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Declaraciones de Narciso Ibáñez Serrador
en la segunda etapa de «Un, dos, tres... responda otra vez»

 

 

 

 

Sobre la vuelta del programa:

 

“Yo pienso que se hará el programa, pero ya llevo unas cuantas semanas esperando y todavía no se ha llegado al momento de la firma. Que conste que yo no pedí hacer ese programa, pero de Prado del Rey insistieron y... dije que bueno”.

  

 

 

 

Sobre la elección de TVE:

 

“Hablé con el Director de Programas, el señor Marroquí, y le expliqué que hacer dos programas, uno de suspense y el «Un, dos, tres...», sería bastante difícil. Les pedí que decidieran cuál de los dos proyectos debería preparar, y escogieron el concurso”.

  

 

 

 

Sobre Kiko Ledgard:

 

“El protagonista de los programas es Kiko, ya que tiene una labor tremendamente difícil. Muchas veces un actor se equivoca y hay que repetir, pero él debe sujetar todas las riendas; por ejemplo, los diálogos con los señores de Tacañón y con las secretarias. Todo está escrito, como si se tratase de un teatro; entonces, ha de aprenderse los diálogos de todos y el orden de regalos del concurso, además de ir sorteando escollos. Tiene tanto que hacer que su trabajo es francamente admirable”.

 

«Un, dos, tres... responda otra vez» - 1976

  

 

 

 

Sobre los requisitos que han de tener las azafatas:

 

“Han de ser jóvenes, simpáticas, agradables... Es muy importante que caigan simpáticas a todo el mundo, pero sin ser ofensivas para las señoras que vean el programa; que no ofendan, que sean gratas”.

 

«Un, dos, tres... responda otra vez» - 1976

  

 

 

 

Sobre las azafatas en su primer día de grabación:

 

“Querido equipo, vamos a ser pacientes con esta seis nuevas chicas porque para muchas de ellas es la primera vez que se ponen delante de una cámara de televisión y es lógico que estén nerviosas por la inexperiencia. ¡Tranquilas, nenas, que lo estáis haciendo muy bien!”.

 

«Un, dos, tres... responda otra vez» - 1976

  

 

 

 

Sobre el nuevo uniforme de las azafatas:

 

“Hemos tenido que diseñar un nuevo uniforme para las azafatas porque el que usaron para los anuncios promocionales no les han gustado, ya que dicen que al ir tan recubiertas de ropa aparecen más deslucidas. Así que hemos sustituido los pantalones largos por unos shorts, y les hemos quitado los sombreros porque les daban mucho calor y no podían lucir peinado”.

 

«Un, dos, tres... responda otra vez» - 1976

  

 

 

 

Sobre la sustitución de las azafatas:

 

“Dado que muchas chicas vienen a «Un, dos, tres...» para su propia promoción personal, he decidido recurrir a chicas extranjeras para sustituir a las azafatas que van dejando el programa”.

 

«Un, dos, tres... responda otra vez» - 1977

  

 

 

 

Sobre la sustitución de “don Cicuta”:

 

“La sustitución de “don Cicuta” no fue cosa fácil; no se hubiera aceptado que otro actor interpretase el personaje. Por eso tuve que convertirlo en tres: un avaro, un señor pedantemente culto y un censor”.

 

«Un, dos, tres... responda otra vez» - 1976

  

 

 

 

Sobre si hay alguien insustituible:

 

“Creo que no hay nadie insustituible. En todo caso, sí necesario, pero no insustituible”.

  

 

 

 

Sobre Lina Morgan:

 

“Como admirador de Lina Morgan le propuse que estuviera en el programa, pero el estreno se está retrasando tanto que Lina ha tenido que decir que ya no podrá intervenir, que tiene otros compromisos”.

  

 

 

 

Sobre los concursantes:

 

“Los actores del «Un, dos, tres...» son los concursantes. Si ellos están mal, todo el programa va mal. Sin buenos concursantes no hay nada que hacer. Y llevamos una temporada muy floja. Lo importante en el concurso es que la pareja que opte a los premios sea simpática, abierta, agradable. Y nos resulta muy difícil encontrar parejas así. Es un problema de racha. Estamos en la racha regular. Pero si seguimos mucho tiempo así nos cargamos el programa”.

 

«Un, dos, tres... responda otra vez» - 1977

  

 

 

 

Sobre los regalos:

 

“Yo no sé de antemano los premios que se van a llevar los concursantes. Y, como prueba, te puedo decir que el notario tiene una lista de todas las preguntas y de todos los regalos. Y tiene el orden en que todo esto va. El orden de salida tan sólo lo pueden alterar los concursantes, y el notario puede dar fe de ello”.

 

«Un, dos, tres... responda otra vez» - 1976

  

 

 

 

Sobre la idea del programa:

 

“Es mezcla de un programa argentino que yo hacía, «Un, dos, Nescafé», y otro que presentaba Kiko en Perú. Pero ambos están basados en otro tipo de programas que se emiten desde hace tiempo en televisiones extranjeras: «Letʼs make a deal». Pero nuestro espacio no tiene nada que ver con el que hiciéramos antes Kiko y yo. E incluso en otros países ya se está haciendo de la forma en que lo hacemos nosotros”.

 

«Un, dos, tres... responda otra vez» - 1976

  

 

 

 

Sobre los niveles de audiencia:

 

“El nivel de aceptación último es de 8,5 sobre 10. Los más bajos fueron 7,9, una cifra verdaderamente baja y que si se repitiera con frecuencia me obligaría a tomar decisiones tajantes. El día de más aceptación, con un 8,8 fue precisamente el día dedicado a los niños en la pasada temporada”.

  

 

 

 

Sobre los cambios paulatinos:

 

“Vamos a prescindir de una pareja, por dos motivos, para que la primera parte sea solamente las preguntas y la segunda parte sea la eliminatoria, que entre dos parejas es mucho más clara que entre tres y es más competitiva. De esas dos parejas una gana y pasa a la tercera parte, la subasta; la otra pasará a jugar un juego a la manera de “La Ruperta fantasma” y que se llamará “El juego de la Pera”; creo que tendrá más gracia que el otro, que no tenía ninguno. Vamos a tratar de potenciar el humor en el «Un, dos, tres...», puesto que televisión está un poco falto de él”.

  

 

 

 

Sobre la grabación del programa y su finalidad:

 

“El programa parece sencillo, pero no lo es tanto. Siempre surgen problemas, pero por motivos ajenos, es decir, técnicos, de improvisación, etc. En muchos medios informativos siguen insistiendo en que en nuestro programa no hacemos cultura, pero no es lo que pretendemos. Nosotros únicamente intentamos entretener”.

 

«Un, dos, tres... responda otra vez» - 1977

  

 

 

 

Sobre los problemas durante la grabación del programa:

 

“Problemas que se pueden plantear durante la grabación del programa son que un actor se equivoque por los nervios y haya que volver a empezar; que un regalo, por su tamaño, no acabe de salir por una puerta... Pero lo mejor es que, a pesar de que se corta muchas veces y de que se vuelve a reiniciar todo luego, cuando se emite no se nota y parece que el concurso transcurre de principio a fin sin parar, aunque esos setenta y cinco minutos hayan tardado en hacerse cuatro o cinco horas con treinta interrupciones”.

 

«Un, dos, tres... responda otra vez» - 1977

  

 

 

 

Sobre el éxito del «Un, dos, tres...»:

 

“El éxito fundamental del «Un, dos, tres...», además de su variada mecánica que mezcla tres concursos diferentes, es que lleva un poco de alegría a los telespectadores, cosa de la que está my necesitada Televisión Española, de reír, de perder almidón...”.

 

Bigote Arrocet - «Un, dos, tres... responda otra vez» (1977)

  

 

 

 

Sobre las virtudes de «Un, dos, tres...»:

 

“Encuentro que siendo un programa-concurso se fórmula permite que varíe. Todos los concursos están hechos sobre un módulo fijo, que sólo cambia en lo que atañe a las preguntas. Por el contrario, el «Un, dos, tres...» deja, sobretodo en la eliminatoria y en la subasta, que se convierta en una especie de show en el que pueden intervenir números musicales, ballets, pequeños sketchs cómicos, cantidad de sorpresas que lo transforman... ”.

 

«Un, dos, tres... responda otra vez» - 1976

  

 

 

 

Sobre la esencia de los concursos:

 

“Los concursos no dejan de ser programas de entretenimiento; no pueden ser el eje central de la programación de una televisión; si se pretende que eso sea así, las cosas no van bien. No hay que hablar tanto del «Un, dos, tres...»; no necesita más publicidad que él mismo; todo lo demás conduce a la saturación de la gente”.

  

 

 

 

Sobre el trabajo que le genera el «Un, dos, tres...»:

 

“La expectativa que el público tiene de que cada viernes el programa sea nuevo y contenga sorpresas diferentes, me obliga a un angustioso trabajo de búsqueda continua. Los guiones del programa los escribo yo solo; si encontrara algún colaborador no dudaría en delegarle esta función”.

 

«Un, dos, tres... responda otra vez» - 1976

  

 

 

 

Sobre el guión del «Un, dos, tres...»:

 

“Todo está preparado. Mira, por ejemplo, el orden en que han de salir el coche, la calabaza y los regalos está señalado en el guión, desde quién lo lleva hasta cuándo van a ir apareciendo. Ahora, es el concursante el que decide elegirlo o no. Aquí ves un  guión, en el que se indica desde los temas musicales hasta el vestuario, los decorados, en qué consiste la eliminatoria... Desde luego, todos los premios se dan de verdad, al igual que el dinero que Kiko reparte. Resumiendo, este guión es el armazón que han de cubrir los concursantes”.

  

 

 

 

Sobre la hipnosis:

 

“Nadie se creyó lo que ocurrió en el plató aquel día, sin embargo, todo era rigurosamente cierto. Lo que ocurre es que no es posible emitir —esto por razones de tiempo— todo lo relativo a la preparación que Killer hizo en las personas que había en el plató. Los próximos programas tienen, entonces, una doble responsabilidad por cuanto debe mejorar la imagen dejada por el primero”.

  

 

 

 

Sobre los puros habanos:

 

“¿Que cuántos puros me fumo a diario? Bueno, en días de grabación, no suelen bajar de los diez..., pero en los demás días, de cuatro a cinco”.

 

Narciso Ibáñez Serrador - «Un, dos, tres... responda otra vez» (1976)

  

 

 

 

Sobre el público:

 

“No es cierto que el público esté manipulado; yo siempre digo antes de cada grabación, cuando me dirijo al público: si creen que deben reírse, rían fuerte; si quieren aplaudir, aplaudan”.

 

«Un, dos, tres... responda otra vez» - 1976

  

 

 

 

Sobre el equipo del programa:

 

“El auténtico protagonista es el equipo de producción; es decir, el de maquillaje, vestuario, cámaras, etc., que lleva a cabo una labor punto menos que increíble para poder poner en antena esos setenta y cinco minutos semana a semana. Date cuenta que el «Un, dos, tres...» se hace en Holanda también, pero los holandeses son incapaces de rodarlo semanalmente; allí se emite una vez al mes, y tienen todo ese tiempo para realizar un programa similar al que nosotros hacemos en siete días”.

 

«Un, dos, tres... responda otra vez» - 1976

  

 

 

 

Sobre la continuidad del programa:

 

“Yo no sé por qué la gente se empeña en especular con la fecha en que terminará el programa. Por el momento no puedo decir cuándo va a terminar. Yo creo que debemos seguir adelante mientras se mantenga el índice de audiencia por encima de ocho puntos, que es una media muy alta. El actual contrato finaliza en enero [de 1977], a mediados concretamente, y creo que se renovará por otros trece programas”.

  

 

 

 

Sobre los derechos de propiedad intelectual:

 

“Estoy enfadado porque se está haciendo un programa en radio con el mismo nombre de «Un, dos, tres...». Es la misma fórmula y se emite los sábados en la cadena SER. RTVE cedió ciertos derechos pero en ningún momento que se hiciera un programa igual en radio, entre otras cosas porque RTVE no podía ceder este tipo de derechos. La fórmula de «Un, dos, tres...» la tengo registrada en el Registro de Propiedad Intelectual y en el de explotación industrial”.

  

 

 

 

Sobre la publicidad en vallas publicitarias:

 

“No estoy muy de acuerdo con que se utilice el «Un, dos, tres...» en vallas publicitarias ya que eso deteriora la imagen del programa y acaba saturando al público, que acaba cansándose. En todo caso, no recibo ni un solo duro de esa publicidad, ya que es TVE la que comercializa el «Un, dos, tres...»”.

 

  

 

 

 

Sobre las críticas:

 

“A mí sí me interesan las críticas efectuadas al programa. Pero lo que sucede es que trato de no leerlas, porque si me dan palos me duele; y si me halagan, a lo mejor me lo puedo creer”.

  

 

 

 

Sobre la incultura popular:

 

“¿Que acusan al espacio de ser un escaparate de la incultura nacional? En primer lugar, medir la cultura de un país a través de preguntas y respuestas es algo absurdo. Y en segundo lugar, si es que se puede mantener esa afirmación, ¿qué podemos hacer para evitar ese subdesarrollo? ¿Quitar el programa? ¿Acaso así la gente sería más culta?”.

 

«Un, dos, tres... responda otra vez» - 1976

  

 

 

 

Sobre el fin del programa:

 

“Aunque nuestro contrato seguía vigente hasta la primavera, hemos decidido acabar con el programa ahora, cuando todavía no está quemado. Es mejor cortar cuando el público nos pueda echar de menos, porque de este modo, dejando buen sabor de boca, quedan abiertas algunas puertas a la posibilidad de hacer un «Un, dos, tres...» totalmente nuevo y diferente”.

 

«Un, dos, tres... responda otra vez» - 1978

 

 

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