Una calabaza bautizada como doña Ruperta

En la primera etapa no tenía vida; simplemente era una calabaza que simbolizaba el peor premio que los concursantes podían ganar en la subasta.

El ingenio creativo de Chicho Ibáñez Serrador y el talento artístico de José Luis Moro dieron vida a la simpática calabaza de «Un, dos, tres...», que fue bautizada como doña Ruperta.

Por eso, desde la segunda etapa la calabaza que aparecía en la subasta no era una simple cucurbitácea, sino que tenía ojos, nariz y esa sonrisa tan característica de Ruperta.

La nueva mascota del programa

Narciso Ibáñez Serrador ya nos había anunciado su nacimiento al comienzo de la tercera etapa de «Un, dos, tres...» en agosto de 1982, pero hubo que esperar 37 emisiones hasta despedir a la mítica calabaza Ruperta, que le pasaba el testigo a otra entrañable mascota: la bota Botilde.

Una calabaza enorme aún sin vida

En los anuncios promocionales en los que se daba a conocer el estreno de la segunda etapa de «Un, dos, tres... responda otra vez» la calabaza que portaban las azafatas aún era como las de la primera etapa, inanimada.

Quedaban todavía algunos días para que la cantarina calabaza Ruperta debutara en la cabecera del programa bailando al son de la música compuesta por Adolfo Waitzman.

Los concursantes con su Antichollo

En la foto vemos a los desdichados concursantes del programa dedicado al infierno (29 de noviembre de 1985), junto con los sufridores, portando el temido y terrible Antichollo que acababan de ganar en la subasta.

Tan sólo en tres ocasiones el Antichollo fue el premio de la subasta, y estos simpáticos concursantes tuvieron la mala fortuna de encontrarse con él.