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Declaraciones de Narciso Ibáñez Serrador
en la tercera etapa de «Un, dos, tres...»

 

 

 

 

Sobre la selección de las azafatas:

 

“No es cierto que esté buscando diez chicas para ser posibles azafatas del programa porque no hay nada oficial sobre la vuelta del «Un, dos, tres...» y, lógicamente, no puedo decir nada”.

  

 

 

 

Sobre su preferencia sobre rodar «Historias para no dormir» o grabar «Un, dos, tres...»:

 

“A mí me daría mucha pena tener que parar la serie, pero también entiendo que es absurdo seguir grabando a este ritmo. Vamos a tres capítulos por año, si son trece me costaría cinco años de mi vida terminar este trabajo y, la verdad, me parece demasiado tiempo. Mira, a mí lo que me gusta es trabajar. Si me dieran a elegir entre «Historias para no dormir» y el «Un, dos, tres...» me quedaría con el primero, pero si me dan a elegir entre trabajar cada semana o dos meses al año, me quedo con trabajar cada semana”.

  

 

 

 

Sobre Kiko Ledgard:

 

“Yo siempre quise que fuese el propio Kiko el que presentase el programa en esta tercera edición, y sería ridículo pensar en sustituirlo si no fuera estrictamente necesario. Kiko era algo así como el alma del programa”.

 

  

 

 

 

Sobre las pruebas que superó Chicho Gordillo:

 

“Han pasado los meses, Kiko ha mejorado, pero aún no se ha recuperado plenamente. He seguido esperando porque pienso que el mayor riesgo de este programa es el del presentador. Todo es sustituible menos eso. Todo es un complemento hasta llegar a los diez minutos finales, los de la subasta. Pero Kiko sigue sin estar en condiciones y yo me sentía presionado por TVE. Ya no podía esperar más.

 

Vinieron las pruebas. Utilizamos para ello el decorado de «Su turno». Se llevó público y buscamos concursantes. Todos estudiantes. Se hizo el programa, con dinero incluso. Podían ganar cincuenta mil pesetas, relojes, la calabaza. Las pruebas fueron exhaustivas. Finalmente el elegido fue Chicho Gordillo, en elección en la que intervino también Enrique de las Casas. Chicho lo hizo bien, tal como deseábamos que lo hiciera el sustituto de Kiko. Ahí está el vídeo de su grabación. Lo tengo en mi poder y a disposición de quien quiera comprobarlo”.

  

 

 

 

Sobre las virtudes de Chicho Gordillo:

 

“Es un “showman”. Tiene rapidez mental, lo cual es importantísimo para mi concurso. Está acostumbrado a trabajar con público delante, en las salas de fiestas. Tiene chiste fácil. Larga experiencia. Es peruano como Kiko, para que el acento les identifique ante la gente, y no haya ruptura en ese sentido A Chicho, en definitiva, le elegimos por semejanza con Kiko”.

  

 

 

 

Sobre los motivos de la renuncia de Chicho Gordillo:

 

“Hemos estado ensayando muchos días en mi casa. Todo ha ido bien. Pero de pronto me ha planteado su cese fulminante. Me ha dado unas razones que prefiero que sea él quien las cuente. Pero antes quiero que queden claras dos cosas que me preocupan. Una, salir al paso del rumor de que Kiko está en condiciones físicas de hacer el programa. De verdad que no. Y lo siento. Imbécil sería yo de no tenerle en el programa cuando estaba buscando a uno que lo hiciera como él. Dos, que algunos han dicho que Chicho Gordillo deja el programa porque no lo sabe hacer. No es verdad. Realizó la prueba y valió”.

 

«Un, dos, tres...» - 1982

  

 

 

 

Sobre la renuncia de Chicho Gordillo:

 

“No estoy de acuerdo con su renuncia. Pienso que, a pesar de todo, debía haber hecho el programa. Ahora bien, me quito el sombrero ante un señor que ha renunciado a lo que ha renunciado por motivos puramente éticos, porque nadie le presionó ni le pidió la renuncia. Incluso renunció a aparecer en la segunda parte, en la subasta, como humorista”.

 

«Un, dos, tres...» - 1982

  

 

 

 

Sobre la recomposición de las partes positiva y negativa:

 

“Me ha trastocado el programa con su decisión, que comprendo pero no comparto. He tenido que cambiarlo todo y voy a hacer un programa feminista, con Mayra Gómez Kemp, las seis azafatas y las Hurtado. Al margen de ellas, seguirán trabajando “Martes y 13”, con sus minutos de humor. Como también Raúl Sénder. Pero los fijos del programa serán todo mujeres”.

 

«Un, dos, tres...» - 1982

  

 

 

 

Sobre la elección de Mayra:

 

“Le pedí que hiciéramos, de forma privada, una prueba de la segunda parte del concurso. La ha hecho bien. Me ha gustado. Pero todo esto ha sucedido en cuarenta y ocho horas. Anteayer Chicho era el presentador. Esta madrugada Mayra aceptó la oferta y hace un par de horas ha firmado el contrato”.

 

«Un, dos, tres...» - 1982

  

 

 

 

Sobre el hecho de hacer un programa con mujeres:

 

“Después de lo que ocurrió con Chicho Gordillo tuve que pensar en un nuevo sustituto y se me ocurrió que lo más opuesto a un presentador era, claro está, una presentadora. Un nuevo giro que, finalmente, me llevó a pensar que “Martes y 13”, que son unos magníficos actores, debían pasar a la subasta —durante ¡trece! semanas— y que “las Tacañonas” fueran las hermanas Hurtado. En definitiva, que vamos a hacer algo que nunca se ha hecho en TVE ni en ninguna otra televisión del mundo: un espacio conducido absolutamente por mujeres”.

 

«Un, dos, tres...» - 1982

  

 

 

 

Sobre la falta de ensayos de Mayra:

 

“No sólo es que Mayra Gómez Kemp haya podido realizar pocos ensayos antes de ponerse ante mis cámaras, ya que venía al «Un, dos, tres...» después de terminar las grabaciones de su programa infantil; sino es que también nos han fallado los medios técnicos.

 

Menos mal que nos ha dado por comenzar las grabaciones con el tiempo suficiente para dejar preparados cuatro programas, que si esto nos llega a ocurrir en la misma semana de emisión yo no sé si hubiéramos podido ofrecer el viernes día 20 de agosto nuestro «Un, dos, tres...»”.

  

 

 

 

Sobre los primeros programas:

 

“No estoy satisfecho con los primeros programas porque se han hecho deprisa y corriendo, sobretodo el primero, en que ni siquiera fue posible ensayar, pero creo que a medida que vamos grabando se van subsanando fallos y al cuarto programa ya podremos dar la dimensión de lo que queremos que sea el concurso”.

 

«Un, dos, tres...» - 1982

  

 

 

 

Sobre Mayra Gómez Kemp:

 

“Estoy satisfecho con el primer programa porque Mayra ha demostrado una increíble serenidad y eficacia. De hecho, pienso que si este «Un, dos, tres...» tiene éxito, y yo confío en que sí porque ya es mucho «Un, dos, tres...», se deberá, sin duda alguna, en muy alto porcentaje a ella, que sabe llevar el concurso magníficamente bien”.

 

Mayra Gómez Kemp - «Un, dos, tres...» (1982)

  

 

 

 

Sobre la selección de las azafatas:

 

“No recuerdo la cantidad de jóvenes que hemos hecho pruebas; lo que sí puedo decir es que, entre tantas, no era nada fácil seleccionar seis”.

  

 

 

 

Sobre su motivación para hacer el «Un, dos, tres...»:

 

“Aunque soy ya un hombre maduro, sigo teniendo ciertas dosis de infantilismo positivo, que es el que me lleva a compaginar todo esto y a dar rienda suelta a una fantasía que un programa dramático no me produciría. Precisamente lo bueno que tiene esta realización es que hay que imaginar mucho y sobretodo cosas diferentes cada semana. Si «Un, dos, tres...» no cambiara, me iría corriendo inmediatamente”.

 

«Un, dos, tres...» - 1982

  

 

 

 

Sobre los cambios en el programa:

 

“«Un, dos, tres...» nunca tuvo cambios tajantes. La primera vez que salió en pantalla lo hizo sin decorados ni calabaza, para luego ir creciendo, poco a poco, hasta alcanzar un punto. Y en ese punto empezó su segunda etapa, experimentando ese mismo proceso que finalizaría en el momento de su desaparición. Por ello, los cambios vendrán paulatinamente, incluido el de la calabaza por otro personaje, ya que, siguiendo esta línea, siempre se podrán ofrecer cosas diferentes e ir hacia arriba, con el consiguiente ascenso de la audiencia”.

  

 

 

 

Sobre la conversión de «Un, dos, tres...» en un gran show:

 

“Tengo confianza en que «Un, dos, tres...» vuelva a gustar, ya que paulatinamente irá evolucionando para convertirse en todo un espectáculo con gran profusión de actores. Y como siempre he creído que lo que hace falta en televisión es humor, pienso que lo que puede contribuir a que «Un, dos, tres...» funcione es, concretamente, que no sea un simple concurso más, sino un programa de hora y media en el que, además del juego, existan otros atractivos ingredientes”.

 

«Un, dos, tres...» - 1982

  

 

 

 

Sobre la renovación del concurso:

 

“Me alegro de que hayan decidido que el programa continúe, porque es la mejor forma de demostrar que mi contrato con RTVE es honrado; en una palabra, que tengo las manos limpias. No estoy muy contento con los resultados obtenidos hasta ahora, pero en el momento en que se amplíe el contrato podrá mejorar. Pretendo, además, conseguir que mi programa no sólo no le cueste un duro a RTVE, sino que sea el único que le proporcione ingresos directos”.

  

 

 

 

Sobre la clave del éxito del «Un, dos, tres...»:

 

“La verdad, éxito debe de tener la fórmula del «Un, dos, tres...» porque en Inglaterra lleva ya varios años en antena, y eso que los ingleses son muy exigentes; y tienen muchos concursos. Creo que el quid está en la mecánica base del programa; es decir, que en un solo programa hay tres: uno basado en las preguntas, otro en la eliminatoria y un tercero donde se desarrolla la subasta. De ahí su nombre; sin embargo, curiosamente, nunca me han preguntado por qué el título de «Un, dos, tres...»”.

 

«Un, dos, tres...» - 1982

  

 

 

 

Sobre los premios de la subasta:

 

“El coche se desmitificó ya en la anterior etapa, porque los concursantes iban más a por el piso. Pero de todas maneras, a mí me gustaría que el coche saliese en todos los programas. Eso sí, un coche diferente que puede ser desde el último modelo, hasta un Seiscientos que sólo valga para chatarra.

 

Por otro lado, también habrá apartamento, aunque no siempre, viajes, premios en metálico, regalos horrorosos y otras cosas. Es decir, quiero que siga existiendo el factor sorpresa”.

 

«Un, dos, tres...» - 1982

  

 

 

 

Sobre el presupuesto del programa:

 

“TVE ha hecho un presupuesto absolutamente excesivo; el tope de los topes que puede constar un programa, siete millones y pico de pesetas. Cantidad que pienso que no llegará a liquidarse jamás, salvo en el caso extremo de que un día vengan parejas de América, con todos los gastos que ello pueda entrañar, se llevasen un piso y un montón de dinero...”.

  

 

 

 

Sobre la rentabilidad del «Un, dos, tres...»:

 

“«Un, dos, tres...» tiene una gran ventaja, y es que genera en sí una publicidad directa e indirecta que prácticamente amortiza el programa. Por ejemplo, la SEAT, que será la casa del coche, no es que nos lo regale, sino que, de entrada, paga dos millones por el hecho de que salga el coche. Y si a eso le añades todo el dinero que se produce por la vía del merchandising, resulta que el programa no sólo no es caro, sino que, además de salirle gratis a TVE, le deja dinero”.

 

«Un, dos, tres...» - 1983

  

 

 

 

Sobre la evolución del programa:

 

“Yo creo que el programa está cumpliendo las expectativas; por lo menos estoy muy contento”.

  

 

 

 

Sobre la amenaza de bomba:

 

“Puede que no sea cierto, pero yo tenía en el plató a cuatrocientas cincuenta personas y no podíamos arriesgarnos. No les dije lo que de verdad ocurría porque se hubiera generado el caos y las consecuencias habrían sido terribles; era preferible que salieran ordenadamente y con tranquilidad”.

 

«Un, dos, tres...» - 1983

 

 

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