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Declaraciones de Narciso Ibáñez Serrador |
Sobre el «Un, dos, tres...»:
“El «Un, dos, tres...» es parte de mi vida... Supongo que nunca estará dicho todo. En el último programa llegué a la conclusión de que era algo más que un concurso de la tele. El «Un, dos, tres...» ya forma parte de la vida de dos generaciones de españoles y eso es importante. Todos los actores que han participado en el programa a lo largo de su historia lo consideran como algo propio y no pueden evitar una lágrima al recordarlo”.
Sobre los presentadores:
“Si he repetido con ellos es porque son una pareja ideal que complementan sus virtudes. La tremenda velocidad y simpatía de Miriam con la serenidad de Jordi. Con ella sola el concurso sería muy alocado y con él excesivamente serio”.
Sobre Miriam Díaz-Aroca:
“Admiro mucho a Miriam, aunque también la ataco mucho. Le he puesto el mote de “Cooki” desde un día que apareció con su bonita melena toda rizada. Parecía un perro lanudo, un cooker”.
Sobre las azafatas:
“Mis azafatas son, ante todo, comunicadoras y tienen capacidad para cantar, bailar y hacer un poco de todo. No son chicas adorno, sino magníficas profesionales que esperan dar el salto gracias a este trampolín que es el «Un, dos, tres...»”.
Sobre Alejandra Cano:
“Alejandra Cano no da el tipo ideal de azafata para este programa, pero la he contratado porque estamos ante una mujer que va a ser una actriz dramática muy importante y quiero apuntarme el tanto de haberla descubierto yo y poder decir, cuando se haga famosa en el cine, que Alejandra comenzó su carrera en el «Un, dos, tres...»”.
Sobre Gloria Trevi:
“Esta chica es un huracán y es imposible dominarla; en el plató tiene permiso para hacer todo lo que quiera”.
Sobre la evolución de la sociedad y su relación con el programa:
“Al principio los concursantes tenían un gran sentido del ridículo y les preocupaba más mancharse la cara de tarta que quedarse en blanco ante los ríos de Europa. Ahora, afortunadamente, ya no es así.
Luego está el tema de las minifaldas. En nuestra época, terminaba de hablar Guerra Campos y empezábamos nosotros, lo cual era un escándalo. Hoy ya nadie se asusta por ver unas piernas, ni la prensa conservadora califica a las azafatas de “muslos parlantes”, como sucedió entonces”.
Sobre los cambios:
“Siempre he dicho que los cambios deben irse dosificando para que el espectador de antaño siga pensando que es el mismo concurso de siempre”.
Sobre la posibilidad de introducir azafatos:
“Aún no estamos preparados para eso. Aquí todavía hace gracia que un señor mayor mire con interés el trasero de una señorita que tiene la misma edad que su hija, pero escandaliza que una señora haga lo mismo con un chico. Espero que llegue el momento, pero todavía es pronto”.
Sobre la ausencia de Ángel Garó:
“Creo que el público no echa de menos a Ángel Garó. El programa sigue teniendo gente de calidad. De hecho no he buscado a nadie para que le sustituya. Lo mismo pasó con “La Trinca”, “Tricicle” y mucha gente importante que pasó por aquí”.
Sobre trabajar con gente joven:
“Me gusta que haya gente joven en el programa, porque me rejuvenece. Los jóvenes de hoy en día son sanos, aunque algunos piensen lo contrario, y buscan divertirse de forma sencilla. El humor para ellos es más inteligente”.
Sobre su mujer:
“Me frustra mucho que mi mujer pase tanto del «Un, dos, tres...». Resulta doloroso”.
Sobre el público:
“Curiosamente, el público se ha volcado sobretodo en la penúltima y en esta última etapa. Las llamadas para solicitar entradas nos desbordan. Es gente que no se conoce entre sí, situados en un segmento entre los dieciocho y los veintitrés años. A veces viene algún grupito de diez o doce personas, pero, generalmente, las entradas se dan de tres en tres, o de cuatro en cuatro”.
Sobre los disfraces del público:
“No hay nadie pagado. El primer día que se propuso lo de los disfraces pensábamos que iba a ser muy difícil y trajimos seis personas contratadas, pero la respuesta fue tal que al segundo día ya no se les llamó. Es increíble la inventiva que ponen y el trabajo que se toman para lograr aquí su disfraz”.
Sobre los trucos para animar al público:
“Intentamos que no decaigan haciéndoles contar chistes y luego premiamos al chico que ha contado el chiste más gracioso y a la chica que ha contado el más verde”.
Sobre TVE:
“Cuando me ducho veo tatuada en mi pecho la bandera de Televisión Española. En septiembre hago treinta años en esta casa. No me imagino el «Un, dos, tres...» en una televisión privada”.
Sobre la fecha programada para finalizar la etapa:
“Esta etapa terminará el 2 de abril, después de veintisiete programas”.
Sobre la marcha de Miriam Díaz-Aroca:
“Yo le he dicho a Miriam que ya había cubierto una etapa y que si le ofrecían un contrato en otro canal de televisión, lo firmase”.
Sobre Miriam Díaz-Aroca:
“Miriam puede ser una espléndida actriz cómica, porque es fácil hacerla reír o llegar. Es una mujer tremendamente dúctil y, sobre todo, una actriz. Creo que debería urgentemente dedicarse a ello. Debe sacar esa faceta de actriz y dejar a ese otro ser que chilla, corre o silba”.
Sobre Jordi Estadella:
“Admiro a Jordi y lo más importante que ha pasado en mi vida profesional en los últimos diez años haber conocido a Jordi Estadella. Es un señor, un gran profesional, un amigo de verdad. Sólo puedo verter elogios sobre él”.
Sobre lo mejor de esta etapa:
“La experiencia más positiva de esta etapa ha sido conocer a Jordi y a Miriam. Aún no sé si contaré con ellos en la próxima etapa; todo depende de qué época sea y de lo que estén haciendo en ese momento”.
Sobre la posible vuelta del programa:
“Yo, como James Bond, nunca digo nunca jamás”.
Sobre la fecha de la nueva etapa:
“Quizás regresemos en octubre, aunque yo preferiría uno o dos años de ausencia para poder hacer otras cosas”.
Sobre el final del programa:
“El «Un, dos, tres...» no puede morir. En televisión quieren que volvamos en septiembre u octubre, pero yo soy partidario de dar un descanso de un año y medio o dos años. He sido yo el que ha dicho que hay que parar”.
Sobre la rentabilidad del programa:
“Económicamente hay cosas más rentables, por ejemplo la publicidad, pero una campaña de publicidad no dura veinte años como dura ya «Un, dos, tres...»”. |