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Mayra,
presentadora del «Un, dos, tres...»

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Mayra escucha atentamente a Antonio Ozores
en una subasta de 1987

 

  



Mayra ganó tres premios TP
a la mejor presentadora por
«Un, dos, tres...»



Las Hurtado y Mayra forjaron
una sincera amistad

 

Con «Un, dos, tres...» Mayra alcanzó sus más altas cotas de popularidad, obteniendo tres premios TP de Oro como mejor presentadora (1983, 1986 y 1988).

 

En el concurso compartió escena con grandes humoristas y actores de este país, como Las Hurtado, Raúl Sénder, Bigote Arrocet, Arévalo, Antonio Ozores, Fedra Lorente, Beatriz Carvajal, su gran amigo Luis Lorenzo, etc.

 

De todos guarda excelentes recuerdos por tantos programas y momentos vividos juntos. Y todos los actores que pasaron por el programa terminaron por agradecerle la seguridad que les daba encontrarse en la mesa de la subasta con una presentadora que les iba a dar la réplica y el pie para sus chistes sin equivocarse. Y así lo reconocieron en el propio programa, como Arévalo (en el último programa de la cuarta etapa), o en privado.

 

Bigote Arrocet era uno de los cómicos más alocados y que más improvisaba, hasta el punto de que a veces se le olvidaba su guión. Y lo que se convirtió en una famosísima coletilla no era sino una especie de clave entre ellos y cuando Bigote decía lo Mayrucha cha chá”, ella ya sabía que se le había olvidado el texto y ella tenía que echarle un cable.

 

 Y también dio la alternativa a azafatas que hoy son consagradas actrices o presentadoras como Kim Manning, Lydia Bosch, Silvia Marsó, Nina... A todas las recuerda con muchísimo cariño y en todas ellas supo ver el gran talento que tenían, aunque luego no triunfaran definitivamente en el mundo del espectáculo.

 

El primer día que vio a Lydia pensó que era una belleza impresionante, y con el paso del tiempo descubrió además que era una chica con una simpatía y sonrisa que sabía traspasar la cámara y llegar a los espectadores. Kim era su ojito derecho, como su hermana menor (no en vano, fue la chica que más programas compartió con Mayra). De Silvia Marsó dice que no le extraña que haya triunfado como actriz porque llegó al «Un, dos, tres...» muy jovencita, pero ya demostró su enorme talento. Nina, en opinión de Mayra, es una de las mejores voces que ha pasado por el programa...

 

Lydia Bosch fue una de
las azafatas de Mayra

 

  

  

  

Las anécdotas y momentos divertidos vividos por Mayra en «Un, dos, tres...» se contarían a millares.

 

Como, por ejemplo, su primer día como actriz de la subasta en la segunda etapa del concurso. Ella debía recitar un verso que comenzaba diciendo “Somos las huríes, hijas del Islam. Nosotras amamos al buen musulmán...”. Era su primera aparición en televisión y estaba tan nerviosa que se quedó en blanco y se le olvidó la letra. Cuando el regidor le dio la entrada, ella sólo pensaba en la regañina que Narciso Ibáñez Serrador iba a propinarle... Afortunadamente, alguien pisó una parte de su velo, hizo que la cabeza se le fuera hacia atrás y Chicho, desde realización, mandara cortar y repetir. Esto hizo que Mayra se tranquilizara, le volviera toda la letra y pudo recitarla sin equivocarse, todo de un tirón.

  

Su memoria era absolutamente prodigiosa. En otra de las subastas del «Un, dos, tres...» de Kiko Ledgard, Mayra apareció caracterizada como la Maharaní de Capurtala, y Luis Lorenzo hacía de paria que le odiaba... En mitad del sketch, a Kiko y Luis se les fue el santo al cielo y se les olvidó su texto, y Mayra, muy dispuesta, dijo su propio texto y el de los otros dos para intentar salvar la situación... A Chicho no le quedó más remedio que cortar, ya que había partes del guión que no quedaban bien si las decía Mayra, pero éste es un ejemplo más de la prodigiosa memoria de la presentadora, a quien, en broma, sus compañeros le llamaban “Mayra Gómez Cassio”.

 

O su primer día como presentadora del espacio. Desde lo alto de la escalera veía a decenas de periodistas gráficos preparados para hacer la foto y esperando que cometiera algún error que pusiera de manifiesto la equivocación de Chicho al elegirla como sustituta de Kiko Ledgard. Ella bajó tan nerviosa y con las manos tan temblorosas que durante un buen rato las tuve entrelazadas para evitar que en cámara se viera cómo temblaban. Cuando dijo su texto completo y sin equivocarse consiguió tranquilizarse y presentó a las nuevas azafatas con toda tranquilidad.

 

O el día en que fue necesario llevar un elefante al plató. Los señores de un circo llevaron al plató a una elefanta madre con su elefantito. Dado que la elefanta era demasiado grande para que entrara en el encuadre de la cámara, Chicho decidió que bastaría con el elefantito para la grabación; mientras tanto, la madre podría esperar en las afueras del plató. En mitad de la grabación de la aparición del elefante en el decorado, al animal se le ocurrió bramar, lo que provocó la aparición repentina de su madre en el plató en defensa de su cría. Todos los que se encontraban en el plató en ese momento huyeron por donde pudieron; a Mayra la recogió un operador de cámara y la subió hasta lo alto de la grada... Afortunadamente todo quedó en un par de focos y una cámara rotos, sin tener que lamentar daños personales.

 

Otro susto que Mayra tuvo que vivir en «Un, dos, tres...» fue en la eliminatoria del programa dedicado a los comics (6 de julio de 1987); los concursantes, vestidos de Superman, tenían que saltar desde un practicable y alcanzar unas bolas que representaban planetas. Todo el suelo del plató se revistió de colchonetas para amortiguar la caída de los concursantes, pero uno de ellos, en uno de los saltos, tomó más impulso de la cuenta y cayó sobre el suelo del estudio, provocando severas heridas, por lo que tuvo que ser llevado en ambulancia al hospital.

 

Y como última anécdota nos parece interesante poner de manifiesto la complicidad que existía entre Mayra y Chicho Ibáñez Serrador, entre los cuales había, incluso, telepatía. En uno de los programas, uno de los objetos que las azafatas trajeron del decorado era un jarrón con flores que obstaculizaba el plano de la cámara que recogía la vista general de la mesa con Mayra y los concursantes, tapando a estos últimos. Desde el control de realización, a Chicho le bastó pensar que había que mover el objeto para que se pudiera ver la cara de los concursantes, y Mayra, instintivamente, movió levemente el jarrón dejando libre el tiro de la cámara.

 

Chicho y Mayra estaban muy compenetrados

 

 

 

Nerviosa antes de empezar

 

 

 

 

 

Un concursante se
lastimó gravemente


 

 

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