De público a coordinador del público
Un relato de Jorge Szigriszt

Jorge Szigriszt Camba formó parte del equipo de producción de PROINTEL como coordinador del público durante las etapas séptima, octava y novena (1991-1994).

A continuación reproducimos el texto que el propio Jorge nos ha enviado relatándonos sus recuerdos de aquella época de su vida.

¿Qué decir? Aún recuerdo aquellas noches siendo muy pequeño en las que toda la familia nos reuníamos en torno a la televisión, y aunque fuera muy tarde te dejaban ver terminar el programa, sin mandarte a la cama para dormir. ¡Gracias, Chicho!

Luego, por casualidad, asistí a una grabación interminable en los Estudios Roma donde, entre otros, cantarían por primera vez en televisión el grupo “Olé olé” y “disfrutamos” tropecientas veces de ese “Voy a mil” cantado por Vicky Larraz.

Juré que no volvería como público a ningún programa más: dolor de cabeza por los focos,  horas interminables de grabación... En fin, nada que ver con lo que veíamos por la tele desde casa. Pero ya era demasiado tarde; el «Un, dos, tres...» había entrado en mi vida de la mano de Mayra y para quedarse.

Es preceptivo que dé las gracias a la simpática Adela, la persona encargada de enviar las invitaciones para asistir como público y responsable de todos y cada uno de nosotros durante la grabación, amiga de Chicho, amorosa entrañable y siempre con una sonrisa (aunque con genio y figura, que conste). Semana tras semana acudíamos a hablar con ella y le ayudábamos a encontrar chicas guapas que quisieran venir a ver el programa. Y, claro, muchas veces las acompañábamos. Así, el equipo del programa reconocía nuestras caras y, poco a poco, incluso Chicho y Paloma, nos saludaban.

Finalmente, terminé como ayudante de Adela y después pasé a sustituirla como coordinador de público, cuando Adela pasó a encargarse de las parejas de concursantes.

Desde 1991 a 1994 fui el coordinador del público junto a Mercedes Moro. Recuerdo que pasábamos toda la semana en los Estudios Buñuel organizando los grupos de autocares que desde diversos puntos de España venían para formar parte del público del «Un, dos, tres...».

En nuestro despacho teníamos un corcho con diversas fotos y un plano de las gradas del enorme plató número 3 de los Estudios Buñuel, donde sus gradas daban cabida a 576 personas. A pesar del gran número de personas que teníamos que convocar cada semana nunca tuvimos problemas para llenar las gradas, ya que eran muchas las solicitudes que recibíamos para asistir a cada grabación.

En fin, tres etapas muy buenas y muy pendiente siempre del público al que yo había pertenecido y al que Chicho siempre le dio mucha importancia como uno de los pilares básicos del programa y que más conectaban con la audiencia desde casa.

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