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Álbum de fotos del «Un, dos, tres...»

Página 259

 

  

«Un, dos, tres... responda otra vez» - 1976
  

Kiko entretenía mucho al público en las pausas

  

Kiko Ledgard es recordado por todos aquellos que trabajaron con él como un gran entretenedor. Y lo decimos no sólo porque supiera conducir perfectamente el «Un, dos, tres...», que es algo evidente, sino también porque durante los cortes en la grabación del programa él sabía entretener perfectamente al público del plató con sus piruetas, gracias y ocurrencias variadas.

 

  

 

  

«Un, dos, tres...» - 1984
  

Un murciélago sobrevolando al sufrido público

  

A mitad de la subasta del programa dedicado a Drácula (23 de noviembre de 1984), el público de la grada se llevó un susto enorme cuando vio aparecer encima de sus cabezas un enorme murciélago mecánico. No se trataba de otra cosa que otro de los premios a los que podían optar los concursantes que, junto a la mesa de Mayra, observaban riéndose los gritos de las personas que esa noche habían acudido al plató para asistir a la grabación.

 

  

 

  

«Un, dos, tres...» - 1993
  

En traje de baño para despedir la octava etapa

  

En el último programa de la octava etapa (9 de julio de 1993), al público se le invitó a acudir en bañador al plató, ya que el programa iba a titularse “Cerramos por vacaciones” e iba a estar ambientado en un hotel vacacional.

 

La foto, con todo el público en traje de baño, refleja perfectamente cómo Narciso Ibáñez Serrador situaba a los espectadores en las gradas. En las primeras filas colocaba fundamentalmente a chicas jóvenes, cuyos primeros planos aparecían en pantalla durante el desarrollo del programa. Los chicos, en cambio, eran situados a partir de la tercera fila.

  

  

 

  

«Un, dos, tres...» - 1983

  

Los hipnotizadores recurrían al público para sus exhibiciones

  

Narciso Ibáñez Serrador invitó en varias ocasiones a hipnotizadores al «Un, dos, tres...» porque en los años 80 y 90 los espectáculos de hipnosis resultaban muy llamativos y entretenidos para los espectadores. Para las exhibiciones se utilizaba a personas del público, a las que previamente se les había hecho una prueba para elegir a los más receptivos a esta técnica.

 

Muchas personas manifestaban su escepticismo sobre la hipnosis, por lo que en el programa dedicado al amor (14 de enero de 1983) el periodista Javier de Montini fue testigo de excepción de la actuación del maestro Arnó, dando fe de que todo lo ocurrido era real.

  

 

 

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