ENLACE CON LA ETAPA
ANTERIOR
Para enlazar con la etapa
inmediatamente anterior, que había tenido un final contundente con el
“entierro” del «Un, dos, tres...» por parte de
Narciso Ibáñez Serrador, que fue guardando en un cajón de madera
todos los elementos y símbolos entrañables del programa, al comienzo de
esta sexta etapa Chicho apareció junto a Luisa
Armenteros para “desenterrar” el programa con un diálogo cargado
de ironía y sarcasmo, y en el que anunciaba que la idea de emitir los
lunes no era suya... por si había que descargar responsabilidades si no
se alcanzaba el éxito esperado.
COINCIDENCIAS CON LA
PRIMERA ETAPA
Además de este enlace con la
quinta etapa, en la sexta etapa de «Un, dos,
tres...» hubo dos detalles que la aproximaron
a la
primera; por decisión de la Directora de TVE, el programa se emitió los
lunes, no los viernes como había ocurrido desde la etapa segunda hasta
la quinta.
En un
primer momento, la decisión no fue recibida de buen agrado por
Narciso
Ibáñez Serrador, que consideró que el cambio de día de emisión
perjudicaría al programa, ya que contaba con un gran número de
espectadores infantiles, y los lunes debían acostarse pronto para poder
madrugar al día siguiente para ir al colegio.
A pesar de
ello, en esta sexta etapa el «Un, dos, tres...» batió todos los records
de audiencia. En su primera emisión, alcanzó los dieciocho millones y
medio de espectadores, lo que significaba que el 79 % de los hogares
españoles tenían conectada la primera cadena de TVE.
El «Un,
dos, tres...» duplicaba la audiencia del programa que le precedía, la
segunda edición del Telediario, que congregaba al 40 % de los españoles.
La curva de audiencia volvía a descender tras acabar el programa, ya que
el programa «¿Y usted qué opina?» sólo conseguía interesar al 46 % de los
españoles.
A medida
que fue avanzando la etapa el «Un, dos, tres...» fue acumulando
espectadores hasta alcanzar la irrepetible cifra de veintiún millones de
espectadores, convirtiéndose en el espacio más visto de la historia de
TVE, lo cual fue celebrado con regocijo por todo el equipo del concurso.
Para permitir que los más
pequeños de la casa no se perdieran su programa favorito, el «Un, dos,
tres...» se repetía las mañanas de sábado.
Esta
cuestión dio incluso pie a una pregunta de un parlamentario del grupo
socialista, Luis Alberto Aguiriano Fornies, a la Directora general
de TVE, Pilar Miró Romero, en la sesión del 8 de abril de 1987.
Transcribimos, resumidas, dichas intervenciones:
— Luis Alberto Aguiriano: ¿Por qué el programa «Un, dos,
tres...» va a emitirse los lunes? Este programa, hasta ahora, se emitía
los viernes, con gran audiencia infantil porque al día siguiente no
había colegio. Ahora se traslada al lunes; como sabemos al día siguiente
hay clase, es un programa que desean ver los niños, y si formulo esta
pregunta es porque me la han transmitido a mí unos niños y me decían:
“¿Por qué ese programa no lo vamos a poder ver?”. Por ello quisiera
preguntar a la Directora general cuáles han sido las razones que han
motivado el traslado al lunes.
— Pilar Miró: Posiblemente el programa lo puedan ver los
sábados por la mañana, pero yo querría decirle, señoría, que en mi
opinión «Un, dos, tres...» no es un programa para niños. Yo creo que los
niños ven todos los programas que salen el viernes por la noche, sean
los que sean, y que el «Un, dos, tres...» lógicamente ha sido de gran
atractivo para ellos, igual que lo fue el programa que le sustituyó, que
se llamaba —creo recordar— «Entre amigos».
Pienso que
el concurso «Un, dos, tres...» es un excelente concurso y que, además,
es un excelente concurso para niños, hasta el punto de que cuando tuve
oportunidad de hablar con el señor Ibáñez Serrador sobre cuál iba a ser
la nueva etapa del «Un, dos, tres...» a partir de este mes, le hice la
propuesta de que hiciera un programa juvenil, que hiciera un programa
parecido al extraordinario que ha hecho en Navidad en años anteriores,
donde los que participaban en los concursos y los que están allí son
chavales.
Le dije
que si el programa era juvenil se mantendría el viernes o el sábado,
pero el señor Ibáñez Serrador, con unos criterios que yo respeto, dijo
que él no movía en absoluto las características del programa porque
piensa que la audiencia del programa se debe a las características
exactas que tiene, es decir, al tipo de presentadora, al tipo de
participantes, al tipo de azafatas, a exactamente como se ha
desarrollado en años anteriores.
Es
importante en un día de la semana donde la audiencia es baja, como es el
lunes y con un programa que, en principio, tira hacia arriba de esa
audiencia —los datos del primer programa ya los tenemos y sube
considerablemente respecto al lunes anterior—.
Yo creo
que el programa tal y como está concebido no es exactamente un programa
infantil; pero si el reclamo infantil es alto, como al parecer lo es, el
planteamiento es repetirlo el sábado por la mañana.
La otra
coincidencia con la primera etapa del «Un, dos, tres...» fue que se
realizaba en el Estudio 1 de Prado del Rey, de dimensiones más reducidas
que el de los Estudios Roma donde se habían grabados las dos etapas
anteriores; éstos eran propiedad de Berlusconi
y el alquiler que pedía por ellos era altísimo, por lo que se decidió
que «Un, dos, tres...» pasara a grabarse en Prado del Rey, mientras que
en los Estudios Roma se grabaría el programa-espectáculo de la noche de
los sábados.
Esta
circunstancia también motivó la queja de Chicho, ya que el plató no le
iba a permitir construir imponentes decorados ni introducir grandes
animales; de hecho, decía que en el plató entraba con dificultad el
coche, por lo que desistiría de meter un camión o un elefante.
LA PREOCUPACIÓN DE CHICHO
Muchos periodistas, al
entrevistar a Narciso Ibáñez Serrador con
motivo del regreso del «Un, dos, tres...», le notaron preocupado. Muchos
podían presuponer que pudiera ser por el cambio de día de emisión, por
si el programa perdía cuotas de popularidad, pero en alguna entrevista
Chicho reconoció que padecía problemas del corazón, pero no
sentimentales, sino cardíacos, y que los médicos le habían recomendado
cuidarse y bajar el ritmo de trabajo, porque estaba en una fase previa
al infarto; pero él desoía las recomendaciones porque el
«Un, dos, tres...» requería que se
dedicara en cuerpo y alma al programa.
EL BOOM Y EL CRACK
En las negociaciones
previas entre Pilar Miró y
Narciso Ibáñez Serrador para preparar la
nueva etapa de «Un, dos, tres...» se llegó a plantear la posibilidad de
que el concurso se emitiera la noche de los sábados. Ello motivó que
Chicho pensara en un «Un, dos, tres...» con mucha dosis de espectáculo y
de musical, por lo que le pidió a José Luis Moro
que diseñara dos mascotas basadas en los casinos de Las Vegas, y así
surgieron el Boom y el Crack, que
representaban la buena y la mala suerte en el juego (metáfora de lo que
podría pasarle a los concursantes). Se compuso
también la nueva sintonía, con el título “El show más loco de
la tele”, que revelaba que el programa aumentaría en espectacularidad.
Cuando finalmente se decidió que el programa se emitiría en lunes y en
un plató más pequeño, Chicho decidió que no introduciría más dosis de
show, pero las mascotas ya diseñadas y dibujadas por los
Estudios Moro las utilizaría porque habían
quedado simpáticas.
MANTENIMIENTO DE LAS
TARIFAS PUBLICITARIAS
A pesar de que el día de
emisión pasara a ser el lunes, con un presumible menor consumo
televisivo, TVE confiaba en que «Un, dos, tres...»
elevaría considerablemente la cuota de audiencia del primer día de la
semana, por lo que se decidió mantener las tarifas publicitarias a
cobrar a los anunciantes. Sin duda, la decisión fue un acierto, puesto
que «Un, dos, tres...» consiguió que el lunes fuera el día de mayor
consumo televisivo.
Chicho Ibáñez Serrador afirmaba con
orgullo que su programa no sólo no costaba un duro al contribuyente
español, sino que además resultaba plenamente rentable.
CORTINILLAS PARA
PUBLICIDAD
En esta etapa pudimos ver
hasta cuatro cortinillas para dar paso a las pausas publicitarias y
retomar la emisión del programa después de los anuncios.
En el primer programa, dedicado a “Las mil y una noches” (6 d abril de
1987), la imagen fue el logotipo del programa, pero fija, sin
movimiento.
Ya en el
segundo programa, dedicado a la brujería (13 de abril de 1987), la
imagen tenía movimiento y consistía en el nuevo logotipo del «Un, dos,
tres...» y rodeado de bombillas de colores.
En el
tercer programa, dedicado a los hobbies y el coleccionismo (20 de abril
de 1987), la cortinilla fue el logotipo, al que se le había dado
profundidad, sobre un fondo azul animado con dos halos de luz que se
movían de derecha a izquierda.
A partir
del cuarto programa se utilizó la cortinilla definitiva, consistente en
el logotipo del programa con el fondo de rayos de luz moviéndose en
giro.
EL LOGOTIPO DEL ANUNCIO
PROMOCIONAL
En cambio, ninguna de esas cortinillas ni ese logotipo fueron utilizados
en el anuncio promocional con el que Mayra Gómez
Kemp se dirigía a los espectadores para enseñarles qué debían
hacer si deseaban participar como concursantes en esta etapa.
El anuncio sí fue grabado en el nuevo plató con el decorado nuevo de
fondo, pero se utilizó el logotipo, la sintonía que servía para dar paso
a publicidad y la música de fondo que se escuchaba en las dos etapas
anteriores.
Como curiosidad, el traje que utilizó Mayra para el anuncio fue el mismo
con el que presentó el último programa de la tercera etapa.
EL CORTE DE PELO DE MAYRA
En el anuncio promocional, Mayra Gómez Kemp
apareció muy guapa con el pelo más largo que el que tenía cuando
finalizó la etapa anterior, y peinado de forma desenfada, lo cual le dio
un aspecto más juvenil.
Sin embargo, para el primer programa decidió cortarse el pelo muy corto,
lo cual fue motivo, incluso, de una portada de la revista TP: “Mayra se
cortó el pelo por exigencias del guión”.
DURACIÓN DEL PROGRAMA
Pero el
pelo de Mayra no fue lo único que se recortó en esta etapa. La
Directora de TVE había impuesto una duración máxima por programa de
noventa
minutos, lo que a veces obligaba a hacer importantes recortes durante el
proceso de post-producción. Por ejemplo, en el montaje final del primer
programa, dedicado a “Las mil y una noches”, se suprimieron las
actuaciones de Nicholas Johnson y
Lucia Truglia, del London Festival
Ballet, y la de Arévalo, sin que los espectadores nos diésemos
cuenta del “tijeretazo”.
En cambio,
en la web del archivo de TVE se ha colgado la versión íntegra, sin los
cortes, de ese primer programa de esta sexta etapa.
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Puedes ver la versión
completa del programa dedicado
a “Las mil y una noches”
haciendo clic en el televisor
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A aquel
primer programa hubo que recortarle treinta minutos del montaje final
porque se alargó en exceso, pero era
habitual que Chicho, en el proceso de postproducción, suprimiera unos diez o
quince minutos del total grabado para dar mayor agilidad y ritmo al
programa.
A pesar de
la limitación temporal impuesta inicialmente a los programas de esta
etapa, el éxito de audiencia de cada emisión permitió ir “arañando”
algunos minutos más siendo cada programa de más duración que el
anterior.
ENCUESTAS DE SATISFACCIÓN
Narciso Ibáñez Serrador encargaba semanalmente a dos empresas
de sondeos que realizaran encuestas al público acerca de los contenidos
de «Un, dos, tres...» que le gustaban más o menos. Con ello, el director
del concurso podía ir amoldando los contenidos al gusto de los
espectadores, potenciando aquellas secciones que gozaban de mayor
aceptación y suprimiendo aquellas otras que desagradaban al público.
CHICHO Y SU EQUIPO DE
GUIONISTAS
En esta sexta
etapa de «Un, dos, tres...», por primera vez en la
historia del programa, Chicho Ibáñez Serrador
se auxilió de otros guionistas para confeccionar el largo guión, de casi
sesenta folios, que suponía cada programa, y en el que se contenían
todas las preguntas, los diálogos de los humoristas, los textos de las
tarjetitas, las letras de los números musicales, etc. En esta etapa se
incorporaron al equipo dos profesionales de la talla de
Joaquín Oristrell y
Luis Murillo, que resultaron de gran ayuda a Chicho.
MIEMBROS DEL EQUIPO QUE
CONTINUARON
Además de estas
reputadas incorporaciones, Narciso Ibáñez Serrador tuvo
la satisfacción de seguir contando en su equipo de «Un, dos, tres...»
con otros profesionales que venían acompañándole desde principios de los
ochenta o, incluso, antes.
Es el
caso, por ejemplo, de profesionales de la talla de
Gregorio Quintana, su ayudante de
realización, que sabía perfectamente seguir el ritmo de trabajo de
Chicho y captaba a la primera la idea de los encuadres que quería en
cada momento, de Antonio Robleda, el
regidor, que conocía casi con anticipación lo que Chicho quería de cada
artista en el plató, convirtiéndose así en su alter ego en el
estudio, o de Manuel Pérez y
Juan Antonio Valenzuela, encargados de
producción, entre otros muchos.
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Mayra y Juan Alberto Valenzuela |
Contar con
este equipo desde hace muchos años era una garantía para
Narciso Ibáñez Serrador de poder hacer,
aun mejor si cabe, el programa.
TODO BIEN ENSAYADO
Además de
todas las personas que repetían en el equipo técnico, en el equipo
artístico también había muchas caras conocidas, como
Mayra Gómez Kemp o
las hermanas Hurtado, que repetían en el papel de
“Tacañonas”. A pesar de los muchos años
que las cuatro llevaban bajo las órdenes de
Narciso Ibáñez Serrador y haciendo el mismo papel, no estuvieron
exentas de ensayar junto con el resto de compañeros para que el primer
programa saliera perfecto.
Los
ensayos se hacían sin público, pero familiares y amigos del equipo
solían acudir a presenciarlo; un fijo en los ensayos era
Alberto Berco, el marido de Mayra, que
siempre acompañaba a su mujer en los ensayos y grabaciones.
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Teresa Hurtado, Alberto Berco, Mayra Gómez Kemp y Fernanda y Paloma
Hurtado |
CÁMARAS DIFERENTES
Aunque a Narciso Ibáñez Serrador nunca le
gustó que en pantalla se vieran las cámaras y el backstage, en
alguna ocasión en esta etapa se pudieron ver las cámaras, y desde luego
se mostraron en el libro sobre el programa que se editó después del
verano de 1987, en el que había un reportaje sobre cómo se grababa «Un,
dos, tres...», y en algún reportaje de prensa.
Diferentes
a las que existían en los Estudios Roma,
las cámaras del Estudio 1 de Prado del Rey eran más recortadas.
Desconocemos cuál de los dos modelos era de mayor calidad pero, desde
luego, los espectadores en casa no pudimos apreciar la diferencia.
La foto
que aparece debajo de este texto corresponde a la grabación del programa
dedicado a los deportes, de la quinta etapa, en los Estudios Roma.
LAS GAFAS DE LAS AZAFATAS
Como en las etapas
anteriores desde “El debut de las secretarias” (20 de mayo de 1983), las
azafatas no utilizaron las tradicionales gafas que habían caracterizado
su atuendo; tan sólo pudimos verlas con ellas en la primera parte del
primer programa, antes de que se caracterizaran de odaliscas de
“Las mil
y una noches” (6 de abril de 1987).
EL RETORNO DE ALGUNAS
AZAFATAS
La sexta
etapa se
caracterizó por ser la temporada que vio regresar más azafatas al
programa que les vio nacer; por ejemplo, Silvia Marsó volvía después de
tres años preparándose y estudiando canto e interpretación.
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Silvia se mostró
muy contenta de poder volver
a «Un, dos, tres...» y reencontrarse con antiguas
compañeras, como Kim
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Para
Chicho Ibáñez Serrador fue una gran
alegría que Silvia decidiera regresar al programa que le había dado
tanta popularidad para volver a ser azafata, a pesar de que ya estaba
comenzando su carrera como actriz. Por su parte, a Silvia volver a «Un,
dos, tres...» le serviría para demostrar la formación que había recibido
en los últimos tres años en canto, baile e interpretación. Ya se había
intentado que en la etapa anterior pudiera regresar Silvia al programa,
pero fue fichada para presentar «Los sabios»
y no pudo materializarse el regreso al concurso.
También volvió en esta
etapa, aunque casi al final, Gloria Fernández, que tan sólo
coincidió con su compañera y amiga Silvia en el programa
dedicado a Méjico, que fue el programa donde una y otra volvía y
se despedía, respectivamente.
Otra azafata que volvió,
aunque sólo por una noche, fue Irene Foster, que ejerció de
azafata sustituta en el programa dedicado a las bebidas. Irene
había sido azafata en la primera parte de la tercera etapa del
programa, es decir, formaba parte del primer sexteto de
secretarias de Mayra Gómez Kemp.
Otra
azafata que volvió por una noche, aunque en calidad de concursante
invitada del programa dedicado al teatro (20 de julio de 1987), fue
Lydia Bosch, que acudió acompañada por
Iñaki Miramón.
AZAFATAS EXTRANJERAS
Además de
ser una etapa en la que regresaron muchas azafatas de etapas anteriores, esta
sexta etapa de «Un, dos, tres...» fue la que más secretarias extranjeras
congregó en el mismo tiempo. Además de la norteamericana
Kim Manning, que llevaba en el programa desde 1983, fueron
secretarias las inglesas Beverly Rolls y
Jenny
Hill.
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Jenny y Beverly
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A
Chicho Ibáñez Serrador le costó trabajo
convencer a Beverly para que se uniera al equipo de azafatas de «Un,
dos, tres...». Conocía de su existencia porque Beverly tenía un un grupo
musical, cuyo representante le preguntó si le interesaba presentarse a
las pruebas para secretaria. Beverly las hizo sin una intención real de
incorporarse al programa español. Pero Chicho, sabedor de que Beverly
era una artista muy completa, ya que cantaba y bailaba, además de ser
muy guapa, insistió varias veces, hasta que consiguió, por mediación de
un coreógrafo británico, que Beverly firmara el contrato en 1987.
NINA FUE DIFÍCIL DE
CONVENCER
Quizás la chica que más
trabajo le costó a Narciso Ibáñez Serrador
convencerla para que se uniera al equipo de azafatas fue
Nina, que visitó el «Un, dos, tres...» por
primera vez de la mano de Xavier Cugat y
su orquesta en el programa dedicado a la astronomía (22 de junio de
1987).
Chicho
enseguida se dio cuenta del enorme potencial y talento de
Nina por lo
que trató de ficharla como azafata de «Un, dos, tres...», cosa que no
consiguió en un primer momento, logrando, tan sólo, que acudiera en una
ocasión más a protagonizar uno de los números musicales de la emisión
dedicada a los comics (6 de julio de 1987), junto con los bailarines del
programa.
Posiblemente, la capacidad persuasoria de Chicho y el ver que ser
azafata de «Un, dos, tres...» le permitiría cantar en el programa fuera
lo que terminara de decantar a Nina por firmar el contrato y convertirse
en secretaria en el programa dedicado a los exámenes de septiembre (7 de
septiembre de 1987). Chicho, agradecido por haber aceptado, le reservó
números musicales en solitario en varias ocasiones.
AZAFATAS SUPLENTES
Como ocurría en todas las
etapas que se alargaban durante varios meses y en las que había bajas de
azafatas, bien porque abandonaban el programa para llevar a cabo otros
proyectos, o bien porque eran destinadas al extranjero a grabar imágenes
para algún programa de viajes, hubo que nombrar a chicas como suplentes; algunas formaban parte del equipo como bailarinas o chicas de
figuración, y otras fueron elegidas ex professo para sustituir
eventualmente a alguna secretaria.
Además de las chicas que
ya hemos mencionado en apartados anteriores, fueron azafatas suplentes
Guadalupe Calle,
Esther del Prado y Ana Fernández.
Guadalupe
lo fue en un par de programas (los dedicados a las bebidas y a la
antigua Grecia). Por su parte, Esther fue la azafata más jovencita
(dieciséis años) y debutó en el programa dedicado al ajedrez. Chicho la
descubrió de verla alguna vez en las grabaciones de «Un, dos, tres...»;
un día le propuso hacerle una prueba y decidió que pasara a formar parte
del equipo de azafatas como suplente durante cuatro semanas.
Ana Fernández fue azafata
suplente en los programas dedicados al juego y la
fotografía. Chicho ya conocía a Ana porque había actuado en «Un, dos,
tres...» en la etapa anterior, concretamente en el programa dedicado a
lo que hoy mola (1 de noviembre de 1985) como “birmette”
(corista) del grupo “Objetivo Birmania”.
LAS CHICAS DE FIGURACIÓN
Pero no todas las chicas
de figuración llegaron a dar el salto y ser azafatas, aunque fuera por
un día. Algunas continuaron su labor silenciosa pero
fundamental para reforzar las apariciones de los cómicos en la subasta.
Es el caso, por ejemplo, de Mercedes Hilario,
que era modelo pero también había participado en alguna película o
serie, como «Turno de oficio», y de Pilar
Sagaseta, que con lo que ganaba en «Un, dos, tres...» se pagaba
sus carreras de Psicología y de Arte Dramático.
UN EROTISMO MÁS ACENTUADO
En esta
sexta etapa el erotismo se hizo más presente en el programa. Desde sus
inicios el «Un, dos, tres...» tuvo cierto barniz erótico, pero en esta
etapa se acentúo algo más, ya que se emitía un día en el que los niños
no podían quedarse hasta tarde viendo la televisión.
Por
ejemplo, en el primer programa una espectacular y sensual
Norma Duval protagonizó un aplaudidísimo número musical sobre Alí
Babá, de “Las mil y una noches”.
Inolvidables fueron también las
actuaciones de dos auténticos sex symbol extranjeras como
Samantha Fox y Sabrina Salerno.
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Más comentada que
la
actuación de Sabrina
en «Un, dos, tres...»
fue
la de la gala de fin de año,
en la que se le “escapó”
un pecho
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En el
ámbito nacional es de destacar la actuación de Marta Sánchez
cantando “Lili Marlén”. La cantante de “Olé olé” ya había
actuado en «Un, dos, tres...» en la etapa anterior, pero Chicho quiso
que en esta segunda vez lo hiciera con un atuendo más sexy. En
un primer momento Marta no quiso y opuso resistencia, pero al final
accedió. El éxito fue brutal y consiguieron un disco de oro que la
discográfica otorgó al «Un, dos, tres...» por haber relanzado la carrera
de Marta Sánchez.
Y para
terminar este recorrido por el erotismo y la sensualidad en la sexta
etapa de «Un, dos, tres...» no podemos dejar de referirnos al programa
dedicado al erotismo que se emitió el 27 de abril de 1987. En ese
programa las chicas del ballet “Belle Epoque” hicieron un striptease
para todos los espectadores.
CURIOSA INOCENTADA
Sabrina Salerno adquirió una enorme popularidad en España a
raíz de su aparición en el «Un, dos, tres...» cantando “Boys, boys, boys”.
No es de extrañar que fuera elegida como protagonista de muchas
inocentadas en la prensa el día 28 de diciembre de 1987. Muy curiosa fue
la “noticia” que publicó El Día de Cataluña de que Sabrina sustituiría a
Mayra Gómez Kemp al frente de «Un, dos, tres...».
Pero ésta
era una noticia falsa propia del día de los Inocentes, en el que los
periódicos e informativos suelen incluir alguna broma; de peor gusto
fue, en cambio, el rumor que circuló de que los componentes del
“dúo Sacapuntas” habían fallecido. Afortunadamente no fue así.
Una publicación de la época desmintió el macabro rumor.
EL ÉXITO DEL “DÚO
SACAPUNTAS”
La pareja que alcanzó más
éxito en la sexta etapa de «Un, dos, tres...» fue la formada por
Juan Rosa y Manolo
Sarriá, también conocidos como
“el Pulga” y “el
Linterna”, o como “el dúo Sacapuntas”.
Fueron la
auténtica novedad en el plantel de humoristas de «Un, dos, tres...».
Narciso Ibáñez Serrador tuvo la
oportunidad de conocerlos en El Puerto de Santa María (Cádiz), en el acto de presentación de un
automóvil de la marca PEUGEOT. Cuando los
tan dispares, uno tan alto y
el otro tan bajo, les llamó la atención y pidió que se los presentaran y una vez que les conoció
les solicitó que le contaran un chiste sobre toreros. Lo hicieron tan
bien y a Chicho le provocaron tanta gracia que no dudó un momento en
tomarles los datos para contar con ellos en la nueva etapa de
«Un, dos,
tres...», lo cual les cambió la vida para siempre.
Juan
trabajaba en un taller de pintura de coches; y Manolo era carpintero en la RENFE. Aunque en un
primer momento conservaron sus puestos de trabajo pidiendo una
excedencia, el éxito de sus personajes fue tal que ya nunca más
regresaron a sus anteriores ocupaciones, sino que siguieron triunfando
como dúo cómico por las televisiones y las salas de fiesta.
Y de
toreros aparecieron en el primer programa de «Un, dos, tres...», y
aunque es verdad que Ibáñez Serrador les
dijo que no siempre saldrían de toreros, sino de otros personajes como
don Quijote y Sancho Panza, el ojo clínico de Chicho captó
enseguida que “el Pulga” y
“el Linterna” serían dos personajes de
muchísimo éxito, por lo que los mantuvo durante todas las semanas.
Y no se
equivocaba el maestro Chicho; el éxito
del “dúo Sacapuntas” fue tal en 1987 que
recibieron el Premio TP a los personajes más populares, galardón que
recogieron acompañados de Chicho Ibáñez Serrador,
que recogía en nombre de todo el equipo de «Un, dos, tres...» el Premio
TP al mejor programa de entretenimiento, y de
Mayra Gómez Kemp, que recibió el Premio TP a la mejor
presentadora.
EL INFARTO DE JUANITO
NAVARRO
Uno de los cómicos que volvió a la plantilla de «Un, dos, tres...»
al comienzo de la sexta etapa fue Juanito Navarro, que compartió con
Antonio Ozores algunos sketches, apareciendo juntos en la mesa
de Mayra Gómez Kemp.
Pero lamentablemente Juanito Navarro tuvo que
causar baja al sufrir un infarto que lo tuvo retirado de los escenarios
algunas semanas hasta que se recuperó.
La noticia pilló de sorpresa a todo el equipo de «Un, dos, tres...» que
contaba con él para grabar un nuevo número junto a
Antonio Ozores. Chicho tuvo que cambiar el
guión sobre la marcha para que Ozores apareciera solo; de hecho, éste
declaró que no sabría apañárselas en el «Un, dos, tres...» sin su
compañero, con quien había congeniado estupendamente haciendo una pareja
artística muy graciosa, que disfrutaba de sus propias gansadas.
Aunque se publicó que Chicho volvería a contar con él una vez que
le dieron el alta, el hecho de que Antonio Ozores
dejara de intervenir
en el programa provocó que finalmente tampoco se reincorporara Navarro,
que tan sólo fue recibido con aplausos en el programa dedicado al teatro
(20 de julio de 1987), sentado en la grada junto al resto del público.
DESFILE DE CÓMICOS
Con tantos actores que iban y venían, a Narciso
Ibáñez Serrador le costó encontrar una plantilla fija de
humoristas para esta etapa; deseaba reforzar la parte cómica de la
subasta porque las encuestas revelaban que el público disfrutaba con las
actuaciones de los humoristas.
Así, por el programa pasaron actores de la talla de
Rafael Castejón o
Alfonso del Real; el primero intervino en los dos primeros
programas, y el segundo en el segundo, valga la redundancia, sin que
llegaran a convencer plenamente a Chicho para hacerlos fijos.
Tampoco consiguió quedarse fija Florinda Chicho,
que intervino en el programa dedicado al erotismo junto a
Luis Lorenzo, que volvió a aparecer en el
programa dedicado al Berlín de los años 30.
EL FICHAJE DE MANOLO ROYO
Y EL RETORNO DE BIGOTE
En otoño de 1987, ya en la parte final de la sexta etapa, sí
consiguieron un puesto fijo en la subasta dos actores. Uno de ellos fue
nuevo en «Un, dos, tres...», Manolo Royo,
pero consiguió adaptarse al ritmo de trabajo que exigía Chicho e,
incluso, repitió en la siguiente etapa.
El otro
fue un viejo conocido de «Un, dos, tres...» que regresaba buscando el “becho”
de Mayra: Bigote Arrocet.
RAÚL SÉNDER, UN FIJO
El actor que no faltó a su cita con «Un, dos, tres...» fue
Raúl Sénder, en el equipo de humoristas
desde 1982 y que tan sólo causó baja al comienzo de la cuarta etapa por
incompatibilidad al rodar un anuncio publicitario. Como en etapas
anteriores, Raúl Sénder interpretó infinidad de personajes
distintos según el tema de cada programa.
Sus actuaciones eran tan esperadas que se califica a sí mismo como el
hombre que más tortillas ha quemado en España ya que cuenta como
anécdota que muchas señoras le paraban por la calle para explicarle que
les pedían a sus hijos que cuando saliera Sénder les avisaran mientras
ellas preparaban la cena en la cocina. En el momento de su actuación
dejaban la tortilla al fuego y cuando regresaban cinco minutos después,
al terminar su intervención, ya se les había quemado la cena.
Pero, sin duda, la anécdota más bonita es la que le ocurrió cuando
acudió a la Clínica Universitaria de Navarra a hacerse un chequeo y los
enfermos que estaban allí ingresados le manifestaban que los lunes se
sentían mejor, que no necesitaban tantos calmantes, porque la ilusión de
divertirse por la noche con el «Un, dos, tres...» les aliviaba los
dolores.
NI BEATRIZ CARVAJAL NI
FEDRA LORENTE
En cambio, dos de las actrices cómicas fijas de las etapas anteriores
que no intervinieron en esta etapa fueron Fedra
Lorente, tan popular por su personaje de “la Bombi”, y
Beatriz Carvajal. El nombre de ambas sonó
en la lista de artistas que regresarían a «Un, dos, tres...», e incluso
Chicho nombra a “la Bombi” en el sketch inicial en el que
“desentierra” el programa junto a Luisa
Armenteros.
Desconocemos por qué finalmente ninguna de las dos formaron parte del
listado de cómicos fijos de la subasta; una de las posibles razones es
que Chicho considerara que los personajes que tanto éxito habían
interpretado ambas en etapas anteriores estaban ya “quemados” y
amortizados. Una publicación de la época recogió unas declaraciones de
Beatriz Carvajal al respecto: “No quiero
entrar en dimes y diretes. Sólo diré que no volveré”.
Fedra Lorente no intervino en ningún programa, pero Beatriz sí lo hizo
en un par de ellos; en el primero protagonizó un sketch junto a
Rafael Castejón y
Raúl Sénder, en el que hacía de maga de la lámpara maravillosa;
la segunda intervención fue como actriz al comienzo del programa
dedicado al teatro (20 de julio de 1987).
«ENDURANCE»
El «Un,
dos, tres...» había recibido críticas por considerar que las pruebas a
las que se sometían los concursantes en la eliminatoria eran demasiado
duras y peligrosas. Para demostrar que no lo eran,
Chicho Ibáñez
Serrador proyectaba imágenes del programa japonés
«Endurance» en el que
a los concursantes sí que se les hacían pasar pruebas que rozaban la
crueldad.
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Chicho
daba paso a los vídeos de «Endurance»
desde la cabina de realización
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A pesar de
que todas las eliminatorias del «Un, dos, tres...» eran probadas
previamente por el equipo del programa para evitar accidentes, en alguna
ocasión los concursantes se lastimaron, como ocurrió en el programa
dedicado a los comics, en el que uno de los concursantes saltó con
demasiado ímpetu desde el practicable cayendo sobre el suelo del plató y
no sobre las colchonetas habilitadas para amortiguar las caídas.
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El concursante quedó conmocionado
después de la caída |
El propio
Chicho acompañó al concursante en la ambulancia provocando la atónita
mirada del personal del hospital al ver aparecer al herido vestido de
Superman.
DOS JUEGOS DE CONSOLACIÓN
EN UN MISMO PROGRAMA
Como consecuencia del accidente en la eliminatoria, el concursante tuvo
que se trasladado de urgencia al hospital por lo que en el programa
dedicado a los comics no pudo haber juego de consolación de la
eliminatoria; precisamente, en ese programa se iba a estrenar un nuevo
juego en sustitución de la “Raspadita Competición
Mñalaga”.
El nuevo juego era “El 1 de Galerías” y su
estreno tuvo que posponerse al programa dedicado a Checoslovaquia (13 de
julio de 1987), en el que al comienzo del programa participaron los
concursantes de la semana anterior, y después de la eliminatoria lo
hicieron los concursantes que no consiguieron pasar a la subasta.
AUMENTO DE LA CUANTÍA DE
LOS PREMIOS
En esta etapa, en general, aumentó la cuantía de los
premios. La aparición de la figura de las marcas patrocinadoras
propició, por ejemplo, que el premio al que podían optar los
concursantes en el juego de consolación de la eliminatoria ascendiera a
diez millones de pesetas.
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Con el 1 de Galerías se podían ganar
hasta 10 millones de ptas. |
También en la subasta, los patrocinadores hicieron
aumentar la cuantía de los premios; por ejemplo, el
Banco de Vizcaya
ofrecía un premio en su Libreta Oro de un millón de pesetas cada semana;
en caso de que los concursantes no lo ganaran, el millón se acumulaba
para la semana siguiente. En dos ocasiones los concursantes ganaron
cuatro millones de pesetas; y Concha Cuetos y Víctor Valverde cambiaron
el Boom por la Libreta Oro, que contenía dos millones de pesetas.
Lo mismo ocurría con el azulejo sorpresa de
Porcelanosa.
En dos ocasiones la pareja de concursantes se hicieron con el bote de
seis millones de pesetas; en un programa posterior, los concursantes lo
ganaron, y contenía cinco millones; y en el último programa, la pareja de concursantes también se quedaron con él,
ganando un millón de pesetas.
Y no olvidemos que, para desgracia de
“las Tacañonas”,
todos estos premios iban redoblados, ya que también los ganaban los
sufridores.
SUBIDA DE OFERTAS DE
MAYRA
En esta
sexta etapa es cuando Mayra Gómez Kemp comienza a subir
sus ofertas económicas al final de la subasta. Hasta entonces sus
ofertas solían terminar en 300.000 pesetas. En esta sexta etapa llegaron
a las 400.000 e incluso las 500.000 pesetas.
En cierta
ocasión, y tras una racha de programas entregando regalos malos, los
concursantes llegaron al final de la subasta con tres premios buenos.
Chicho le indicó a Mayra que no insistiera mucho en la oferta final, que
eligieran uno de los regalos y que el programa terminara con la alegría
de un buen premio.
Mayra,
desoyendo a su director, vio que los concursantes estaban muy decididos
por uno de los regalos, y que se quedarían con él cualquiera que fuera
la oferta que les presentara. Llegó a ofrecerles hasta 500.000 pesetas.
Chicho Ibáñez Serrador se puso hecho una furia en el control de
realización y empezó a pegar voces a diestro y siniestro. Los cámaras se
llegaron a quitar los cascos para no escuchar los gritos que estaba
profiriendo.
Al final, la buena intuición de
Mayra se confirmó y los concursantes se quedaron con uno de los
estupendos regalos que les aguardaban en la mesa. Una vez que el público
abandonó el plató, Chicho hizo aparición en él, con la cara desencajada,
y sus característicos puro y bufanda, y le dijo a Mayra: “Nena, me he
tenido que tomar un valium. Lo más bonito que he dicho de ti en
el control es ‘pero
¿qué hace esta hija de puta?’”.
PREMIOS MALOS
Pero también hubo premios malos; algunos concursantes se
los tomaron con mejor humor que otros. Por ejemplo, la pareja de la
subasta del programa dedicado a la arqueología (4 de mayo de 1987)
ganaron dos metros cuadrados de tierra en el cementerio que ellos
eligieran. Cuando el programa quiso entregarles su premio, se
encontraron que no podían ofrecerles exactamente los dos metros
cuadrados en el cementerio designado durante la emisión, que era el de
Bilbao. Los concursantes impugnaron el premio por incumplimiento de
contrato y consiguieron que el programa les tuviera que pagar otro de
los premios que se habían ofrecido durante la subasta.
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Este padre e hija demostraron
tener my mal perder |
Más deportivamente se lo tomaron los concursantes del
programa dedicado al Antiguo Testamento (14 de septiembre de 1987), que
ganaron una ordeñadora automática. Los sufridores se pusieron locos de
contentos sin que nadie supiera realmente la razón, pero resultaba que
eran vaqueros y la máquina les vendría fenomenal para su ganadería. Y
Pedro y Ángeles, que realmente fueron una pareja simpatiquísima,
colocaron la ordeñadora de adorno en el salón. Por su simpatía y por
haberse llevado un mal premio, fueron repescados en el penúltimo
programa de la etapa, en el que también llegaron a la subasta,
terminándola con mejor sabor de boca, ya que el Boom, escondido en una
tarta, les permitió quedarse con el azulejo
sorpresa de PORCELANOSA, con cinco millones de pesetas.
KIM CORTÓ CON SU NOVIO
Poco
tiempo antes de comenzar las grabaciones de la sexta etapa de «Un, dos,
tres...» la azafata Kim Manning, que era
la única que provenía de las etapas inmediatamente anteriores, había
cortado con su novio. A pesar de la tristeza interior que seguramente
sentía por la ruptura sentimental, Kim se mostró en cámara tan locuela y
simpática como siempre, volviéndose a ganar una temporada más el cariño
de todos los espectadores.
El protagonismo de Kim en esta etapa fue en aumento, si cabe, ya que
además de las múltiples funciones que desempeñaba en el programa, Chicho
Ibáñez Serrador le confió la responsabilidad de ser la azafata contable
en sustitución de Silvia Marsó,
convirtiéndose en la única azafata extranjera que realizó esta función,
a pesar de las dificultades con el idioma.
Además, Kim fue la portavoz, como decana de las azafatas, para decir el
mensaje de despedida en el último programa de la etapa. En ese
mensaje, emocionada, agradeció a Chicho tanto cariño recibido en los
años en que había trabajado en «Un, dos, tres...».
LA DESPEDIDA DE MAYRA
En su despedida,
Mayra Gómez Kemp
también agradeció a Chicho Ibáñez Serrador
que confiara en ella y la guiara durante todos los años en que ejerció
de presentadora de «Un, dos, tres...».
Aunque ella ni nadie lo sabía aún, Mayra estaba comenzando a presentar
su último programa de «Un, dos, tres...», el que hacía el número ciento
sesenta y ocho; y como ella, dijo, prefirió despedirse al principio para
así terminar el programa con la alegría de un buen premio, como ocurrió
finalmente.
UN VILLANCICO DEDICADO A
CHICHO
Como despedida especial de las azafatas a Narciso
Ibáñez Serrador, Nina cogió una
guitarra y comenzaron a cantarle un villancico (recordemos que el último
programa se grabó a finales de diciembre de 1987, en plena Navidad) con
la letra adaptada y dedicada a él.
Chicho no pudo evitar emocionarse con tan
simpática sorpresa.
FINAL CON TARTA INCLUIDA
Como
era habitual en «Un, dos, tres...» al final de cada etapa, todo el
equipo se reunió en torno a una tarta y brindaron con cava por el éxito
y por haber trabajado codo con codo durante tantas semanas seguidas. El
deseo de todos fue poder reencontrarse pronto bajo los focos del mismo
plató y bajo la dirección de Narciso Ibáñez
Serrador para seguir creando magia y fantasía televisiva.
EL CUMPLEAÑOS DE JENNY
Pero a lo largo de la etapa hubo también otras celebraciones mucho más
alegres que la despedida; por ejemplo, durante los meses que
Jenny Hill fue azafata pudo celebrar su
cumpleaños junto a sus compañeras de programa, que quisieron acompañarla
en una divertida fiesta a la que acudieron también su novio y el de
Beverly Rolls, dos bailarines con los que
más tarde montaron un grupo.
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