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Hungría 14 de marzo de 1986 |
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Hugo Stuven capitaneó al equipo de «Un, dos, tres...» en Hungría |
La subasta comenzó con la proyección de la primera parte del viaje de Nuria y Lydia a Hungría.
En este vídeo vemos esa primera parte del viaje.
El primer regalo en la mesa fue una figura. Tras la proyección de esta primera secuencia del viaje de Lydia y Nuria a Hungría, Mayra Gómez Kemp entrevistó al futbolista Puskas. Y tras ello, leyó la tarjetita de la figura:
Hungría se honra y con razón de ser patria de Judit Sarcantiu, extraordinaria ceramista. Recordemos que estas piezas de cerámica nacen de un elemento tan simple como es el barro.
La siguiente actuación fue la de Raúl Sénder, en el papel de probador de colchones, descendiente directo del compositor Liszt. En la mesa dejó un colchón, cuya tarjetita decía:
En Hungría han nacido innumerables artistas ilustres, y uno de ellos, sin duda alguna, es Franz Liszt, a quien se deben inmortales composiciones musicales, entre ellas, el famoso “Sueño de amor”.
Para conseguir un tercer regalo, vimos la segunda secuencia del viaje de Nuria y Lydia a Hungría.
En este vídeo vemos esta segunda parte del viaje.
El regalo fue una cantimplora, cuya tarjetita decía:
En casi todo el mundo las cantimploras se emplean para guardar agua, pero en Hungría estas típicas cantimploras hechas con piel de potro son usadas por los pastores para guardar vino, lo mismo que en casi toda España se hace con nuestra típica bota.
Con tres regalos sobre la mesa llegó el momento de la primera decisión para Felisa y Alfredo, que descartaron en primer lugar la figura de cerámica:
Hungría se honra y con razón de ser patria de Judit Sarcantiu, extraordinaria ceramista. Recordemos que estas piezas de cerámica nacen de un elemento tan simple como es el barro.
De barro está hecha esta cerámica, como de barro están hechos los ladrillos de lo que acaban de perder: ¡un apartamento en el Mar Menor!
La siguiente actuación fue la de Beatriz Carvajal en el papel de la viuda alegre, la famosa opereta del compositor austríaco Franz Lehár. El regalo que dejó en la mesa fueron las fotografías de sus cuatro difuntos maridos. La tarjetita decía:
La famosa viuda alegre de la inmortal opereta de Franz Lehár poseía un enorme fortuna heredada de su difunto esposo.
Una nueva decisión para los concursantes, que decidieron deshacerse de la cantimplora:
En casi todo el mundo las cantimploras se emplean para guardar agua, pero en Hungría estas típicas cantimploras hechas con piel de potro son usadas por los pastores para guardar vino, lo mismo que en casi toda España se hace con nuestra típica bota.
Ya que hablamos de cantimploras y de vino, acaban de perder esta cantimplora húngara, y para llenarla y bien llena de vino, pero no de Hungría, sino de ¡arriba, chicas! de Valdepeñas. ¡Mil litros de vino de Valdepeñas!
Acompañando a los mil litros de vino, apareció en el plató una representación de chicas de Valdepeñas, que hablaron sobre la calidad del vino.
En este momento se hizo una pausa para la publicidad, tras la cual, apareció en el plató Arévalo en el papel de Atila. El regalo que dejó en la mesa fue su casco; la tarjetita decía:
Atila, rey de los hunos, montaba un caballo del que se decía que por donde pasaba no volvía a crecer la hierba.
Felisa y Alfredo decidieron dejar las fotografías de los esposos difuntos de la viuda negra; Mayra terminó de leer su tarjetita:
La famosa viuda alegre de la inmortal opereta de Franz Lehár poseía un enorme fortuna heredada de su difunto esposo.
Para que a cualquiera de ustedes les suceda algo parecido a lo de la viuda alegre, pueden llegar a ganar de aquí a un año 50 millones de pesetas. Pero con una condición: que uno de ustedes ha de fallecer por accidente o muerte natural, ya que les hemos hecho un seguro de vida de tal forma que cada uno sea el beneficiario del fallecimiento del otro. Les deseamos muy sinceramente que no lo hubieran cobrado.
Tras perder este macabro regalo, Lydia y Nuria volvieron a acercarse a la mesa de la subasta para mostrarnos las imágenes de la tercera etapa de su viaje, en la que vimos preciosas estampas nevadas, mientras las chicas iban montadas en trineo.
En este vídeo vemos la tercera secuencia del viaje a Hungría.
El regalo que dejaron en la mesa fue unos huevos de pascua, cuya tarjetita decía:
Ya en la eliminatoria hicimos referencia a que uno de los souvenirs más clásicos de Hungría son estos huevos de pascua pintados a mano.
Una nueva decisión para Felisa y Alfredo, que en esta ocasión se decantaron por rechazar los huevos de pascua:
Ya en la eliminatoria hicimos referencia a que uno de los souvenirs más clásicos de Hungría son estos huevos de pascua pintados a mano.
Estos huevos de pascua no son otra cosa que un souvenir, un recuerdo. Y, sin duda alguna, para tener un buen recuerdo del «Un, dos, tres...» lo mejor es ganar lo que acaban de perder: ¡un bungalow en Torrevieja (Alicante)!
En este momento aparecieron por la escalera Antonio Ozores y Juanito Navarro, representando a la capital de Hungría: Budapest; Ozores vestido de buda, y Navarro de pez. El regalo que dejaron en la mesa fue un libro con la historia de Hungría. La tarjetita decía:
La ciudad de Buda desde luego no fue llamada así en recuerdo del hombre divinizado en Oriente.
Los concursantes tuvieron que hacer un nuevo descarte, rechazando el último regalo que había llegado a la mesa:
La ciudad de Buda desde luego no fue llamada así en recuerdo del hombre divinizado en Oriente.
Hablando de Buda y de Pest, capital de Hungría, para saber más de ella lo mejor es conocerla, por eso acaban de perder ¡quince días con todos los gastos pagados y toda las excursiones necesarias para conocer a fondo ese maravilloso país!
El último regalo vino de la mano de Lydia y Nuria, que nos mostraron la cuarta y última parte de su viaje.
En este vídeo vemos esa cuarta parte del viaje.
El regalo en esta ocasión fue un violín, cuya tarjetita decía:
Prácticamente en todos los restaurantes húngaros, los violinistas ofrecen a los clientes típicas melodías zíngaras. Recordemos que los zíngaros no son otra cosa que los gitanos que en la antigüedad recorrieron Hungría de un lado a otro en sus típicos carromatos.
Llegado este momento, Felisa y Alfredo se enfrentaban a los tres últimos regalos de la noche, pero mientras se pensaban su elección, Mayra llamó a la sufridora en casa, que ganó un apartamento en el mar Menor.
Tras esta alegría, Mayra anunció a los concursantes de la subasta que tenían que dejar dos regalos y quedarse con uno, siendo el violín el regalo escogido.
Mayra terminó de leer la tarjetita del colchón de Raúl Sénder, para ver lo que habían perdido:
En Hungría han nacido innumerables artistas ilustres, y uno de ellos, sin duda alguna, es Franz Liszt, a quien se deben inmortales composiciones musicales, entre ellas, el famoso “Sueño de amor”.
Hablando del sueño, para que ustedes hubieran podido dormir y soñar apaciblemente, hubieran ganado ¡arriba, chicas, todas estas almohadas!
Y la tarjetita del casco de Arévalo decía:
Atila, rey de los hunos, montaba un caballo del que se decía que por donde pasaba no volvía a crecer la hierba.
De igual forma que no volvía a crecer la hierba al paso del caballo de Atila, os aseguramos que vuelve a crecer cualquier regalo perdido si sobre vosotros hubiera caído ¡nuestro querido Chollo!
Y el regalo que les correspondió a Felisa y Alfredo, después de perder tan buenos regalos, fue el siguiente:
Prácticamente en todos los restaurantes húngaros, los violinistas ofrecen a los clientes típicas melodías zíngaras. Recordemos que los zíngaros no son otra cosa que los gitanos que en la antigüedad recorrieron Hungría de un lado a otro en sus típicos carromatos.
Para que ustedes puedan recorrer de aquí para allá Hungría o cualquier otro país, como los zíngaros, acaban de ganar ¡ESTE COCHE! |
Agradecemos a Jorge las fotos que nos envió |
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