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Cándido Martín fue concursante de «Un, dos, tres...» |
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Empezó a entrar el público al plató. Los fueron sentando poco a poco. Una persona se acercó a cada pareja y nos pidió que le diéramos alguna información para elaborar las preguntas personales que el presentador hacía antes de empezar las preguntas. Yo conté lo de las maquetas de los decorados que hacía de pequeño, y mi hermana dijo que le hacía mucha gracia Ángel Garó, el nuevo humorista del programa (bueno, esto se lo hice decir yo, ya que la pobre no sabía qué responder). Esta persona nos pegó también los círculos con el nombre en la camiseta y nos puso los micrófonos.
Entraron Las Hurtado al plató, Miriam, vestida con la chaqueta blanca “oficial”, Jordi se acercó a saludar a cada pareja. Las Hurtado iniciaron un sketch humorístico de cara al público (y de espaldas a nosotros). Chicho empezó a hablar a través de los altavoces. La grabación iba a comenzar.
“Las Derrochonas” bajaron la escalera de las gradas entre los aplausos del público y se dirigieron al decorado de los relojes y campanas (a nuestra derecha).
Allí comenzaron el diálogo, al que enseguida se incorporó Miriam Díaz Aroca, sentada en uno de los taburetes situados en el decorado de tinteros y lápices de las secretarias (a nuestra izquierda).
Las secretarias presentaron a cada una de las parejas, y empezó la ronda de preguntas. Nada más comenzar, surgió el primer problema. Cuando Miriam fue a accionar la palanca de la máquina que registraba la cantidad por la que se multiplicaba la primera pregunta, lo hizo con tanto énfasis que se la cargó. La grabación se paró durante unos quince minutos hasta que fue reparada.
La grabación de esta fase del concurso fue la más costosa. En cuanto había una duda con respecto a las respuestas, Chicho detenía la grabación para que se hicieran las pertinentes consultas. Una vez aclarado, o bien indicaba a las Hurtado que dieran el “Bye, bye, julay”, signo de que no había errores en las respuestas, o bien un teléfono situado en la mesa de Teresa Hurtado le indicaba a ésta la rima que se tenía que grabar, puesto que se había producido un error.
Yo estaba totalmente atenazado por los nervios. Imponía mucho el tener enfrente a todo el público de las gradas, aunque una vez que nos tocaba hablar, ni nos enterábamos.
En este vídeo veremos el diálogo inicial entre Jordi Estadella y Begoña y Cándido, así como la primera pregunta que les tocó responder.
Otra cosa que dio problemas en esta fase del programa fue la entrada de la bandeja con los sobres de la tercera tanda para la tercera pareja. Se encargaba de hacerlo un enorme muñeco de Curro, la mascota de la Expo. Éste accedía al plató desde el túnel de las gradas, bajaba las escaleras y se dirigía al podium con los sobres. Hubo que repetir varias veces su entrada, ya que a Chicho no le acababa de gustar cómo quedaba.
El resultado final de esta fase fue el siguiente: la pareja 3 volvían a la semana siguiente (nuevamente campeones) y las parejas 1 y 2 (nosotros) pasábamos a la eliminatoria.
Tras la tanda de preguntas, Adela nos sacó del plató y nos llevó de nuevo a la zona de los camerinos. Allí, un chico del equipo nos repartió a los concursantes unos bocadillos y unas bebidas. Mientras, el público se iba a tomar algo a la cafetería de los estudios. No recuerdo si a ellos les dieron también bocatas, aunque me imagino que sí.
No recuerdo cuánto tiempo transcurrió hasta que nos metieron de nuevo al plató. El público estaba ya sentado. Miriam y las secretarias seguían vestidas con el uniforme oficial. El programa estaba dedicado a la Bolsa. A ambos lados del plató había unos mostradores, detrás de los cuales nos pusimos los chicos. A las chicas les dieron unos sacos de carrera. Entre un mostrador y otro había una pista curvilínea y con obstáculos. Miriam se situó en el centro de esta pista y explicó la mecánica de la eliminatoria: las chicas tendrían que ir, metidas en los sacos, de un mostrador al otro pidiendo piedras de distinto peso (10 kg., 15 kg., 20 kg.), a modo de “paquetes de acciones”. Tenían que meter las piedras en el saco y volver al otro mostrador, y así ir acumulando peso hasta que el tiempo finalizara. La pareja que hubiera conseguido más kilos (más peso) dentro del saco ganaba. Las piedras las entregábamos los chicos. Miriam explicó que inicialmente se había pensado que dentro de los sacos nos pusiéramos los chicos; pero ya que el de la otra pareja tenía una pequeña lesión en la rodilla, serían las chicas las encargadas de la “carga”. Una vez quedó todo claro para nosotros los concursantes, Miriam se dirigió a la mesa y comenzó la grabación, explicando de nuevo la mecánica de la eliminatoria, esta vez a la cámara.
En este vídeo veremos el desarrollo de la eliminatoria.
Ganamos la eliminatoria mi hermana y yo. Pasaríamos a la subasta. Nos retiraron de “escena” momentáneamente, y Miriam procedió a presentar el juego para la pareja perdedora, patrocinado por un champú. Se hizo una parada en la grabación hasta que se preparó el decorado del juego. Mi hermana y yo, acompañados por Adela, nos situamos en un lateral del mismo, y desde allí, una vez reanudada la grabación, contemplamos las evoluciones de la otra pareja. Creo recordar que se llevaron una cifra respetable de dinero.
Hubo una nueva parada de la grabación. Adela nos llevó a mi hermana y a mí a la mesa de lo concursantes. Jordi Estadella llegó enseguida y estuvimos hablando los cuatro un rato. Adela, muy “amablemente”, nos advirtió que no iba a permitir que ninguna persona del público nos ayudara o aportara ideas durante la grabación de la subasta y, por tanto, nos prohibió que a partir de ese momento habláramos con nadie del público.
Chicho se acercó a la mesa y nos deseó suerte. Nos recomendó que no tardáramos muchos en ir descartando los regalos, porque el programa iba a ser largo y porque él creía que eso tampoco nos iba a ayudar mucho. Tras esta conversación, desapareció de nuevo del plató y a partir de ese momento solamente se le oyó por la megafonía del plató.
Frente a la mesa teníamos una enorme pantalla de televisión, donde posteriormente nos proyectarían las imágenes de las actuaciones o entradas de regalos grabadas en el decorado. Al fondo del plató, y totalmente a oscuras, puesto que ya no se iba a emplear, al menos durante lo que quedaba de grabación ese día, yacía el decorado de la subasta parcialmente desmantelado. Era gigantesco, y representaba un parqué de bolsa ambientado en el de Nueva York de los años 30. Justo detrás de la pantalla de televisión, y en una larga fila, se encontraban situados los cámaras, regidores, maquilladoras, las secretarias (ya vestidas en consonancia con el tema del programa), Miriam... pendientes de la mesa y de lo que Jordi, mi hermana y yo allí hiciéramos. Recuerdo que durante la grabación de la subasta, cuando había alguna pausa, rápidamente se acercaban a retocarle el maquillaje a Jordi.
La subasta se grabó prácticamente seguida, sin apenas interrupciones imprevistas. Recuerdo que hubo un momento de especial tensión, el único quizá de toda la jornada: al finalizar el primer número musical de las secretarias, una de ellas, Elsa, tenía que llevar el primer regalo a la mesa. Ella se situó detrás de la pantalla de televisión y, a la orden de Chicho, empezó a acercarse a la mesa con el objeto, simulando que lo traía realmente del decorado en ese momento. El caso es que no acababa de dirigirse a la mesa por donde Chicho quería exactamente. Éste le pidió en varias ocasiones que repitiera la entrada con el regalo, y ella obedecía. Chicho iba perdiendo un poco la paciencia, y la secretaria, que no acababa de comprender exactamente lo que el director quería, iba “agobiándose” cada vez más. En una de éstas Chicho estalló y gritó “¡¡Pero alguien puede explicarle de una vez a esta francesa lo que quiero que haga!!”. Se hizo un silencio sobrecogedor en el plató. Por unos segundos creo que todos, público incluido, contuvimos la respiración. Elsa estaba prácticamente llorando. Pero finalmente se grabó la secuencia tal y como quería Chicho.
Luego vinieron las actuaciones de Guix y Murga, un dúo catalán que apareció en un par de ocasiones, y nunca más se volvió a saber.
En este vídeo veremos la actuación de Guix y Murga vestidos de boys scouts.
Luego la actuación , muy divertida, de un mago, Juan Gabriel. Más tarde vendría la actuación “estelar” de Ángel Garó. Era su tercer programa, pero ya había cosechado una enorme popularidad. Todos, público y concursantes, reímos a carcajada limpia con sus escenificaciones. Realmente estuvo “sembrado” aquel día. De hecho, esa actuación la han repetido en numerosas ocasiones en diversos programas de TVE a lo largo de estos años. Es el sketch ese de “si quieres que te lo diga... es... pe... ra”, mientras imita la forma de la fruta aludida.
En este vídeo veremos la actuación de Ángel Garó con sus personajes “Pepe Itárburi” y “Juan de la Cosa”.
Más tarde bajó las escaleras Arévalo, disfrazado de bandolero, con sonora entrada de trabucos y todo. Hubo que repetir la actuación varias ocasiones, porque se equivocaba al llegar a la mesa y empezar el diálogo. Yo ya no sabía cómo hacer para reírme por cuarta vez del mismo chiste. Pero bueno, hicimos un esfuerzo por la buena marcha de la grabacin.
En este vídeo veremos la actuación de Arévalo en el programa en el que concursaron Cándido y Begoña.
Fuimos dejando un viaje, un coche y diez millones, otro viaje, unas lavadoras, la calabaza (¡menos mal!),...
¿Dejamos la calabaza o no dejamos la calabaza? Ésa es la cuestión.
Se sucedieron más actuaciones: las de Manolo Royo, la de un mimo, una nueva canción interpretada por María Abradelo, una de las secretarias.
En este vídeo veremos el número musical protagonizado por María Abradelo.
En un momento dado se hizo una nueva pausa en la grabación. Mi hermana y yo empezábamos a acusar un poco el cansancio. El público abandonó el plató momentáneamente. Yo me senté en las gradas con mi hermana, luego me senté otro rato en la escalera... Hasta que se inició la última fase de la grabación.
Quedaban en la mesa los tres últimos regalos. Nos decantamos por el que había dejado Ángel Garó: un periódico con la noticia del Crack del 29 en la portada. Tuvimos mucha suerte, porque los otro dos regalos eran varios coches de chatarra y un torno viejo de dentista (cuando Jordi dijo: “arriba chicas”, señaló hacia una de las puertas de los regalos, pero ésta estaba abierta y vacía, el set sin iluminar. Las imágenes con las secretarias acariciando el regalo debían estar ya grabadas).
Jordi nos ofreció dinero, pero nos quedamos con el regalo, que era... un muñeco del Crack, mascota de la anterior temporada, y...... ¡un apartamento en Jávea (Alicante)!
Así anunció Jordi Estadella el premio que ganaron Cándido y Begoña.
Nos abrazamos, nos besamos, Miriam y Jordi despidieron el programa, y fin de la grabación. Era la una y media de la madrugada aproximadamente. Todos nos marchamos rápidamente. Yo me despedí de Jordi y de Chicho, y les di las gracias. Una de las productoras del programa (Isabel García, creo recordar) nos entregó el cheque por el importe ganado en las preguntas, firmado por Chicho, y nos dijo que próximamente se pondrían en contacto con nosotros para formalizar las escrituras del apartamento. Las cuatro parejas de concursantes nos fuimos a cenar a un VIPS, y se acabó. Al día siguiente nos volvimos a Bilbao. En Barajas todo el mundo nos reconocía porque llevábamos debajo del brazo el enorme muñeco del Crack. Lo que por entonces no sabían era lo del apartamento. Tendrían que esperar hasta el viernes para averiguarlo.
Como os podéis imaginar, toda una experiencia ésta de concursar en el «Un, dos, tres...», especialmente para alguien como yo, grandísimo aficionado al programa desde mi más tierna infancia. Todo el equipo fue muy amable y cordial. Un diez. |
Las fotos no corresponden con el
programa en el que concursó Cándido, sino que son meramente ilustrativas. Agradecemos a Cándido que haya querido compartir con nosotros aquella inolvidable experiencia |
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