Sobre la idea del «Un, dos, tres...»:
“La idea del programa, en general, sí es mía; pero hay dos mecánicas dentro del concurso. La primera parte ya la hacíamos en Buenos Aires, y la segunda es un programa norteamericano que se llama «Letʼs make a deal», que es la subasta de los premios. Kiko Ledgard lo había hecho ya en Perú con muchísimo éxito, y lo trajimos aquí para presentarlo, adobando todo ello, además, con gags, trucos, músicas; es decir, todos los elementos necesarios parar armar un espectáculo. Por otra parte, es la primera vez que en un concurso existe un jurado negativo, que es “don Cicuta” y sus muchachos”.
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Sobre sus sensaciones:
“Hacer ahora «Un, dos, tres...» me vuelve a mis veinte años, me hace sentirme joven”.
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Sobre su trabajo:
“«Un, dos, tres...» es un entretenimiento frívolo, sí, pero para parirlo hay que poner el cerebro y la imaginación a muchas revoluciones. A mí me divierte”.
Sobre que no apareciera su nombre en los rótulos:
“La mejor baza que hemos jugado en «Un, dos, tres...» ha sido no permitir que se hiciera ningún tipo de publicidad a priori del concurso. Si la hubiésemos hecho, si hubiese aparecido mi nombre como director del programa, a estas horas tendríamos encima a la crítica”.
Sobre su sueldo:
“Yo no soy el que cobra; cobra una sociedad que se llama PROINTEL, Productora Independiente de Televisión. Yo soy el director del PROINTEL; ésta cobra y me paga a mí, pero no es una cantidad fija”.
Sobre la elección de Kiko Ledgard:
“Con Kiko Ledgard tuve una buena intuición. Le propuse como presentador del programa y TVE lo rechazó. Insistí porque sabía que podía dar juego y ser el hombre adecuado, ya que tenía gran experiencia en concursos que hizo para la televisión de su país, Perú. Creí en Kiko e impuse mi criterio. El tiempo me ha dado la razón”.
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Sobre la clave del éxito:
“Creo que el éxito de «Un, dos, tres... responda otra vez» reside en su original presentación de un jurado humorístico”.
Sobre el veto de Ágata Lys:
“He de contar que Ágata Lys ha sido sustituida a mi pesar. No he llegado a saberlo nunca, pero quizá a la señora de algún ministro le molestaba que saliera en el programa una mujer tan atractiva y simpática como Ágata. Me obligaron a sustituirla”.
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Sobre los concursantes:
“La tremenda desconfianza de los concursantes es totalmente injustificada, ya que Kiko no miente nunca; los regalos están en su sitio y de ahí no se mueven, no se cambian de un lugar a otro, como algunos han supuesto. Pues bien, ellos nunca se lo creen”.
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Sobre las pretensiones de los concursantes:
“Me entristece la poca ilusión que hace el viajar. Prefieren un frigorífico a un viaje al Japón... Otro dato curioso es que la mayoría intenta cambiar lo que les ha tocado por dinero... Dicen: “Esto cuesta cien mil pesetas, yo se lo dejo por cincuenta mil...”. Nos negamos en rotundo; no tendría ninguna gracia”.
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Sobre los intentos de soborno:
“Ha habido intentos de soborno para saber dónde estaba el coche. Más o menos venían a decirme que si les indicaba dónde estaba el coche, luego habría un arreglo”.
Sobre el regalo del coche:
“Todo se hace ante notario, con gran seriedad, sin ningún tipo de trampa. Te voy a contar algo con respecto al coche: hace bastantes semanas dijimos a Kiko que procurara facilitar al máximo la salida del coche. No regalarlo, claro, pero facilitar las cosas. Pues bien, cuando más se facilitan las cosas, más desafían los concursantes y más difícil resulta la salida del coche”.
Sobre las preguntas:
“Pueden parecer infantiles, pero en realidad no lo son. Son siempre hechas con la idea de que el telespectador pueda participar contestando desde su casa y con cosas que le resultan de fácil comprobación. Las preguntas son creadas por cuatro personas. El hecho es que detrás de los tres “Cicutas” existen otros tres “súper Cicutas” que son los que llevan la seriedad del programa en realidad”.
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Sobre las cartas recibidas:
“Resulta interesante el aluvión de cartas que nos envían a cada uno de los que hacemos el programa. Las chicas reciben cartas de simpatía. A Ágatha le llegan misivas apasionadísimas y otras de odio feroz. “Don Cicuta”, en cambio, ha despertado la fibra poética de los españoles y no pasa un día sin que alguien le dedique un verso. Se han recibido más de cuatro mil cartas pidiendo una camiseta como las que sacaron las chicas un día con el nombre de “don Cicuta””.
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Sobre «Historias del Un, dos, tres...»:
“Yo tuve la idea del programa y, ante su éxito, consideré que podría dar un argumento cinematográfico de garra. Tenía la intención de realizarlo yo, pero no ha sido posible. El guión lo hace Jaime de Armiñán y de la dirección se encargará Pedro Lazaga. La película contará las peripecias, aventuras y hasta desventuras de tres parejas que deciden concursar. Sólo recomiendo que acaben la película lo antes posible para estrenarla enseguida, es decir, antes de que haya desaparecido el impacto y la popularidad del «Un, dos, tres...», porque en marzo dejamos de emitir el programa”.
Sobre el balance de la etapa:
“Creo que el programa ha finalizado sin alcanzar su techo. Hay muchas cosas nuevas que se podrían lograr. Si vuelve «Un, dos, tres... responda otra vez» dentro de unos años intentaré remontarlo tratando cada vez de elevarlo más”.
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Sobre el momento más triste:
“El momento más triste para mí fue cuando al finalizar el programa el pasado lunes, “don Cicuta” se quitó la barba por última vez”.
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