De bromas en la sala de maquillaje

La buena relación entre Miriam Díaz-Aroca y Jordi Estadella era algo más que evidente. Después de compartir tantas horas de ensayos, caracterización, peluquería, maquillaje y grabaciones, se forjó entre ellos una preciosa amistad que traspasaba el simple compañerismo.

En la foto los vemos abrazados en la sala de maquillaje.

Comenzando con ilusión la octava etapa

Después del éxito rotundo alcanzado con la séptima etapa (1991-1992), en octubre de 1992, Jordi y Miriam comenzaron la octava etapa con la ilusión de repetir el éxito de la temporada anterior, llevando la alegría a los hogares en la noche de los viernes.

Cada uno tenía un rol específico

Con Miriam Díaz-Aroca y Jordi Estadella se produjo por primera vez en la historia que dos presentadores compartieran la conducción del «Un, dos, tres...». Se hacía necesario por tanto determinar cuáles iban a ser las funciones de cada uno.

Durante la tanda de preguntas, Jordi se encargaba de formular las preguntas a los concursantes, y Miriam ejercía de contable. La eliminatoria era competencia de Miriam, que también se encargaba del juego de consolación para la pareja que quedaba apeada del concurso. Y en la subasta, Jordi era el maestro de ceremonias, aunque Miriam solía intervenir con el juego del público y en los números musicales.

Riendo en compañía de Manolo Royo

En esta simpática foto vemos a Jordi Estadella, Miriam Díaz-Aroca y Manolo Royo riendo distendidamente minutos antes de comenzar la grabación de uno de los programas.

El personaje de Manolo Royo en la subasta (“Mc Royo”) era divertidísimo, pero también hacía reír a los miembros del equipo con sus ocurrencias fuera de cámara.