Los sufridores lo veían todo encerrados en su celda

A pesar de estar encerrados en una celda situada en un lateral del plató, los sufridores seguían el desarrollo de todo el programa a través de un monitor. De vez en cuando eran informados de los regalos que escondían cada uno de los objetos de la mesa de la subasta.

El saber dónde estaban los mejores regalos y no poder decírselo a los concursantes de la subasta les hacía sufrir de verdad.

Desde casa todo se veía más fácil

Muchas veces decíamos que las preguntas eran muy fáciles y que los concursantes estaban realmente poco inspirados y que daban pocas respuestas.

Pero lo cierto es que los nervios jugaban auténticas malas pasadas y bloqueaban a los sufridos concursantes que sentados en el podio, frente a las cámaras y bajo la luz de los focos quedaban absolutamente bloqueados.

Los concursantes temblaban al ver a “Las Hurtado” en la subasta

No era habitual ver a las hermanas Hurtado en la subasta, pero cuando las veían aparecer los concursantes masculinos se echaban a temblar porque sabían que alguna faena les iban a hacer.

Por ejemplo, al concursante del programa dedicado a la meteorología (11 de mayo de 1987) lo tumbaron en una camilla y simularon que su cuerpo era el mapa de España aplicando sobre él todo tipo de fenómenos climatológicos: lluvias (regándole), granizo (echándole cubitos de hielo), nieve (rociándole con harina), sol (acercándole un potente mechero), etc.

Un percance en la eliminatoria

Normalmente, las pruebas eliminatorias no solían revestir peligro para los concursantes, pero en alguna ocasión hubo caídas y lesiones inesperadas, como la del concursante del programa dedicado a los comics (6 de julio de 1987), que en uno de los saltos tomó demasiado impulso yendo a impactar contra el suelo.