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Biografía de 1 |
Narciso Ibáñez Serrador, “Chicho”, nació en Montevideo (Uruguay) el 4 de julio de 1935, cuando sus padres, Pepita Serrador y Narciso Ibáñez Menta estaban de gira por aquellas tierras. Hijo de actores, pero también descendiente de cinco generaciones de artistas, por lo que la sangre del mundo del espectáculo corría por las venas del pequeño “Narcisín”. Desde sus primeros meses, el pequeño Narciso se acostumbró a viajar de un lado para otro acompañando a sus padres en sus funciones teatrales, y con ocho años realiza su primer papel doblando, para todos los países de habla hispana, al conejo “Tambor” en la película «Bambi».
Chicho creció en un entorno de intelectuales españoles exiliados y su infancia no fue fácil ya que sufría una enfermedad de la sangre llamada púrpura hemorrágica, que es una especie de hemofilia que se cura en la pubertad. Esta circunstancia le obligó a no ser como los demás niños de su edad; no podía jugar al fútbol, ni salir del aula en los recreos... Cualquier pequeño golpe podría provocarle una gravísima hemorragia interna. Ahí empezó su afición por la lectura y los libros se convirtieron en sus grandes acompañantes, lo que le sirvió para desarrollar su imaginación y creatividad.
La personalidad de Chicho estuvo muy marcada por la figura de su madre, una mujer de gran carácter, que ejerció de madre y padre cuando se divorció de Ibáñez Menta.
Tras ese divorcio de sus padres, Chicho vino a España con su madre en 1947. El niño que llegó a España era tímido y tartamudeaba, pero aprendió a superar esa dificultad y mejorar su dicción hablando muy despacio. Poco a poco se fue convenciendo de que debía superar su timidez y el miedo al mundo exterior. Con dieciseis años y curado ya de su enfermedad, y una vez terminados sus estudios de Bachillerato, comenzó una vida de aventuras y viajes.
Se enamoró de Magdalena Alomar, la hija de unos diplomáticos que vivían en El Cairo, y para poder ir a verla se enroló en un mercante turco y recorrió el Mediterráneo y Oriente Medio. En El Cairo descubrió que todos esos esfuerzos eran, más que por ver a Magdalena, por ver cumplidos sus sueños de ver mundo. En la capital egipcia se convirtió en cuentacuentos que explicaba historias en francés por los cabarets y, sin conocer la ciudad, ejerció de guía turístico.
Tras su estancia en Egipto, se fue a Tánger, donde ejerció de fotógrafo de chicas en bikini; fotos que se enviaban a España con otros artículos de contrabando, como camisas, medidas o tabaco rubio americano.
Después de aquella época de su vida, Narciso Ibáñez Serrador decidió dedicarse por completo al teatro, donde trabajó en todos los puestos posibles: maquinista, electricista, apuntador, regidor... Ya convertido en autor y actor, y como en España no se estrenaban sus obras, se marchó a Buenos Aires, donde en 1951 debutó con «Filomena Marturano». Su primera obra como director fue «El zoo de cristal», de Tennesse Williams. Además, escribió novelas radiofónicas y en 1957 estrenó su primera comedia, un monograma titulado «Obsesión», naciendo entonces Luis Peñafiel, pseudónimo con el que firmará toda su producción literaria.
En 1958 se traslada a Buenos Aires, donde vivía su padre, y en la que tuvo la oportunidad de hacer televisión, medio al que aplicó su experiencia como actor, autor y director teatral. En Argentina escribió y dirigió programas de televisión de todo tipo, consiguiendo éxitos y premios con espacios como «Los Premios Nobel», «Obras maestras del terror», «Cuentos para mayores» o «España y su teatro», un ciclo con el que la veterana actriz Margarita Xirgu debutó en televisión.
Con la comedia «Aprobado en inocencia», que él mismo escribió bajo el pseudónimo de Luis Peñafiel pensando en que su madre la protagonizara, alcanza gran popularidad en Argentina y le depara alegrías como la Medalla de Oro de la Sociedad Argentina de Autores.
En 1959 contrajo matrimonio, tras un corto noviazgo, con su primera mujer, Adriana Gardiazábal, una “miss” argentina de la que se enamoró intensamente, pero de la que se divorciaría tan sólo dos años después.
Cuando regresa a España, la televisión cuenta con escasos años de existencia y acaba de empezar a verse en todo el territorio. El 9 de diciembre de 1963 aparece en la pequeña pantalla un programa titulado «Muerte bajo el sol», con guión de Luis Peñafiel y dirección e interpretación de Chicho Ibáñez Serrador. En octubre de 1964, ya es un realizador consagrado y se permite el lujo de montar dos series diferentes: «Historia de San Michele» y «Los Bulbos».
En 1966 se enfrenta con un género apasionante que impone en la televisión: el terror. Con «Historias para no dormir», Ibáñez Serrador se convierte en uno de los grandes de TVE. “El cumpleaños”, “La bodega”, “El tonel”, “La oferta”, “El doble”, “La cabaña”, “La alarma”... son títulos que siguen en la memoria de los televidentes. Pero, el capítulo que más éxito le daría sería “El asfalto”, en el que se veía a Narciso Ibáñez Menta hundiéndose en el asfalto de una calle de una gran ciudad. “El asfalto” ganó la Ninfa de Oro al mejor guión en el Festival de Montecarlo de 1967.
Después de «Historias para no dormir», hace con Jaime de Armiñán «Historia de la frivolidad», a través de la que se narra la historia del erotismo y los esfuerzos denodados para ocultar los encantos del cuerpo humano, desde Adán y Eva, pasando por la Edad Media, el descubrimiento de América, “Romeo y Julieta”, la “belle epoque”, el nacimiento del cine, hasta llegar al siglo XX.
La cinta ganó el premio del Festival de Televisión de Montecarlo, considerándose como una de las mejores producciones de la historia de TVE, a pesar de que en su tiempo fue emitida en contra de la opinión del censor y a altas horas de la madrugada.
En la temporada 1967-1968 vuelve a aterrorizar a los españoles con una nueva entrega de sus «Historias para no dormir». |