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¿Cómo se organizó la quedada? Nos lo cuenta Miguel Muñoz, uno de los artífices |
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Al colgar el teléfono, fui donde estaban mis amigos y les dije que me
acababan de llamar para decirme que quizá Ruperta aparezca en
limusina!!! Me daba hasta vergüenza decir que esa
frikada la había ideado mi mente esa misma tarde. Pero para
vergüenza vergüenza, cuando me dispongo a llamar a las empresas de
alquiler de coches de lujo para decirles que quiero contratar una
limusina, la mejor que tengan, para meter dentro a la calabaza Ruperta
del concurso «Un, dos, tres...» y que ella sola
llegue a la puerta de un hotel donde decenas de fans la están esperando.
Fue tal lo ridículo que me sentí, que la primera vez que llamé, cuando
me cogieron el teléfono tuve que colgar.
Fue a la segunda llamada cuando me armé de valor y a la persona que estaba al otro lado del teléfono, con voz seria y como si de un gran espectáculo se tratase, le propuse lo que necesitábamos; fue decir las palabras “Ruperta dentro de una limusina”, y Marisol, que así se llama la chica que me atendió, se partía de risa en mi cara, pero sin cortarse un pelo, no os vayáis a pensar. Aún así, se tomó en serio mi llamada y accedió a darme presupuesto. En un principio, una hora 300 euros. “Marisol, Ruperta en un minuto se ha bajado del coche”; media hora, 150 euros. “Marisol, somos una organización sin ánimo de lucro, no tenemos ya un pavo” (claro que Marisol pensaría “¡leches, pues llevar a Ruperta en un Seat Panda!”). Entonces le propuse que si tenían un servicio esa misma tarde, que pasaran primero por la puerta del hotel, nos dejaran a Ruperta y después la limusina siguiera su ruta. Marisol accedió y yo, como agradecimiento, que ni me lo creía, claro, le comenté que si hacíamos un photo-call, “Limusinas Royal Madrid” aparecería en él. Fue increíble lo bien que se portó Marisol; parecía como si la conociera de toda la vida.
Se acercaba la última semana, donde los nervios y la ansiedad volvían
a hacer estragos en nuestros estómagos, al menos
en el mío. A tres días del evento, recibo una llamada de David
diciéndome que estamos en bancarrota (os prometo que si le tengo delante
le quito las gafas de azafata de una hostia como la que Alejandra Cano
le dio a Lucy), y me dice que Juan
envió un correo al hotel, donde decía que cada
uno pagaríamos 42 euros. Por lo tanto esto se nos
iba de las manos. Esa misma noche llamé a Juan y le dije que,
por favor, que me explicara, ¡que ahora iba a ser
yo el “súper Tacañón”! El pobre,
apurado, me explicó todo y le pedí que me diera
el teléfono del hotel, que esto había que solucionarlo (conseguí una
limusina para llevar a una Ruperta de papel de periódico...
Esto se me hacía más llevadero...).
Al día siguiente hablé con el hotel. Encarni no estaba;
me atendió otra chica. Les expuse todo y les dije que los pagos los
haríamos desglosados, a cada cosa su cosa. Para pelotear un poco les
dije que aparecería el
nombre del hotel en el photo-call; como
me funcionó antes pensé que ahora también. Y así fue.
Ese mismo día me puse a diseñar el photo-call y a pedir
presupuestos. Muchos de ellos ascendían a 600 euros,
y pensé que si queríamos fotos nos las tendríamos que hacer con
Llegó el gran día; los nervios se apoderaban de mí (soy muy nervioso). Por la mañana mi madre me ayudó a rematar las chisteras de Pilar y Gloria, nuestras azafatas, y sus pajaritas. Los zapatos ya se los había llevado unos días antes a casa. A la 13:30 h. estaba prevista la retransmisión de la entrevista que nos hicieron a Juan y a mí en la Ser. La oí por los pelos, dentro del coche.
A mediodía comí y me tumbé un rato para estar descansado. David me llamó y me dijo que si quedábamos a las 18:00, a lo que yo le contesté que las seis era muy tarde, que mejor a las 17:30, porque mientras nos saludábamos y demás se nos podría echar la hora encima; por si hubiera que retocar o preparar algo. Como no tengo perdón de Dios, y tengo vergüenza para lo que quiero, a las 17:30 yo aún estaba en casa y tenía que llegar a Madrid y recoger a Rodri. ¡Se me echó el tiempo encima! Pensé que David me mataría, pero a las 18:15 ya estaba en el hotel. David no me mató, pero dijo que lo haría; “te voy a matar”, ése fue su saludo tras año y pico sin vernos.
Como estaba nervioso y estresado necesitaba un cigarrito, y le dije a Juan que si me acompañaba a la puerta del hotel a fumar, cuando nuestros ojos no daban crédito a lo que veían; ¡Mayra Gómez Kemp se estaba bajando de un coche! Yo tiré el cigarro y me metí dentro a rezar o a no sé que... dando vueltas como tonto. Se lo conté a David y entré a la sala para ver cómo iban las azafatas con su caracterización de secretarias del «Un, dos, tres...».
Mi intención era salir de nuevo a la calle a terminar mi cigarro, y
justo al salir, en la puerta de la sala me encontré
con Carlos y Tony. Al saludarlos, Carlos me dice tembloroso
“Chicho está entrando”.
Esto se nos había ido de las manos. Pero reconozco que estaba
disfrutando de uno de los momentos más intensos de mi vida. Habíamos
conseguido los fans del «Un, dos, tres...» reunir
a Mayra y a Chicho en un mismo acto, en un acto
con nosotros, compartiendo una cena con los fans del concurso. ¡Eso es
algo que se lo agradeceré toda la vida!
Otra vez volví a salir a la calle, acompañado de Tony y Carlos. En ese
momento llegó Antonio acompañado de David Blanco. A Antonio tenía muchas
ganas de volver a ver; a David muchas ganas de conocer. A los dos les
di un abrazo y les conté quién
estaba dentro;
Antonio no se lo podía creer. En ese momento llegó Jesús López Reina;
él, “muy simpático”
nos dijo en tono irónico “¿qué
pasa, que la quedada es en la calle?”.
Se hizo un silencio que se cortaba con un cuchillo;
muy digno se metió para dentro… Jesús se convirtió en uno
de mis descubrimientos: una buenísima persona a la que aprecio mucho y a
día de hoy mantenemos una muy buena amistad. Junto a Tony y Carlos, dos
chicos del sur de los más resalaos.
Inma y Carlos llegaron minutos después. Tenía muchas ganas de conocerlos también. Son unas bellísimas personas y, gracias a «¡Qué tiempo tan feliz!», tuve la oportunidad de conocerlos aún más.
Una vez todos dentro, Pilar y Gloria entregaron a todos una pegatinas
con el logo de los concursantes para así podernos identificar todos. He
de decir que fue David Granel quien se encargó de ellas. Y también
agradecerle al señor Granel la aportación que hizo para costear el
photo-call.
Empezó la celebración con la cabecera del programa, una preciosa cabecera donde aparecían juntas todas las mascotas. Pero el resto “transcurrió de pena”, porque todos los vídeos curradísimos que David había preparado con tanta ilusión no pudieron ser proyectados por problemas de sonido. Los tres nos matábamos por pasarnos el micro los unos a los otros, ¡ninguno queríamos hablar! pero sabíamos que no podíamos dejar el marrón sólo a uno. Primero rompió el hielo David, dio la bienvenida, y presentó el vídeo homenaje a todos los artistas que pasaron por el concurso y que hoy ya no están con nosotros. Los aplausos a Narciso Ibáñez Menta, el padre de Chicho, fueron muy emotivos.
Después de ese vídeo tocaba mi turno; tenía una sensación rarísima. Quién me iba a mí a decir que esa misma tarde iba a estar hablando delante de Chicho y que él me escucharía. Os aseguro que impone dirigirse a él en un acto público teniéndolo delante, a él y a Mayra Gómez Kemp, claro. Como hubo problemas con los vídeos, Juan, a quien di el relevo, cedió el micro a Miriam Díaz-Aroca, quien nos echó un buen capote e hizo que todo fluyera más rápido y ameno.
Llegó el momento en el que la limusina traía a Ruperta, preciso instante
en el que yo quería que todos los fans salieran a recibirla, creando
cierto espectáculo e incertidumbre, ya que, estaba casi seguro de que la
gente al ver el cochazo, se darían codazos unos a
otros susurrando “que viene Chicho”;
“No, seguro que es Mayra”.
Pero, claro, todo eso ya era imposible, porque a los dos los teníamos dentro, en el salón. Por esa misma razón y por respeto a ellos, pensé que no era de buen gusto que saliera todo el mundo a la calle y dejarlos a ellos solos dentro, y mucho menos hacerles moverse a la calle para eso. Por eso dije, que por favor, fueran Miriam Díaz Aroca, Alejandra Grepi, Carolina Rodríguez, Inma Valhermoso (Alejandra Cano), Ivanka Marfil, María Gustafsson (Britt), Marta de Pablo y Mayte Navarrete, las que recibieran a su vieja y querida compañera, Ruperta. |
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Miriam Díaz-Aroca, Alejandra Grepi, Carolina
Rodríguez, Alejandra Cano, María Gustafsson, Ivanka Marfil y Mayte Navarrete salieron a recibir a la calabaza Ruperta, que llegaba en limusina |
Foto: David Granel |
Una vez que Ruperta llegó al hotel y pasó de manos de nuestras azafatas Pilar y Gloria a las de Miriam, entramos al salón donde Chicho fue quien la recibió con mucho cariño; no había más que ver su cara de felicidad. En ese momento todos los compañeros del «Un, dos, tres...» rodearon a don Narciso Ibáñez Serrador y se pusieron a cantar la popular canción del programa; para mí uno de los momentazos más emotivos de toda la tarde-noche.
Una vez todos estábamos de pie, dimos paso al cóctel en el precioso patio
acristalado del hotel. Se notaba que todo el mundo estaba feliz y
contento en ese momento; todos hablando con todos como si nos
conociéramos de toda la vida, haciéndonos fotos unos con otros. Fue muy
bonito las repetidas veces que nos dieron la enhorabuena y las gracias
miembros del concurso.
La celebración en el hotel estaba tocando su fin, pero muchos de
nosotros decidimos continuar el cumpleaños de nuestro programa favorito
en la noche madrileña. Yo antes llevé a Inma y
Carlos a su hotel y a Santi de Mena a Plaza Castilla. En un futuro creo
que seré taxista. Una vez hice “mi servicio”
me uní a la fiesta con el resto de compañeros. Tengo que agradecer a
Antonio y a Cándido el momento de risas que pasé con ellos, y aunque
lo haya dicho ya en varias ocasiones, estoy deseando repetir.
En definitiva, una tarde-noche como he dicho
antes, muy muy especial y que no olvidaré nunca, ni quiero hacerlo.
¡Gracias a todos por hacerlo posible! Vuestro amigo, Miguel Muñoz Rodríguez |
Gracias, Miguel, por haber
participado en la organización de esta inolvidable quedada, por haber compartido para la web tus recuerdos y sensaciones, y sobretodo, muchísimas gracias por tu AMISTAD. ¡Eres único! |
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