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La calabaza Ruperta, |
La calabaza Ruperta, recuperada como mascota del programa en la etapa anterior, volvió a serlo en esta octava etapa. Convertida ya en un símbolo clásico e inmortal del «Un, dos, tres...», sustituirla habría sido un error.
Así como en la etapa anterior siempre que los concursantes de la subasta se quedaban con el premio que escondía la Ruperta, ésta les traía suerte, porque venía acompañada de una suculenta cantidad de dinero, o del coche y el apartamento, en la octava etapa Ruperta dio una de cal y otra de arena.
Así, en el programa dedicado al Renacimiento (23 de octubre de 1992), Ruperta traía en su interior el mayor premio dado en la historia del «Un, dos, tres...»: un Peugeot 405, un cheque de 5.000.000 de pesetas, un apartamento en Jávea (Alicante) y un yate.
En cambio, en el programa dedicado al balneario (27 de noviembre de 1992), los concursantes se llevaron Rupertas de plástico. Y en el segundo programa dedicado a Thailandia (26 de febrero de 1993), para alegría de las “neo Tacañonas”, el regalo fue una rotunda y redonda calabaza Ruperta.
Más suerte tuvieron los concursantes del programa dedicado a las Fallas (19 de marzo de 1993), que además de la Ruperta, ganaron un coche descapotable, un apartamento en Cullera (Valencia) y el azulejo sorpresa de Porcelanosa con 10.000.000 de pesetas.
Pero por desgracia los concursantes del programa dedicado a los inventos (21 de mayo de 1993) se llevaron 981 calabazas.
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