narrar su experiencia e invitar a todos los espectadores a que visiten Valencia en su semana de fiestas.
EL SEAT CINCO MILLONES
Otra de las curiosidades de este programa dedicado a las Fallas de Valencia (11 e marzo de 1983) es que los concursantes de la subasta consiguieron ganar un coche, pero no un coche cualquiera; se trataba de un SEAT Ronda que tenía la particularidad de ser el número cinco millones fabricado por la SEAT. Tal acontecimiento se celebró por todo lo alto y el coche, que se acercó a la zona de las gradas, fue bautizado por Mayra descorchando una botella de cava.
EL SUSTITUTO DE CHICHO
El programa dedicado al paso del ecuador (8 de abril de 1983) no pudo ser realizado por Narciso Ibáñez Serrador, que se encontraba en el hospital recuperándose tras haber sido intervenido quirúrgicamente. Chicho dejó escritos todos los guiones y encargó a su amigo y prestigioso realizador Pedro Amalio López que se encargara de la realización de ese programa.
Las personas que esa tarde acudieron al plató como público no fueron advertidos de esta circunstancia y a lo lejos veían la figura del director, quedándose extrañados al ver la delgadez de quienes ellos creían que era Chicho.
MAYRA SE DIRIGÍA AL PÚBLICO ANTES DE GRABAR
Antes de comenzar cada grabación, Mayra Gómez Kemp dirigía unas palabras de bienvenida al público, con las que les explicaba cómo iba a desarrollarse la grabación, pidiéndoles paciencia porque podía haber fallos técnicos que la alargaran más de lo deseado y solicitaba su colaboración, ya que el público de «Un, dos, tres...» era fundamental.
Mientras Mayra hablaba las cámaras iban grabando primeros planos de las personas sentadas en la grada que posteriormente en el montaje de post-producción servían a Narciso Ibáñez Serrador como planos de reacción para rellenar en caso de que fuera necesario.
EXCESO DE PÚBLICO
En multitud de ocasiones las solicitudes para acudir al plató como público eran tan numerosas que las sillas de las gradas del estudio eran insuficientes para acoger a todos los espectadores, por lo que se habilitaban sillas auxiliares en los laterales del plató o, incluso, se situaba al público sentado en las escaleras centrales.
MUCHOS NIÑOS EN EL ESPECIAL DE NOCHEVIEJA
Un exceso de aforo ocurrió en el programa especial de Nochevieja (31 de diciembre de 1982), en el que multitud de niños poblaban la escalera, dificultando la bajada de Mayra por la misma, haciéndola casi tropezar y caer al suelo, ya que todos querían saludarla y estrecharle la mano.
LOS HERMANOS MORALES
En ese programa especial de Nochevieja actuaron los hermanos Carmen y Antonio Morales, pero a la grabación no acudieron solos, sino acompañados por sus padres Antonio y Rocío Dúrcal, y por su hermana pequeña, Sheila. A la pequeñita hubo que entretenerla para que dejara grabar a sus hermanos su actuación, para lo cual se le dio un globo que no soltó en todo el día.
MAYRA ENFERMÓ POR EL ESTRÉS
En aquella Navidad de 1982, tras grabar los dos especiales, Mayra Gómez Kemp enfermó con fiebres altas provocadas por el intenso ritmo de trabajo al que se veía abocada como consecuencia de estar compaginando las grabaciones de «Un, dos, tres...» con un programa en Antena 3 Radio.
EL FICHAJE DE GREGORIO QUINTANA
Gregorio Quintana era una joven promesa de TVE del equipo de ayudantes de realización a quien un día su superior le dice que Narciso Ibáñez Serrador está esperándole; de primeras, Goyo fue reacio a acudir a la prueba a la que sería sometido porque sabía que Chicho tenía fama de “intratable” y que trabajar con él no era demasiado sencillo; pero le obligaron a ir.
Chicho le explicó a Goyo Quintana cómo pretendía realizar un número musical y se hizo un ensayo. Chicho le preguntó si necesitaba que se repitiera y Goyo, valiente, le dijo que había sido suficiente; lo cual satisfizo a Chicho aunque le miró desafiándole y pensando “la que te espera”. Pero el resultado fue que el ayudante de realización acabó el número musical tal y como pretendía “el jefe”, por lo que llamó a la Dirección de TVE para decir que “el muchacho se queda conmigo... (si usted no tiene inconveniente, claro)”. Y Goyo no lo tuvo, y desde entonces comenzó una serie de años de estrecha colaboración entre ambos al frente de la realización de «Un, dos, tres...».
LA VISITA DE TED ROGERS
Desde 1978 el «Un, dos, tres...» se estaba realizando en Inglaterra, allí bajo el título de «Three, two, one». Precisamente, su presentador, Ted Rogers, y su ayudante, Fiona Curzon, asistieron a la grabación del programa dedicado a Las Vegas (24 de septiembre de 1982), que comenzó con la cabecera de la versión británica.
PEPE CARABIAS Y EVA MILLER
Pepe Carabias, que fue cómico habitual en las subastas de la segunda etapa de «Un, dos, tres... responda otra vez», también colaboró en algunos de los programas de esta tercera etapa.
Uno de ellos fue el segundo, dedicado a las novelas famosas, en el que, para demostrar la mecánica de la eliminatoria, Pepe tenía que ser rescatado por Eva Miller a lomos de un caballo. Ensayando la prueba, Pepe Carabias cayó del caballo y se hizo daño en el codo. Por suerte, pudo recuperarse y el día de la grabación realizaron la demostración sin ningún percance.
EL PUDOR DE ANTONIO MINGOTE
La humildad y el pudor de Antonio Mingote motivaron que no quisiera acudir como invitado al programa que «Un, dos, tres...» le dedicó el 1 de octubre de 1982.
En cambio, no tuvo ningún inconveniente en acudir a homenajear a Rafael de Penagos, en el programa que dedicaron a su obra el 16 de diciembre de 1983.
EL DOBLE DE HUMPHREY BOGART
El programa dedicado al terror (19 de noviembre de 1982) tuvo como invitado a Robert Sacchi, más conocido mundialmente por ser el doble más perfecto del actor Humphrey Bogart.
KIM Y SILVIA
En el programa dedicado a la discoteca (15 de abril de 1983) actuaron como bailarinas dos de las chicas que debutarían cuatro semanas después como azafatas de «Un, dos, tres...»; nos referimos a Kim Manning y Silvia Marsó.
Además, en el siguiente programa, dedicado a la feria de Sevilla (22 de abril de 1983) pudimos ver a Silvia Marsó, acompañada por la que después sería una importante actriz, Paula Sebastián, sentada en la grada del público presenciando la grabación del programa.
PROGRAMAS GRABADOS EN BARCELONA
Las actuaciones del programa dedicado a la discoteca (15 de abril de 1983) fueron grabadas en la discoteca “Muntaner - 4” de Barcelona, pero ésta no fue la única vez que el equipo se había trasladado a Barcelona a grabar, ya que anteriormente, en el programa dedicado a la “Belle epoque” también lo habían hecho.
INCREDULIDAD SOBRE LOS EFECTOS DE LA HIPNOSIS
En el programa dedicado al amor (14 de enero de 1983) uno de los invitados fue un hipnotizador que actuaba bajo el nombre de “maestro Arnó”. Conocedor de que los espectadores de principios de los ochenta no iban a creerse fácilmente que la hipnosis pudiera provocar en los hipnotizados la reacción que se vería en pantalla, Chicho quiso que la experiencia fuera presenciada de cerca por su amigo Javier de Montini, director de la revista Lecturas, para que pudiera dar fe de que todo lo ocurrido era cierto y no un montaje.
EL SORTEO DE UNA RUPERTA
No sabemos si Javier de Montini se llevó una calabaza el día que acudió al plató de «Un, dos, tres...» o Chicho se la dio semanas después, pero lo cierto es que la revista Lecturas, cuando se produjo el cambio de mascota, sorteó entre sus lectores una auténtica calabaza Ruperta de recuerdo.
La idea era que los lectores debían escribir a la redacción de la revista proponiendo una nueva mascota para «Un, dos, tres...», que debía ser simpática y mala a la vez; un jurado compuesto por Chicho Ibáñez Serrador, Mayra Gómez Kemp, las hermanas Hurtado y Javier de Montini elegiría la propuesta ganadora.
EMOCIÓN EN LA DESPEDIDA DE “LA LOLI”
La última intervención de Beatriz Carvajal en el papel de “la Loli” fue en el programa en el que también se producía la despedida de Ruperta (13 de mayo de 1983). El personaje se había visto envuelto en una polémica, ya que una asociación de padres de niños tartamudos se habían quejado a TVE de utilizar esa dificultad en el habla para hacer mofa. Lejos de la intención de dañar a estos niños enfermos, Chicho suprimió el personaje y su última aparición no fue cómica sino muy emotiva, hasta el punto que tras terminar la intervención de Beatriz Carvajal se pudo ver personas en el público visiblemente emocionadas y a punto de soltar alguna lágrima.
UN NUEVO PERSONAJE PARA BEATRIZ CARVAJAL
Tras la desaparición de “la Loli” Chicho comentó que tenía preparado un nuevo personaje para Beatriz Carvajal; una chica muy gafe a la que todo le salía mal. Pero lo cierto es que ese personaje no lo vimos en la tercera etapa de «Un, dos, tres...».
UNA SEMANA EXTRA PARA PREPARAR EL
Al comienzo del programa dedicado a la hostelería (29 de abril de 1983), Narciso Ibáñez Serrador apareció en pantalla para anunciar que la semana siguiente no habría emisión de «Un, dos, tres...» porque había pedido a la Dirección de TVE, y se le había concedido, una semana extra para preparar nuevos contenidos para el programa. Esos nuevos contenidos no eran otros que el programa especial en el que nos enseñaría cómo se seleccionan a nuevas chicas para ser azafatas del programa.
LAS AZAFATAS SE OFRECIERON PARA BAILAR
Las cuatro azafatas que quedaban de esta primera parte de la tercera etapa, que eran Patricia Solís, Alejandra Grepi, Irene Foster y Françoise Lacroix, al enterarse de que Chicho buscaba nuevas chicas que supieran bailar para darle un aire renovado al «Un, dos, tres...» le manifestaron que ellas, preparándose un poco, podían llevar a cabo las funciones que se pretendían asignar a las nuevas azafatas. Pero Ibáñez Serrador estaba decidido a renovar el equipo de secretarias incorporando a seis nuevas chicas que procedieran del mundo del espectáculo y supieran bailar y cantar.
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