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Anécdotas y curiosidades
de la octava etapa de «Un, dos, tres...»

 

 

 

    

LA TELEVISIÓN INTERACTIVA: EL TELEPICK

 

El «Un, dos, tres...» se convirtió en esta etapa en uno de los programas interactivos con los que los espectadores podían relacionarse desde casa a través del Telepick.

 

El Telepick consistía en un aparato del tamaño aproximado de un reproductor de VHS, con un display, una impresora y un mando a distancia, con el que los espectadores podían interactuar, contestando preguntas u obteniendo información e, incluso, ganar premios. Por ejemplo, viendo el programa de Karlos Arguiñano podían imprimirse la receta de turno, o con «Un, dos, tres...» podían concursar tratando de descubrir dónde se escondía la Ruperta.

 

 

 

El Telepick comenzó a comercializarse en enero de 1993, pero desde el otoño de 1992 se estuvieron haciendo pruebas y promocionando el producto.

 

Narciso Ibáñez Serrador, a través de «Un, dos, tres...» hizo una importante labor de divulgación del aparato, y ya en el segundo programa, dedicado al tiempo (7 de octubre de 1992) le enseñaba a “don Mariano” en qué consistía la televisión interactiva. Igualmente, en el primer programa dedicado a Tailandia (19 de febrero de 1993), dedicó casi diez minutos a explicar desde el control de realización cómo funcionaba el Telepick.

 

A pesar de todos los esfuerzos de TVE para que la televisión interactiva fuera un éxito, sólo en unos trece mil hogares españoles se adquirió el aparato; la empresa que lo gestionaba, Interactive Television, entró en suspensión de pagos en 1994 y el Telepick pasó a la historia.

 

 

  

  

EL CONSOLIDADO TANDEM DE MIRIAM Y JORDI

 

Después de una etapa del «Un, dos, tres...» trabajando juntos es lógico que entre Miriam Díaz-Aroca y Jordi Estadella existiera una química especial. Antes de comenzar la grabación del primer programa, cuando Jordi vio a Miriam con el traje que le habían puesto en esa ocasión lo único que se le ocurrió fue cantar en un perfecto portugués “Ay que cousa mais linda, mais chea de grasia...”.

 

«Un, dos, tres...» - 1992

 

 

A  pesar de la diferencia de edad que existía entre ellos, Miriam y Jordi formaron una pareja televisiva incomparable y desde el comienzo congeniaron estupendamente. Ambos se adoraban y sentían mutua admiración.

 

 

  

  

MANOLO ROYO

 

Manolo Royo, cuyo personaje de “Mc Royo” tuvo un enorme éxito en la etapa anterior, fue uno de los cómicos que a priori iban a formar parte de la plantilla de «Un, dos, tres...» en esta octava etapa. De hecho, apareció en la presentación de los humoristas que se hizo al comienzo del primer programa, así como en el número musical circense de la subasta.

 

«Un, dos, tres...» - 1992

 

 

Alguna desavenencia entre él y Narciso Ibáñez Serrador debió haber porque lo cierto es que finalmente no apareció en ningún programa hasta el dedicado a la cocina española (29 de enero de 1993). Nunca trascendieron los motivos pero no es descartable que Manolo Royo no terminara de acatar la disciplina que Chicho imponía en el plató o que llegara a pedir un caché superior al que pudiera hacer frente el presupuesto semanal del concurso.

 

 

  

  

EL RETORNO DE RAÚL SÉNDER Y FEDRA LORENTE

 

Tras la celebración del vigésimo cumpleaños de «Un, dos, tres...» con el que finalizó la séptima etapa el 10 de abril de 1992, Narciso Ibáñez Serrador se puso en contacto con dos de los humoristas más veteranos del programa, que habían acudido a festejar el aniversario; nos referimos a Fedra Lorente y Raúl Sénder, que fueron fichados nuevamente para esta octava etapa y que, incluso, compartieron algún número cómico.

 

«Un, dos, tres...» - 1993

 

  

  

  

LAS “DERROCHONAS” Y LAS “TACAÑONAS”

 

En esta octava etapa las hermanas Hurtado volvieron a ser las encargadas de ocupar el puesto de la “parte negativa”, nuevamente en el papel de “Derrochonas” como en la etapa anterior.

 

«Un, dos, tres...» - 1992

 

 

Pero España, a comienzos de 1993, comenzó a sufrir una grave crisis económica que motivó que Chicho reconvirtiera a las “Derrochonas” en “Tacañonas” nuevamente, de modo que abandonaron sus lujosos trajes dorados, azules y rosados, para comenzar a utilizar unos sobrios trajes oscuros.

 

«Un, dos, tres...» - 1993

 

 

  

  

“LAS HURTADO” NO INTERVINIERON EN LA SUBASTA

 

Esta octava etapa fue la primera en la que “Las Hurtado” no aparecieron en la subasta (salvo en el número musical del primer programa) desarrollando ningún sketch cómico.

 

 

  

  

HASTA SIETE AZAFATAS

 

El grupo de azafatas comenzó siendo un sexteto como venía siendo tradición, pero llegaron a ser siete, con la reincorporación de Tiffany Smith, que había sido azafata suplente en la etapa anterior y continuaba siendo integrante del cuerpo de baile, y con Laura Yamaguchi, una chica de rasgos orientales, que no era azafata propiamente dicha, pero que aparecía en la subasta en el momento de los juegos con el público, de modo que Chicho incorporó su nombre al del resto de azafatas en los títulos de crédito .

 

«Un, dos, tres...» - 1992

 

 

  

  

ALEJANDRA CANO

 

En el sexteto inicial figuraba una modelo que había sido descartada por Ibáñez Serrador en la etapa anterior, y que, en cambio, fue contratada para esta octava etapa. Se trataba de Alejandra Cano, de quien Chicho dijo que no le era necesaria para el programa pero que la había fichado porque confiaba en que llegaría a ser una gran actriz.

 

Alejandra Cano - «Un, dos, tres...» (1992)

 

 

El verdadero nombre de Alejandra era Inma Valhermoso Ruiz-Mateos, y aunque no tenía relación con el polémico empresario José María Ruiz-Mateos, la prensa publicó que era sobrina suya y que había adoptado ese seudónimo para que no la relacionaran con su tío.

 

 

  

  

LA FORMA DE ANUNCIAR QUE ESTABAS CONTRATADA

 

Narciso Ibáñez Serrador siempre tuvo una peculiar forma de comunicar a las personas que deseaba incorporar a su equipo esa decisión; y con Alejandra no hizo una excepción: “Nena, ¿tienes pasaporte? ¡Te vienes a Tailandia! Ah, por cierto, estás en «Un, dos, tres...», claro”. Con estas palabras comunicó telefónicamente a la gaditana que había sido elegida azafata de la octava etapa.

 

 

  

  

EL VIAJE A TAILANDIA

 

En efecto, Chicho Ibáñez Serrador aprovechó el verano de 1992 para desplazarse durante dos semanas a Tailandia con un equipo de «Un, dos, tres...» para rodar imágenes que se emitirían en dos programas dedicados al país oriental.

 

«Un, dos, tres...» - 1993

 

 

Era de las pocas veces que Chicho podía viajar al extranjero y capitanear el equipo de exteriores. Las azafatas que viajaron con él para dar la cara fueron Carolina Rodríguez, de la etapa anterior, y Mayte Navarrete y Alejandra Cano, debutantes .

 

«Un, dos, tres...» - 1993

 

 

  

  

LA QUEJA POR EL VESTUARIO

 

Aunque deseaba ser azafata y sabía lo que eso suponía, Alejandra Cano se quejó ya en el segundo programa del vestuario al que se veía obligada a utilizar, ya que lo consideraba excesivamente provocativo.

 

Narciso Ibáñez Serrador, con gran inteligencia, aprovechó la queja para adjudicar a Alejandra el papel de azafata seria y distante, altiva y señorial, permitiéndole que usara un vestuario distinto del de sus compañeras en algunos programas, como en los dedicados al erotismo (6 de noviembre de 1992) y al fuego (13 de noviembre de 1992).

 

 

  

  

PROBLEMAS CON EL VESTUARIO DE MIRIAM

 

En el programa dedicado al erotismo también hubo problemas con el vestuario de Miriam Díaz-Aroca, que tenía que llevar un traje de amazona blanco con unos adornos en el pecho.

 

Miriam Díaz-Aroca - «Un, dos, tres...» (1992)

 

 

A Miriam no le gustaba cómo se quedaba el traje y pidió que se lo arreglaran una y otra vez hasta que, más o menos, quedó a su gusto (y su busto).

 

«Un, dos, tres...» - 1992

Una sastra termina de arreglarle el traje a Miriam

 

 

  

  

LA MARCHA DE MARTA DE PABLO

 

Marta de Pablo anunció a mitad de la etapa que había sido fichada por TV3. En otras ocasiones, a Narciso Ibáñez Serrador le había llenado de orgullo que su «Un, dos, tres...» hubiera servido de trampolín a las azafatas para dar el salto a otros programas o al mundo del cine; pero esta vez Chicho se sintió decepcionado por el hecho de que Marta abandonara el programa antes de acabar la etapa y no acogió con agrado la noticia; de hecho, de alguna manera le restó protagonismo en los últimos programas en los que apareció Marta, quitándole la función de presentar a la segunda pareja de concursantes, en favor de Mayte Navarrete, que fue quien lo hizo.

 

 

  

  

EL SALTO A TELECINCO DE MARÍA ABRADELO

 

En cambio, como María Abradelo anunció que daba el salto a Telecinco para presentar un programa de karaoke al final de la octava etapa, Chicho Ibáñez Serrador la despidió colmándola de bendiciones y deseándole toda la suerte del mundo en su nueva etapa profesional .

 

«Un, dos, tres...» - 1993

 

 

  

  

AZAFATAS SUPLENTES

 

Algunas otras chicas procedentes del ballet o de la figuración llegaron a ser azafatas avanzada la etapa, destacando Nieves Aparicio, que continuaría siendo azafata en la siguiente etapa, e incluso en «Un, dos, tres... ¡a leer esta vez!», o Patricia Rivas, que con los años acabaría contrayendo matrimonio con José Mota y colaborando como actriz en sus programas.

 

 

  

  

MARGARITA Y PATRICIA

 

En cambio, Margarita, que había llegado a ser azafata suplente en la etapa anterior, regresó al grupo de las cheersleaders, donde se mantuvo toda la etapa; no así Patricia López-Schlighting, que fue expulsada del equipo por Chicho un día en el que se encontraba especialmente disipada y sin respetar el orden y el silencio que imponía el directo.

 

 

  

  

GEMA BALBÁS

 

Gema Balbás entró muy joven en el equipo de azafatas de «Un, dos, tres...»; le quedaban pocos días para cumplir diecisiete años cuando Chicho Ibáñez Serrador le dio la oportunidad de convertirse en azafata suplente desde el programa dedicado a la España insólita (23 de abril de 1993).

 

Además de ser su primera experiencia televisiva, gracias a «Un, dos, tres...» montó por primera vez en avión, para desplazarse a Israel y rodar allí imágenes de exteriores.

 

 

  

  

AZAFATAS DOBLADAS POR ANDREA BRONSTON

 

En los números musicales algunas azafatas cantaban con su propia voz, como María Abradelo, Carolina Rodríguez o Mayte Navarrete; otras, en cambio, eran dobladas por cantantes profesionales, destacando Andrea Bronston.

 

La propia Andrea apareció varias veces en esta etapa en algunos números musicales, como los del programa dedicado a Sherlock Holmes (20 de noviembre de 1992), Tailandia (19 de febrero y 26 de febrero de 1993) y la Edad Media (16 de abril de 1993).

 

 

  

  

EL NÚMERO MUSICAL DE “LA URNA DEL SOL”

 

El número musical de “La urna del sol”, perteneciente al programa dedicado a Sherlock Holmes (20 de noviembre de 1992), iba a ser interpretado por Carolina Rodríguez, que llegó incluso a ensayarlo, pero finalmente fue realizado por Andrea Bronston.

 

Carolina Rodríguez - «Un, dos, tres...» (1992)

 

 

  

  

GRANDIOSOS NÚMEROS MUSICALES

 

Narciso Ibáñez Serrador siempre ha declarado que lo que más le divertía de «Un, dos, tres...» era realizar los números musicales; en esta etapa se volcó especialmente en ellos y algunos programas llegaron a tener hasta cuatro, algunos protagonizados por Miriam Díaz-Aroca, otros con alguna azafata como solista y muchos con todas las secretarias en grupo.

 

«Un, dos, tres...» - 1992

 

 

La calidad de estos números musicales unida a la grandiosidad de los decorados diseñados por Ana del Castillo, hicieron que las subastas en esta octava etapa fueran espectaculares.

 

 

  

  

EL DESARROLLO PROFESIONAL DE MIRIAM

 

A Miriam Díaz-Aroca le gustaba mucho trabajar en «Un, dos, tres...» porque, además de aprender continuamente de la mano de Chicho Ibáñez Serrador, podía desarrollar su faceta, no sólo de presentadora, sino también de cantante; de hecho, protagonizó varios números musicales, como el ambientado en el circo en el primer programa, aunque este número era coral, el de la “Monalisa” en el programa dedicado al Renacimiento (23 de octubre de 1992), el número con el que abría el programa dedicado a Sherlock Holmes (20 de noviembre de 1992), o uno de los números del programa sobre la Edad Media (16 de abril de 1993).

 

«Un, dos, tres...» - 1992

 

 

  

  

LAS FALLERAS

 

En el programa dedicado a las Fallas de Valencia (19 de marzo de 1993), los trajes de fallera que lucieron las azafatas y Miriam Díaz-Aroca fueron prestados por Concha Velasco, e incluían una peluca y todos los elementos necesarios (pinta, rascamonyos, arracades, etc.).

 

A la hora de grabar el número musical de las “horchateras valencianas”, Miriam, al verse en el monitor junto al resto de las azafatas exclamó que parecían almejas, y obligó a que se hicieran el recogido con su propio pelo.

 

«Un, dos, tres...» - 1993

 

 

  

  

UNA LESIÓN POR UN RESBALÓN ACCIDENTAL

 

Pero no todo fue disfrutar en «Un, dos, tres...», ya que Miriam Díaz-Aroca sufrió una lesión en el programa dedicado al Oeste (14 de mayo de 1993). La eliminatoria había consistido en que los concursantes debían rodear unas diligencias en bicicleta y lanzar hachas hacia ellas, mientras que las concursantes rivales trataban de dificultarles la misión lanzándoles huevos.

 

«Un, dos, tres...» - 1993

 

 

El suelo quedó tan manchado y resbaladizo que cuando se desplazaba con los concursantes eliminados hacia el set de “La panadería de PANRICO” sufrió un resbalón que le provocó un esguince. El médico de TVE pudo hacerle un vendaje provisional para poder completar la grabación, e inmediatamente después de terminar el juego de PANRICO, Miriam se trasladó a un hospital, de modo que no pudo despedir el programa junto a Jordi al finalizar la subasta.

 

«Un, dos, tres...» - 1993

 

 

  

  

EL SUELDO DE CHER

 

En este programa dedicado al lejano Oeste (14 de mayo de 1993) una de las artistas invitadas fue Cher, que grabó dos actuaciones; una que fue emitida en ese programa, y otra que Chicho se reservó para el último programa.

 

«Un, dos, tres...» - 1993

 

 

Cher vino a España promocionando su último disco, por lo que no cobraba nada por las actuaciones, así que en el contrato que firmó por sus intervenciones en «Un, dos, tres...» se puso que cobraría una peseta.

 

«Un, dos, tres...» - 1993

 

 

Chicho Ibáñez Serrador le hizo repetir tantas veces la actuación hasta que quedaron a su gusto los planos y encuadres, que Cher llegó un momento en que gritó: “Pero, ¿quién está ahí arriba? ¿Steven Spielberg?”.

 

 

  

  

UN GIRO A LA AUDIENCIA JUVENIL

 

En esta etapa Chicho Ibáñez Serrador quiso lograr que la audiencia juvenil fidelizara con «Un, dos, tres...» y le ofreció contenidos interesantes para ellos; así, hubo varios programas dedicados a “lo que hoy suena” y al mundo del disco, y tres programas especiales dedicados al paso del ecuador de las Facultades de Derecho, Medicina y Filosofía, respectivamente. En todos ellos hubo actuaciones de los grupos y cantantes de moda que más sonaban en las “radio fórmulas”.

 

 

  

  

CHEMA QUERO

 

Narciso Ibáñez Serrador recurrió a su amigo el realizador Chema Quero para que fuera quien asumiera el control de realización durante la grabación de estas actuaciones musicales.

 

«Un, dos, tres...» - 1993

 

 

  

  

GLORIA TREVI

 

En el marco de estas actuaciones musicales dirigidas al público joven, la que más destacó fue la de la mexicana Gloria Trevi, que debutó en el programa dedicado a Turquía (30 de octubre de 1992) pero que intervino en muchísimos programas más, llegando a cantar dos de sus temas en algunos de ellos.

 

Narciso Ibáñez Serrador sabía que sus actuaciones no dejarían indiferente a nadie, ya que eran totalmente provocativas, por lo que le dio plena libertad de movimientos por el plató, lo que, en no pocas ocasiones, ocasionaba problemas a los operadores de cámara para seguirla. Nadie quedó indemne de las actuaciones de Gloria Trevi; chicos del público eran sacados para que le acompañaran mientras cantaba, algún concursante fue desnudado... hasta el propio Jordi Estadella sufrió sus envites y fue tirado al suelo, descorbatado y despeinado.

 

«Un, dos, tres...» - 1992

 

 

  

  

GRABACIÓN DE DOS ACTUACIONES

 

Como traer a Gloria Trevi todas las semanas de México resultaba excesivamente costoso, cada vez que iba a Madrid grababa actuaciones para dos programas; el truco era el siguiente: grababa la actuación del programa que correspondiera en el decorado preparado para la ocasión; el de la semana posterior se grababa en la zona de las gradas; para tapar a Jordi y a los concursantes (que lógicamente no eran los de la semana siguiente), las azafatas bajaban por la escalera con el vestuario de la semana siguiente y se colocaban delante de la mesa de la subasta, tapando al presentador y los concursantes. De este modo, únicamente podíamos saber que la actuación había quedado grabada la semana anterior si nos fijábamos concienzudamente en las personas que ocupaban las gradas del público.

 

 

  

  

GRAN PROMOCIÓN

 

Sus actuaciones en «Un, dos, tres...» fueron una promoción brutal para Gloria Trevi, ya que en muchas ocasiones llegó a cantar dos de sus temas por programa. El concurso se convirtió en la puerta grande por la que la mexicana entró en España, y aun hoy, bastantes años después, muchos la recuerdan por sus intervenciones en «Un, dos, tres...». Por ello, Gloria Trevi se siente muy agradecida a Chicho Ibáñez Serrador por haberla traído a España y haberle dado libertad para desarrollar sus actuaciones sin cortapisas.

 

 

  

  

PÚBLICO MUY JOVEN

 

Con todos estos recursos para captar la audiencia juvenil no es de extrañar que cada noche de viernes pudiéramos ver sentados en las gradas a muchísimos jóvenes que llegaban al plató con infinitas ganas de pasarlo muy bien y entregarse plenamente a la causa.

 

Chicho los recibía personalmente y les daba la bienvenida y después las hermanas Hurtado les hacían un show para grabar reacciones y risas para poder luego en postproducción intercalar si era necesario.

 

«Un, dos, tres...» - 1992

 

 

  

  

CONCURSO DE CHISTES VERDES

 

En los tiempos muertos de las grabaciones, para evitar que pudieran aburrirse, se hacían concursos de chistes verdes, y el que resultara más gracioso podía ganar un dinerito .

 

«Un, dos, tres...» - 1992

 

 

  

  

ACTIVA PARTICIPACIÓN

 

Los jóvenes acudían al plató con muchas ganas de pasárselo bien; la mayoría acababan exhaustos después de tantas horas de grabación; muy pocos valientes se atrevían a repetir la experiencia.

 

A pesar de las maratonianas jornadas de grabación en los Estudios Buñuel, el público se implicaba totalmente y participaba activamente en todos los juegos en los que era protagonista, como el del disfraz o el de la compra de objetos al módico precio de quinientas pesetas y que les daba la oportunidad de ganar otros regalos más suculentos. Jordi Estadella les ofrecía la oportunidad de cambiarlos por dinero (normalmente entre veinte mil y treinta mil pesetas) o por el regalo escondido en una caja; la mayoría de las veces eran regalos trampa por lo que si el jugador del público no lo escogía, Jordi no revelaba su contenido y lo dejaba en “secreto de sumario”.

 

«Un, dos, tres...» - 1993

Los jóvenes acudían al plató cargados con sus disfraces

 

 

El día que mayor implicación tuvo el público durante la grabación del programa fue en la última emisión, en la que se les pidió que acudieran al plató en traje de baño par dar sensación de vacaciones y veraneo.

 

«Un, dos, tres...» - 1993

 

 

  

  

EL “SECRETO DE SUMARIO”

 

Jordi Estadella también tenía instrucciones de Chicho de dejar en “secreto de sumario” al final de la subasta aquellos regalos que no estaban patrocinados, con el objeto de que los concursantes no tuvieran pistas sobre lo que podía ser su regalo.

 

Lógicamente los regalos patrocinados por alguna marca no podían quedarse en “secreto de sumario” ya que el patrocinador había abonado una cantidad para que su marca apareciera dentro del programa.

 

 

  

  

UNA RUPERTA NO DESVELADA

 

La calabaza Ruperta que aparecía en la subasta en esta etapa era una de tamaño mediano con un simpático rostro y un sombrero, que a veces Jordi Estadella destapaba porque en el interior de la calabaza podía haber otros regalos.

 

En algunas ocasiones la calabaza fue de tamaño más grande, como ocurrió en el programa dedicado al lejano Oeste (14 de mayo de 1993), pero no apareció en pantalla porque Jordi Estadella dejó este regalo en “secreto de sumario”.

 

«Un, dos, tres...» - 1993

 

 

  

  

EL COCHE

 

Cuando la marca Peugeot dejó de patrocinar el regalo del coche, en la subasta se ofrecieron diversos modelos, alguno de ellos curiosos, como la ambulancia del programa dedicado a los números musicales (12 de marzo de 1993) o el coche antiguo del programa dedicado a las Fallas (19 de marzo de 1993)

 

En otras ocasiones eran vehículos normales, sólo que no se anunciaba su marca, como este precioso Volkswagen descapotable que se mostró en el programa dedicado a Gaughin (30 de abril de 1993).

 

«Un, dos, tres...» - 1993

 

 

  

  

EL MAYOR PREMIO DE LA HISTORIA

 

El mayor premio de la historia de «Un, dos, tres...» se dio en esta etapa, concretamente en el programa dedicado al Renacimiento (23 de octubre de 1992). Venía escondido en la calabaza Ruperta y consistió en un coche, cinco millones de pesetas, un apartamento en Jávea y un barco.

 

 

  

  

SARA MONTIEL

 

Una de las artistas invitadas en esta octava etapa fue Sara Montiel, que, contrariamente a lo que muchos piensan, no le ponía una media a la cámara para parecer más joven, pero sí cuidaba personalmente de la iluminación, para que en cada movimiento estuviera perfectamente alumbrada para salir favorecida.

 

Así que a la ahora de grabar su actuación, Chicho desde el control y a través de la megafonía le decía: “Antonia, mírate en el monitor”, y la “Saritísima” se veía y entonces ordenaba que aquel foco lo movieran un poco a la derecha, o aquel otro le bajaran la intensidad, según requiriera.

 

 

  

  

UN EMPACHO DE BOLLYCAOS

 

En esta octava etapa, uno de los patrocinadores del juego de consolación fue PANRICO y su producto estrella: Bollycao. En uno de los programas, tras terminar de grabar el espacio de la “panadería de Panrico”, Miriam y los concursantes empezaron a comer Bollycaos, y a la humilde y sencilla presentadora le entró un empacho.

 

«Un, dos, tres...» - 1993

 

 

  

  

EL ADIÓS A MIRIAM

 

Esta etapa finalizó con la certeza de que regresaría tras las vacaciones de verano; por eso se tituló “Cerramos por vacaciones”; pero también sabiendo que Miriam Díaz-Aroca no regresaría, por eso la última imagen fue la de ella saludando a cámara en la boca de la escalera.

 

«Un, dos, tres...» - 1993

 

 

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