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El lejano Oriente

4 de octubre de 1985

 

 

 

 

La subasta comenzó con una recreación en el decorado de diversas escenas relacionadas con un mercado oriental.

 

«Un, dos, tres...» - 1985

   

 El vídeo de este momento podemos verlo en Youtube

 

 

Como regalo para la mesa de la subasta, Kim acercó una estatua, cuya tarjetita decía:

 

Como el programa de hoy va dedicado al lejano Oriente, el primer tema musical que hemos oído lleva por título “En un mercado persa”. En un mercado persa podían encontrarse infinidad de cosas: camellos, sedas, tapices, perfumes, etc.

 

 

La siguiente actuación fue la de Antonio Ozores en el papel de embajador inglés en Pekín.

 

«Un, dos, tres...» - 1985

 

 

Como regalo dejó una caja, cuya tarjetita decía:

 

Era costumbre de los mandarines y aún sigue siéndolo entre algunas gentes de extremo Oriente el dejarse largas las uñas como demostración de que no se dedican a labores manuales. Hablando de uñas...

 

 

La tercera actuación de la noche fue una bailarina india que nos deleitó con una de sus danzas típicas. Naomi fue la que acercó a la mesa de la subasta el regalo de esta actuación, que era el cinturón de la bailarina, cuya tarjetita decía:

 

Todos los movimientos de las danzas indias tienen un significado, lo que ocurre es que hay que saber interpretarlos.

 

 

Con tres regalos en la mesa, llegó el momento de la primera decisión para Marisa y Fernando, que decidieron rechazar la caja de Ozores, cuya tarjetita decía en su totalidad:

 

Era costumbre de los mandarines y aún sigue siéndolo entre algunas gentes de extremo Oriente el dejarse largas las uñas como demostración de que no se dedican a labores manuales. Hablando de uñas...

 

Hablando de uñas ustedes seguramente se comerán las suyas de nervios al saber que han perdido ¡este coche!

 

«Un, dos, tres...» - 1985

  

 

En este momento se hizo una pausa para la publicidad, y la vuelta, la primera actuación fue la de unos artistas procedentes de china que hacían figuras con las sombras que proyectaban sus manos.

 

«Un, dos, tres...» - 1985

 

 

Kim acercó a la mesa de la subasta el regalo, que era una “sombra chinesca” que ella misma hizo sobre la tarjetita; es decir, nada. La tarjetita en cuestión decía:

 

Acabamos de presenciar cómo Fontana domina el viejo arte oriental de las sombras chinescas.

 

 

No convenció este regalo a los concursantes, por lo que decidieron dejarlo, leyendo Mayra el resto de la tarjetita:

 

Acabamos de presenciar cómo Fontana domina el viejo arte oriental de las sombras chinescas.

 

Hablando de sombras, para que ustedes puedan resguardarse a la sombra del sol de Almería, les hubiera correspondido ¡un apartamento en Almería!

 

 

La siguiente actuación fue la de Arévalo en el papel de un chino afeminado. El regalo que dejó en la mesa fue un cohete, cuya tarjetita decía:

 

Marco Polo fue el primer gran viajero europeo que llegó hasta el Imperio Kublai Khan, es decir, a la China. De allí el famoso veneciano trajo a Italia dos cosas revolucionarias: una la pólvora; la otra, algo menos ofensivo: el alimento basado en harina mezclada con agua y sal, o sea, lo esencial para hacer tallarines, espaguetis, fideos..., es decir, pasta.

  

 

Con tres regalos sobre la mesa, Fernando y Marisa se enfrentaban a una nueva decisión: dejar uno de los tres.

 

«Un, dos, tres...» - 1985

 

 

El regalo escogido fue el cinturón de la bailarina hindú. La tarjetita decía en su totalidad:

 

Todos los movimientos de las danzas indias tienen un significado, lo que ocurre es que hay que saber interpretarlos.

 

Para que ustedes sepan interpretar símbolos visuales, lo que es muy necesario es lo que acaban de perder ¡todos estos símbolos, es decir, señales de tráfico!

 

 

La siguiente actuación fue la de dos magos japoneses que hicieron unos atractivos juegos visuales con sombrillas.

   

 El vídeo de esta actuación podemos verlo en Youtube

 

 

Lydia dejó en la mesa de la subasta como regalo una de esas sombrillas. La tarjetita decía:

 

Cuando estos magos japoneses hacen magia, en su trabajo no hay nada de sobrenatural, más bien podríamos decir que esos nipones nos engañan como a chinos.

 

 

Marisa y Fernando dejaron en esta ocasión el cohete de la actuación de Arévalo. La tarjetita decía en su totalidad:

 

Marco Polo fue el primer gran viajero europeo que llegó hasta el Imperio Kublai Khan, es decir, a la China. De allí el famoso veneciano trajo a Italia dos cosas revolucionarias: una la pólvora; la otra, algo menos ofensivo: el alimento basado en harina mezclada con agua y sal, o sea, lo esencial para hacer tallarines, espaguetis, fideos..., es decir, pasta.

   

Pasta. Les hubiera correspondido precisamente eso: pasta. ¡Arriba, chicas! ¡Toda ésta!

 

 

Y Lydia acercó a la mesa una bandeja llena de pasta, pero con una tarjetita, que decía:

 

Puedo asegurarles que aquí hay mucha, mucha pasta. Y les proponemos una cosa: si ustedes quieren este regalo tal y como está, pueden quedárselo; ahora bien, si les gusta el riesgo, digan si este cohete que nos ha traído nuestro mandarín desde la China estalla o no. Si aciertan se llevan el doble del regalo. Si pierden, sólo la mitad. Y si no quieren jugar, como mucho pueden llevarse el regalo tal y como está ahora.

 

 

De momento, Marisa y Fernando decidieron reservar este regalo y dejar en su lugar el que contenía la sombrilla, cuya tarjetita decía:

 

Cuando estos magos japoneses hacen magia, en su trabajo no hay nada de sobrenatural, más bien podríamos decir que esos nipones nos engañan como a chinos.

 

Hablando de chinos y de engaños, ustedes seguro creerán que les hemos engañado como a chinitos si les hubiera correspondido lo que han perdido: ¡el Antichollo!

 

«Un, dos, tres...» - 1985

 

 

En este momento se hizo una nueva pausa publicitaria y a la vuelta la primera actuación fue un número musical protagonizado por Kim, Gloria y Naomi, caracterizadas de fieras. El regalo fue un arco, cuya tarjetita decía:

 

He aquí un arco de artesanía. La artesanía de Extremo Oriente es famosa, Conocidísimas y cotizadísimas son sus porcelanas, sus tallas, sus lacas y por supuesto sus sedas. La seda siempre ha sido símbolo de algo suave, lujoso y ligero.

 

 

Nuevamente tres regalos sobre la mesa y una decisión por delante: dejar uno de los tres. Marisa y Fernando rechazaron, finalmente, la pasta y el cohete. Mayra hizo explotar el cohete, y como los concursantes habían dicho que sí explotaría, hubieran ganado el doble de pasta de lo que había, que era 10 kilos y 700 gramos... sin más.

«Un, dos, tres...» - 1985

  

 

La siguiente actuación fue la de Raúl Sénder en un nuevo y divertido papel: el de “Moyra”, la hermana gemela de Mayra.

 

«Un, dos, tres...» - 1985

 

 

El regalo que dejó en la mesa fue un abanico, cuya tarjetita decía:

 

El abanico tiene su origen en el Extremo Oriente, como lo tienen muchísimos juegos, dado que los orientales son apasionados jugadores.

 

 

Los concursantes rechazaron el arco del número musical. La tarjetita decía en su totalidad:

 

He aquí un arco de artesanía. La artesanía de Extremo Oriente es famosa, Conocidísimas y cotizadísimas son sus porcelanas, sus tallas, sus lacas y por supuesto sus sedas. La seda siempre ha sido símbolo de algo suave, lujoso y ligero.

 

Si a ustedes les gusta la seda seguro que serán muy felices con este regalo, ya que en casa podrían haber tenido su propia fábrica de seda gracias a que han perdido ¡todos estos capullos de gusanos de seda!

  

 

La última actuación fue la de Juan Tamariz, que no podía faltar en un programa dedicado a un tema tan mágico como el lejano Oriente.

 

«Un, dos, tres...» - 1985

 

 

El regalo que dejó en la mesa fueron unos palillos chinos para comer. La tarjetita que los acompañaba decía:

 

Juan Tamariz trató de engañarnos como a chinos al decir que nos dejaba una cubertería completa para doce personas, aunque en parte tenía razón, ya que con estos doce palillos pueden comer seis chinos. Estos palillos han viajado desde muy lejos.

 

 

Pues llegados a este punto nos encontrábamos ante los tres últimos regalos de la noche.

 

Pensando que el último podía ser el viaje, y dado que Marisa y Fernando eran cuñados y no andaban buscando el viaje, lo descartaron. Y no se equivocaban:

 

Juan Tamariz trató de engañarnos como a chinos al decir que nos dejaba una cubertería completa para doce personas, aunque en parte tenía razón, ya que con estos doce palillos pueden comer seis chinos. Estos palillos han viajado desde muy lejos.

 

Hablando de viajar, recordemos que en Oriente hay ciudades con nombres tan exóticos como sus destinos: Cantón, Hong Kong, Saigón.... Acaban de perder un maravilloso viaje de tres semanas de duración con todos los gastos pagados a un lugar de orientalísimo nombre: Chinchón, en la provincia de Madrid.

 

 

A pesar de que Mayra les insistió en el juego porque era muy bueno (hasta el punto de poder ganar hasta 10.400.000 pesetas), los concursantes estaban empeñados desde el primer momento en la estatua china, así que con este regalo se quedaron. La tarjetita decía:

 

Como el programa de hoy va dedicado al lejano Oriente, el primer tema musical que hemos oído lleva por título “En un mercado persa”. En un mercado persa podían encontrarse infinidad de cosas: camellos, sedas, tapices, perfumes, etc.

 

Pero de lo que estamos seguro es de que no hay lugar como un mercado persa... persa... Persia... para encontrar lo que acabáis de ganar. ¡Arriba, chicas ¡Todas estas persianas! Que tamizarán la luz en ¡¡el apartamento en la Manga del Mar Menor que también acabáis de ganar!!

 

«Un, dos, tres...» - 1985

 

 

Agradecemos a Pedro su colaboración en esta sección

 

 

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