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Biografía de 4 |
Tras acabar «Un, dos, tres...», Narciso Ibáñez Serrador nos presentó las mejores películas del cine de terror en «Mis terrores favoritos» en La 2. Junto a la actriz Luisa Armenteros, Chicho representaba un pequeño sketch cómico que servía de introducción a la película que se proyectaría a continuación.
En 1995 volvió a contar con Elena Ochoa en el programa «Luz roja» de contenido similar a «Hablemos de sexo». Aunque se había rumoreado la vuelta del «Un, dos, tres...» en 1996, la vuelta de Chicho a la televisión de entretenimiento fue de la mano de «El semáforo» (1996-1998), con Jordi Estadella, Marlene Mourreau, Asunción Embuena y el maestro Quintano.
Quizás los altos costes de producción del «Un, dos, tres...» desaconsejaron su vuelta y Chicho adaptó este formato italiano, en el que personas anónimas acudían al plató a realizar la habilidad que tuvieran por conveniente, sometiéndose posteriormente al veredicto del público, que aclamaría al concursante con un aplauso si la actuación había sido de su agrado, o, en caso contrario, le brindaría un sonoro abucheo con cacerolada incluida.
«El semáforo» incorporaba muchos elementos heredados del «Un, dos, tres...», como los números musicales en los que participaban bailarines que ya habían formado parte del ballet del concurso de la calabaza Ruperta.
El programa, que se emitió en dos temporadas (la primera en viernes, y la segunda en sábado), alcanzó buenos índices de audiencia.
En este tiempo, Chicho se casa con su tercera mujer, Lorena Martínez, una farmacéutica que había sido chica de figuración en «Un, dos, tres...».
En 1998 vuelve a hacer «Waku waku», esta vez con Nuria Roca como presentadora, repitiendo el éxito que había cosechado la primera temporada con Consuelo Berlanga, emitiéndose hasta el año 2000.
En 2001, cansado de hacer televisión, Chicho se lía la manta a la cabeza y decide subirse a los escenarios con «Aprobado en castidad», una adaptación de «Aprobado en inocencia», con Andrés Resino, Susana Canales, Nieves Aparicio, etc.
Al año siguiente, dirige la obra «El águila y la niebla», protagonizada por Luis Merlo, con la que obtiene el Premio Lope de Vega de teatro.
Su vuelta a televisión se produce en 2003 con dos programas sencillos: «Jimanji Kanana» en TVE, una adaptación del «Waku waku», presentado por Rosa García Caro, Nieves Aparicio y Carlos Rodríguez, y el concurso «Memoria de elefante» para Castilla La Mancha Televisión, presentado por Patricia Pérez.
Según el propio Ibáñez Serrador, «Jimanji kanana» le sirvió para probar al equipo técnico que posteriormente trabajaría con él en un proyecto de mucha más envergadura: la vuelta de «Un, dos, tres...».
El año 2004 fue agridulce para Narciso Ibáñez Serrador. En el plano familiar, el año 2004 fue el del nacimiento de la primera nieta de Chicho, pero también el de la muerte de su padre y maestro, Narciso Ibáñez Menta, al que estaba bastante unido.
En el terreno profesional, en enero estrenó una nueva etapa de su concurso más celebre, bajo el título «Un, dos, tres... ¡a leer esta vez!» y con el propósito de aficionar la lectura a los espectadores. El programa comenzó con mucho éxito pero poco a poco fue perdiendo audiencia hasta que la nueva dirección de TVE decidió retirar el programa de la parrilla cuando tan sólo quedaban dos programas por emitirse.
Tras la actitud de TVE, Ibáñez Serrador decide fichar por Telecinco para producir y dirigir con otros cinco directores una serie de películas para televisión que se proyectaría bajo el título «Películas para no dormir». Chicho se encargaba de coordinar el proyecto que contaba con los mejores directores de cine fantástico y de terror: Álex de la Iglesia, Enrique Urbizu, Mateo Gil, Paco Plaza y Jaume Balagueró. El propio Chicho dirigió una de las películas, que llevaba por título «La culpa».
En 2006 Narciso Ibáñez Serrador sufre una grave caída desde lo alto de la escalera de la sede de su productora, que le obliga a utilizar silla de ruedas para sus desplazamientos.
Es en ese fatídico año cuando Chicho se reconcilia con TVE, que le brinda un cariñoso homenaje en la gala conmemorativa de los 50 años de televisión, eligiendo al «Un, dos, tres...» como el mejor programa de la historia de la televisión pública. El propio Chicho acudió a recoger el galardón.
Desde su caída, las apariciones en público de Narciso Ibáñez Serrador se reducieron. No obstante, en 2009 acudió a Valladolid y Alicante, donde se le rindieron sendos homenajes en los festivales Seminci y de Cine de Alicante, respectivamente, por su aportación al cine fantástico y de terror.
En 2012, los seguidores del programa «Un, dos, tres...» recibieron la grata sorpresa de que Narciso Ibáñez Serrador acudiera a la quedada que habían organizado para la celebración de los cuarente años del concurso. Chicho no quiso perderse la oportunidad de reencontrarse con compañeros del programa y pudo comprobar el gran cariño y admiración que todos los seguidores del concurso le profesamos.
Y aunque desde entonces sus apariciones públicas se redujeron considerablemente, los espectadores hemos tenido la suerte de poder verle en diversos programas de televisión y homenajes. Por ejemplo, acudió al plató de «Qué tiempo tan feliz», presentado por su amiga María Teresa Campos, para hablar de «Un, dos, tres...», en uno de los programas más emotivos en palabras de la presentadora; o al último programa de «Espinete no existe», presentado por Eduardo Aldán, que había participado en «Un, dos, tres... ¡a leer esta vez!»; también asistió a «Late motiv» para dar una sorpresa a su discípulo Juan Antonio Bayona. Emocionado volvió a Prado del Rey para grabar unas imágenes para un «Imprescindibles» dedicado a su vida y obra.
Una de las últimas veces que asistió a un acto público fue para recibir el Goya de Honor de la Academia de Cine. Chicho agradeció emocionado el galardón, a pesar de haber rodado sólo dos películas y ser más bien un hombre de teatro y de televisión.
El 7 de junio de 2019, fallecía Narciso Ibáñez Serrador dejando huérfana a la televisión, pero recibiendo el cariño y agradecimiento de todos los que amamos la televisión porque crecimos viendo sus programas. |