El coche era el premio más deseado

Desde los comienzos de «Un, dos, tres...» en 1972, los concursantes del programa sintieron gran atracción por el coche.

La marca SEAT puso a disposición del programa muchos de sus modelos (Marbella, Ibiza, Málaga) y algunos concursantes consiguieron volver a casa montados en su flamante nuevo coche.

Llevarse el Antichollo era una desgracia

Si en las etapas cuarta y quinta del «Un, dos, tres...» había algún premio temido por los concursantes, ése era sin duda el Antichollo, la mascota negativa del programa, que suponía irse a casa con las manos vacías.

No fueron muchas las parejas que ganaron el Antichollo, pero los protagonistas de la imagen que ilustra este texto tuvieron muy mala suerte y se marcharon a casa con el temido Antichollo.

Los concursantes trataban de evitar a Ruperta

En las etapas en que la calabaza Ruperta era la mascota del «Un, dos, tres...», los concursantes de la subasta trataban de evitarla por todos los medios quedarse con ella.

Pero no siempre la calabaza fue negativa, ya que en ocasiones escondía en su interior importantísimos premios; de hecho, el mayor premio dado en la historia del «Un, dos, tres...» lo otorgó la temida calabaza: un barco, un coche, un cheque con una buena cantidad de dinero y un apartamento.

Alegría por un buen premio

La alegría era lógica si el premio que ganaban los concursantes en la subasta era bueno.
 
En la imagen vemos a la concursante abrazando a Mayra Gómez Kemp, quien momentos antes le había comunicado que acababa de ganar un apartamento en la Manga del Mar Menor (Murcia).