OCTAVA ETAPA
La pequeña diferencia temporal entre la
octava y la séptima etapa no permitió realizar grandes cambios en el
decorado, aunque sí podemos destacar algunos. La escalera y la grada
continuaron siendo las mismas, pero el color gris se sustituyó por otros
colores como el rosa, morado, magenta, dorado...
En las
gradas superiores del público, el fondo que en etapas anteriores había
sido totalmente negro se colocaron unos paneles con los colores
característicos de la etapa y en los que se veían los números 1, 2 y 3.
La mesa de Jordi sufrió una auténtica
metamorfosis. La clásica forma hexagonal dio paso a una mesa de colores
más vivos y formas irregulares, más grande que las anteriores y con
números 1, 2 y 3 repartidos por sus distintos frontales.
No obstante, es de destacar que para los
últimos programas esta mesa fue sustituida por otra mesa con forma de
hexaedro decorada según la temática del programa.
NOVENA ETAPA
En la novena etapa
(1993-1994) se quiso recuperar de alguna manera la estética de la
segunda etapa, adaptando las gradas y la mesa a la temática de cada
programa.
Así, en
los paneles dorados que separaban las gradas inferiores de las
superiores se pintaban motivos alusivos al tema del programa. La
escalera fue tapada por una alfombra pintada según requiriera la
ocasión, al igual que todo el suelo del plató.
La mesa de Josep
María Bachs era muy sencilla, pues consistía en un
hexaedro pintado según el tema al que estuviera dedicada
cada emisión.
DÉCIMA ETAPA
En «Un, dos, tres... ¡a
leer esta vez!» (2004), se mantuvo la
esencia tradicional de las gradas y escalera, aunque las innovaciones
fueron evidentes. Nuevamente, la escalera presidió el centro del plató,
pero sus peldaños ya no estaban iluminados en color dorado, sino que una
fila de luces de cambiantes colores adornaban la escalera.
La separación entre los asientos de la grada
inferior y los del
“gallinero”
ya no se hizo a través de paneles iluminados, sino a través de una
barandilla adornada con libros, en clara alusión a la nueva temática del
programa. La zona superior estaba también decorada con unos enormes
libros y unos paneles iluminados por luces azules y moradas.
En los laterales del plató, a diferencia de las etapas anteriores, ya no
había puertas donde se escondían los regalos, sino paneles iluminados
por luces amarillas y rosas.
La mesa de Luis Roderas volvió a recuperar el estilo hexagonal de su
tabla, de color azul, y podíamos ver unos números 1, 2 y 3 iluminados en
su frontal, de color gris.
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