“Lo esencial era el comprendernos y Chicho comprendió desde el primer momento mi forma de entender el humor. Aun así, estuvimos más de cuatro meses hasta que perfilamos los personajes que iba a hacer en «Un, dos, tres...». Creo que el resultado ha sido muy bueno, sobretodo para mí”.

           Ángel Garó, 1992

“Con Chicho uno se siente valorado, arropado y exigido en su justa medida. Sabe lo que quiere, pide lo que quiere y tú debes tener la capacidad de dárselo. Me parece que ésa es la fórmula perfecta para trabajar con criterios de profesionalidad.

En nuestro país, desafortunadamente, se ha dado muchas veces casos del ‘todo vale’; con Chicho no todo vale. Busca la perfección, pero no es dureza, sino exigencia profesional”.

           Jordi Estadella, 1992

“Chicho es un gran profesional, me encanta la intuición que tiene. He encontrado en él un jefe que no se comporta como tal. No es nada machista y nunca ha sido paternal. Nunca ha hecho concesiones porque yo sea una mujer. Nunca me cansaría de trabajar con él. Jamás. Es el mejor, el que más vale de toda la televisión”.

           Mayra Gómez Kemp, 1991

“Estoy preparada para dar el salto, aunque no es fácil pasar de trabajar para niños a hacerlo para un público familiar, que es también muy agradecido pero mucho más complicado; pero tengo seguridad en mí misma y en la capacidad fantástica que tiene Chicho para dirigir a la gente”.

           Miriam Díaz-Aroca, 1991

“En «Un, dos, tres...» aprendí a bailar y, sobretodo, a saber estar antes las cámaras de televisión. Chicho fue un gran maestro.”

           Nina, 1989

“¿Cómo me va a perjudicar la imagen de mujer sensual que se proyectó de mí en «Un, dos, tres... responda otra vez»? Al contrario; eso era lo mejor que le podía pasar a una chica adolescente, como yo era. ¡Me convirtió en un sex symbol!

Pero a los 19 años hice de doña Inés en Valladolid. No hay que olvidar que yo siempre he estado en contra del encasillamiento. Sí es verdad que aquella imagen sexy me orientaba hacia un tipo de personajes, pero para eso estás tú, para romper con esa imagen y no aceptar ciertos papeles.”

           Ágatha Lys, 2007

“Sí, allá por el 76, hice el papel de “don Estrecho” en «Un, dos, tres... responda otra vez». Chicho Ibáñez Serrador me había visto en una serie de programas en la televisión inglesa, y me llamó para ofrecerme el papel. Representaba a esa parte reprimida de España, una España en la que acababa de fallecer Franco. Pero el hedor del dictador estaba aun en todas partes... y tampoco podíamos pasarnos demasiado.

Acabé diciéndole a Chicho que aquello me podía. Yo no era, ni soy, actor. Y me resultaba muy complicado. Luego Chicho y yo volveríamos a hacer cosas juntos, pero yo ya como mago. Que era lo mío”.

           Juan Tamariz, 2010

“El programa que más éxito me ha dado ha sido «Caiga quien caiga», pero de lo que más contento estoy es de mi paso por el «Un, dos, tres...», porque fue cumplir un sueño.

Para mí fue un privilegio trabajar a las órdenes del gran Narciso Ibáñez Serrador. El último día de «Un, dos, tres...» me dijo: ‘Usted triunfará dentro de poco en una televisión privada’. Al poco tiempo, Telecinco me fichaba para hacer el «Caiga».”

           Eduardo Aldán, 2009

“La etapa de «Un, dos, tres...» fue dura y constructiva; eran mis comienzos y tenía muchas cosas que aprender y asimilar y muy poquitos años para tanto. Pero la recuerdo con mucho cariño y nostalgia.”

           Isabel Serrano, 2010

“Recuerdo mi paso por «Un, dos, tres...» con mucho cariño, me permitió acercarme al mundo de los musicales. Lo pasábamos muy bien en aquella época.”

           Miriam Díaz-Aroca, 2007

“He leído en alguna parte que me negaba a hablar de mi etapa como azafata en «Un, dos, tres...». En absoluto. Hay tres personas fundamentales en mi carrera: Chicho Ibáñez Serrador en televisión; Arturo Fernández en teatro; y Antonio Giménez Rico en cine. Chicho para mí es lo más.”

           Lydia Bosch, 2005

“El «Un, dos, tres...» fue una anécdota en mi carrera; yo ya llevaba cinco años estudiando y preparándome para ser actriz. Fue un trampolín porque era la primera vez que aparecía en televisión a nivel nacional, pero yo quería ser actriz, nunca me planteé ser una figura televisiva.”

           Silvia Marsó, 2007

“De mi paso por «Un, dos, tres...» recuerdo cosas más dificultosas que agradables, porque Chicho Ibáñez Serrador me hizo hacer cosas que yo no estaba acostumbrado a hacer en televisión, como ser actor. Para mí fue un sacrificio muy grande y lo pasé muy mal. En cualquier caso le estoy muy agradecido a Chicho porque escogerme a mí es como que te den un premio.”

           Josep María Bachs, 2010

“Me consta que Mayra es una magnífica profesional; con ella he trabajado en diversas ocasiones y he podido comprobar lo que digo. Ahora bien, en el programa «Un, dos, tres...» creo que ella podría hacerlo muy bien si no tratase de imitarme, cosa que no debe hacer y que a ella no le hace falta hacer. Mayra debería presentar el programa a su aire, con su estilo, olvidándose de mí por completo.”

           Kiko Ledgard, 1982

“No volveré a presentar «Un, dos, tres...». No quiero luchar con el recuerdo de mí misma.”

           Mayra Gómez Kemp, 2003

“El éxito del «Un, dos, tres...» se debe a Chicho. Él tiene una varita mágica para convertir en éxito todo lo que toca. Al principio se hicieron famosas las azafatas, después los actores. De ahí han salido grandes artistas, aunque algunas lo quieran olvidar.”

           Fedra Lorente, 2006

“Si hubiera visto el más mínimo mosqueo televisivo ofensivo a mi condición masculina, le hubiera dicho a Chicho que sólo hiciésemos papeles de Sherlock Holmes y personajes exclusivamente masculinos.”

           Raúl Sénder, 1985

“Del doblaje se puede vivir si se tiene una vida económica medianamente organizada, pero no como para poder meterse en un piso, por ejemplo. Y ahora, entre doblaje y doblaje, voy metiendo la mano en el bolsillo del ‘profesor Lápiz’, para poder vivir sin privaciones.”

           Pedro Sempson, 1978

“El «Un, dos, tres...» se emite con éxito en Inglaterra y Holanda. Por los derechos de autor cobro lo que me llega a través de la Sociedad General de Autores, que es muy poco. Un concurso está menos considerado que una obra dramática. Exactamente un 20% en relación con un dramático. Me llega, desde luego, un dinero, pero no es, ni mucho menos, un pastón.”

           Narciso Ibáñez Serrador, 1984