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“Las mil y una noches” 9 de enero de 2004 |
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La subasta comenzó con la llamada al concursante en casa, un momento que ha pasado a los anales de la historia de la televisión por lo surrealista de la situación, en la que Luis se reveló como un auténtico showman y genio de la improvisación.
Recordemos en vídeo aquella llamada a don Emilio.
Después de este hilarante momento, Luis nos invitó a conocer el decorado del programa, del que apareció el primer regalo, que venía traído por un camello.
Antes de que Luis pudiera leer la tarjetita, hizo su entrada en el plató el actor Roberto Mosca interpretando a un “estilista con las tijeras siempre listas” que por 100 euros ofrecía cortarle el cabello a alguien del público.
Inmediatamente después apareció Santiago Segura para promocionar su película «Una de zombis». Al público le repartieron camisetas de la película.
Tras la intervención de Asunción Embuena llegó uno de los momentos más desagradables para el público: Javier Sáenz, en el papel de “Simbad”, acompañado por unas chicas de figuración, le lanzaron al público desagradables restos de sardina.
Después de tantas interrupciones, Luis Roderas pudo leer las tarjetitas de los dos primeros regalos: la babucha gigante que venía con el camello, y el hatillo de la famosa de la isla.
Leída la correspondiente tarjetita, Inma y Miguel tuvieron que descartar uno de los regalos, y dejaron el bastón de “Madame Puturrú”, perdiendo un viaje a Egipto.
Para reponerse del susto se hizo una pausa publicitaria, tras la cual llegó la magia de la mano de Juan Tamariz, que sorprendió a todos con el juego de las tres coincidencias.
Con este vídeo podemos disfrutar de la actuación de Juan Tamariz.
Leída la tarjetita, Luis empezó a jugar con los concursantes “vendiéndoles” pistas que ellos podían comprar con el dinero que habían ganado en la tanda de preguntas. Tras esta “compra y venta” de pistas, los concursantes dejaron la babucha gigante que escondía 100 baberos y unos electrodomésticos Bosch.
A continuación, el público tuvo la oportunidad de ganar dinero gracias al juego del disfraz, presentado por la azafata Magda, ayudada por Nieves y Esther.
Magda dejó en la mesa de la subasta una tarjeta Banesto 1-2-3, que escondía una cantidad de dinero... Pero... ¿cuánto?. Los concursantes decidieron reservar la tarjeta y descartar otro de los regalos, perdiendo dos fabulosos coches Ford Focus C-Max.
Tras leer la tarjetita del pincho moruno que dejó Manolo Sarriá, Inma y Miguel lo rechazaron perdiendo unas “sabrosísimas” tripas de pollo, que fueron arrojadas sobre el sufrido público en las gradas. Se hizo necesario realizar una pausa para poder limpiarlo todo.
El último regalo vino de la mano de Chenoa, que interpretó su tema “En tu cruz me clavaste”.
Chenoa se implicó de lleno en “Las mil y una noches” y quiso aparecer vestida de odalisca y ejecutar una danza árabe junto a los bailarines del programa.
El velo de Chenoa y su tarjetita fue el último regalo de la noche. Comenzaba la decisión final, no sin antes venderles la última pista: Ruperta estaba en el objeto con la forma más parecida a la calabaza: el hatillo. Los concursantes lo dejaron, perdiendo a la Ruperta... y ¡un maravilloso apartamento en Marina D’Or!
Los concursantes tampoco quisieron la tarjeta Banesto 1-2-3. Luis reveló la cantidad que escondía: 60.000 euros. La cara de los concursantes era un poema después de haber perdido tan importantes premios...
Pero quedaba por saber qué habían ganado. Para darle más emoción al final, Luis les ofreció todo el dinero que habían invertido comprando las pistas. Eso o el regalo que escondía el velo de la actuación de Chenoa. Aunque Inma trataba de convencer a su hermano de que ya nada bueno podía aparecer, al final decidieron quedarse con el regalo... ¡mil botellas de purgante!
Un final triste para el regreso esperado del concurso más emblemático de la televisión española; pero ya se sabe: así es el «Un, dos, tres...»; a veces se gana y a veces se pierde. |
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