Una lesión por una caída fortuita

En el programa dedicado al lejano Oeste (14 de mayo de 1993), la eliminatoria consistió en que los concursantes, que eran los indios, tenían que dar vueltas al plató con una bicicleta, mientras lanzaban hachas a una diligencia con el propósito de que se quedaran pegadas gracias al velcro; para evitarlo, las concursantes contrarias les lanzaban huevos.

El suelo del plató quedo absolutamente manchado, y Miriam Díaz-Aroca, al trasladarse al espacio de “La panadería de Panrico”, resbaló con el fatal desenlace de una lesión de rodilla. Los médicos de TVE le hicieron un vendaje provisional para poder continuar la grabación del juego de consolación, y tras ello fue trasladada al hospital para ser tratada adecuadamente, por lo que no pudo despedir el programa junto a Jordi Estadella al finalizar la subasta.

Mayra invitando a los espectadores a
enviar sus cartas como concursantes

Mayra Gomez Kemp, con el traje que había utilizado en el último programa de la tercera etapa de «Un, dos, tres...», fue quien apareció en los anuncios promocionales de la vuelta del concurso invitando a los espectadores a enviar sus cartas para participar en el programa.

La música de fondo y el logotipo que se utilizaron en este anuncio fueron los de las etapas anteriores, pero el decorado era ya el nuevo que se había construido para la nueva temporada.

Jordi Estadella fue “Mr. Scrooge”

En el especial de Navidad emitido el 20 de diciembre de 1991, Jordi Estadella y Miriam Díaz-Aroca no sólo intercambiaron sus papeles como presentadores, sino que Jordi intervino en uno de los números musicales, cosa que no era habitual. En el número musical en cuestión le tocó interpretar el papel del gruñón “Mr. Scrooge”, de «Cuento de Navidad», aunque al final Miriam y las seis azafatas consiguieron ablandarle el corazón y hacer que acabara embargado por el espíritu de la Navidad.

Josep María Bachs no pudo despedirse en su último programa

Como el último programa de la novena etapa de «Un, dos, tres...» (1993-1994) terminó con la detonación del plató, Josep María Bachs no pudo dirigirse a los espectadores para dedicarles unas palabras de despedida, de modo que la última imagen que tenemos de él como presentador es corriendo desde la mesa del juego final de la subasta hacia la zona de cámaras para protegerse de la lluvia de polvo y ladrillos que cayó sobre la zona de las gradas.