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¿Cómo se organizó la quedada? Nos lo cuenta David Latorre, uno de los artífices |
El momento más duro
para mí en todo este proceso llegó la misma semana de la quedada. Esa
semana, en el trabajo tuve una auditoría bastante dura a la que se
sumaban los nervios por la quedada. Ahora, una vez pasado todo sí puedo
contar lo que esa semana sucedió… Aún recuerdo el que para mí fue el
peor día, lunes 23 de abril, cuando al recibir la factura pro forma por
parte del hotel, para realizar el segundo (y último pago) nos dimos
cuenta de un “pequeño error” de interpretación de los presupuestos en el
que el precio por asistente que aparecía en la factura era casi el doble
de lo que habíamos calculado en un primer momento según el presupuesto
original. Tras las llamadas de Juan todo parecía confirmarse, los
responsables del hotel y nosotros habíamos hecho una interpretación
distinta del presupuesto original y eso nos llevaba a una situación más
que caótica, en la que personalmente llegué incluso a pensar que todo
había terminado. Cuando salí de trabajar, a eso de las 9 de la noche,
llegué a casa y busqué hasta el último euro que tenía por los cajones
para hacer un ingreso en efectivo que permitiera cubrir los gastos que
no habíamos contemplado. Algo similar debieron hacer Juan y Miguel (esto
es algo de lo que nunca hemos hablado), pero lo que sí es cierto, es que
al día siguiente habíamos conseguido la cantidad que faltaba, gracias
también a Antonio que respondió rápido a nuestra llamada ese mismo día.
Esa noche no pegué ojo, lo reconozco, y creo que mis compañeros tampoco
lo hicieron. Afortunadamente el martes 24 llegó la calma, Miguel
consiguió hablar con los responsables del hotel quienes vieron que todo
había sido un error… Ese mismo día yo continuaba con mi auditoría, pero
no me separaba del móvil en ningún momento, creo que desgasté el
whatsapp de tanto enviar mensajes a Miguel
para que me confirmara que todo se había solucionado correctamente.
Estaba convencido de
que los sustos no iban a terminar ahí, y es que fue en esos últimos días
cuando el número de invitados comenzó a crecer, algo que aunque ya
habíamos contemplado haciendo alguna reserva de más, superó todas
nuestras predicciones, sobre todo porque el número de asistentes ya
estaba cerrado y los pagos realizados, así que… sólo nos quedaba rezar a
Santo Chicho, patrono de Tacañón (como decían “Las
Hurtado” en su “Jota
tacaña”). Mi viaje a Madrid
comenzó el viernes 27; salí hacia Madrid
directamente desde el trabajo, lo que significa que ese día tuve una
compañía muy especial en el laboratorio: Ruperta
vino a trabajar conmigo. Se portó como una campeona, dentro de su cajita
sin dar guerra. El viaje en AVE fue duro, sobre todo porque me pasé todo
el trayecto vigilando la caja de Ruperta para que nadie pusiera sus
maletas demasiado cerca o la golpearan, Ruperta no había pagado billete,
así que viajaba de incógnito. Al llegar a Madrid... ¡¡lluvia!! algo
ideal para una calabaza de papel que viajaba dentro de una caja de
cartón, aún no sé como conseguí llegar al hotel, lo que sí es cierto es
que yo llegué empapado y Ruperta estaba seca; he
aquí uno de los grandes misterios de la naturaleza…
Por fin llegó el
sábado 28, Juan, Miguel y yo habíamos quedado en el Hotel Tryp
Ambassador a las 17.30 para prepararlo todo antes de la quedada.
Recuerdo que fui el primero en llegar, y a los 10 minutos Juan apareció
por la puerta. Estuvimos un rato montando el photo-call
que diseñó Miguel y, aunque no os lo creáis, comprobando que los vídeos
funcionaban correctamente (jajajaja). Al rato me crucé con Miguel, que
me dijo: “ha venido Fedra Lorente, está en la puerta… con Mayra”, en ese
momento me hice pequeñito, me dirigí a la puerta del hotel y sólo pude
decir un “Gracias por venir” (sí, me quedó muy Lina Morgan…).
Pocos minutos después, recibí el otro notición de la tarde:
“Chicho sí iba a acompañarnos en el aniversario”;
de nuevo me hice aún más pequeñito y a partir de ese momento os puedo
asegurar que no recuerdo casi nada, creo que no hace falta que lo diga,
porque estaba como en una nube, nervioso, eso sí, pero en una nube.
Mi siguiente recuerdo es un sudor frío, un
micrófono en mi mano y la boca seca junto a una voz temblorosa causado
por una mezcla de nervios e ilusión al verme frente a los que siempre
han sido los ídolos de mi infancia. Y lo que vino a continuación también
lo conocéis: los vídeos habían decido ponerse en huelga, y aquí es donde
una vez más tengo razones para volver a creer en el destino, porque el
que los vídeos no funcionaran fue el detonante para que
Miriam Díaz-Aroca nos echara un capote que jamás olvidaré y
transformara
la quedada en una colección de recuerdos y testimonios que a todos nos
pusieron los pelos de punta.
A partir de ese
momento mis nervios ya comenzaron a desaparecer y fue cuando realmente
comencé a disfrutar de la quedada y de todos los que a ella asistieron.
Recordé momentos con aquellos a los que ya conocía y tuve la gran suerte
de charlar y ponerle voz y cara aquellos que sólo conocía a través de
las redes sociales. Tengo la sensación de que volví a casa habiendo
conocido a un montón de amigos, me sentí realmente arropado por todos
ellos y es algo que nunca olvidaré en un día que fue una prueba de fuego
para mí. También guardaré siempre con mucho cariño las palabras que
tanto Fedra, como Paloma y Miriam me dedicaron en privado. Siento ser pesado,
pero nunca voy a parar de repetir que estaré siempre agradecido a
aquellos que confiaron en nosotros, porque todo lo que esa tarde sucedió
fue gracias a ellos, y desde un punto de vista personal, las muestras de
agradecimiento de los que allí estuvieron fue el pago más grande que
podría haber recibido.
Si el éxito de una
quedada
se midiera por el número de asistentes creo que el 40
aniversario sería un éxito; pero, si el
éxito se mide por el cariño y el apoyo recibido por parte de la gente,
puedo decir que el 28 de abril de 2012 pasará a mi historia personal
como uno de los mayores éxitos que jamás lograré. GRACIAS A TODOS por
hacerme un poquito más feliz.. David Latorre Díaz (David-kisby) |
Hay tantas cosas que agradecerle a
David, que simplemente diremos ¡GRACIAS POR EXISTIR! |
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