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El circo

30 de abril de 1973

 

 

 

«Un, dos, tres... responda otra vez» - 1973

 

 

 

La subasta, a la que pasaron Marisa y Enrique, comenzó, como todos los circos, con un desfile de toda la compañía. El primer número fue el del tragafuegos.

 

Kiko Ledgard ofreció a los concursantes como primeros regalos de la noche, el cubo del tragafuegos y el bombo de la orquesta.

 

«Un, dos, tres... responda otra vez» - 1973

 

 

Los concursantes decidieron quedarse, de momento, con el bombo, pero antes de que Kiko pudiera anunciar el regalo que había escondido en el cubo del tragafuegos aparecieron unos payasos que le gastaron una broma al presentador.

 

Después de la broma, Kiko pudo leer el papelito escondido en el cubo, que decía:

 

Pensamos que tragar fuego debe dar ardores de estómago, hacer que la digestión sea dura como una piedra. Hablando de piedras y de fuegos, busquen en el bicarbonato y encontrarán... [lo que había escondido dentro del cubo lleno de bicarbonato era una “piedra de fuego”: ¡un rubí con brillantes!].

 

 

A continuación aparecieron en la pista del circo unos caballistas. Los concursantes intuyeron enseguida de qué se trataba el regalo.

 

En este vídeo vemos ese momento.

 

 

 

Después de perder la motocicleta volvieron a aparecer en la pista los payasos, que estaban buscando a la miss «Un, dos, tres...» entre el público.

 

Entre tanto, Kiko ofreció como nuevo regalo a los concursantes una anilla de las que sujetan la estructura de la carpa del circo. A los concursantes les gustó, y decidieron dejar el regalo escondido en el bombo, que eran 100.000 pesetas en lotería.

 

Kiko hizo llamar a la mesa a un artista que acercó un bastón de majorette y un látigo, para hacer una demostración de habilidad. Para ello, Kiko reclamó la presencia de una chica serena, y entre el público apareció Marisa (“Maxia”), una de las primeras azafatas que había tenido el programa, que en su mano sujetó el bastón y el artista a base de latigazos consiguió partir en varios trozos.

 

«Un, dos, tres... responda otra vez» - 1973

 

 

Precisamente, uno de esos trozos fue ofrecido por Kiko a los concursantes, pero éstos decidieron conservar el regalo de la anilla, perdiendo un millón de pesetas.

 

Nuevamente, los payasos interrumpieron la subasta para anunciar a Kiko que ya habían encontrado a la miss «Un, dos, tres...». Era una chica que “tenía algo que no tienen las demás”: ¡barba! Kiko aprovechó su barba para ofrecérsela como regalo a los concursantes.

 

Decidieron dejar la anilla y quedarse con la barba, perdiendo una embarcación, en la que venía subida otra azafata del programa: Silvana.

 

«Un, dos, tres... responda otra vez» - 1973

 

 

La siguiente actuación fue la de unos equilibristas en un trapecio, que dejaron en la mesa de la subasta como regalo una capa. Los concursantes decidieron deshacerse de la barba en este momento, cuyo papelito decía:

 

Hablando de barba, les ha correspondido una barbacoa y dos cosas que la complementan: chuletitas... y una roulotte.

 

 

A continuación Kiko Ledgard dio paso al número de los leones aunque la “fiera” que apareció encerrada en la jaula fue “don Cicuta”.

 

«Un, dos, tres... responda otra vez» - 1973

 

 

El regalo de “don Cicuta” fue la propia jaula en la que llegó encerrado. A pesar del personaje de quien provenía, los concursantes se fiaron de “don Cicuta” y se quedaron con su jaula, descartando la capa, cuya tarjetita decía:

 

Las caras de una pirámide truncada no son otra cosa que un trapecio. Casi todas las viejas pirámides egipcias están truncadas por el tiempo. Les hubiera correspondido un maravilloso viaje remontando el Nilo en un yate de lujo.

«Un, dos, tres... responda otra vez» - 1973

 

 

Nuevamente aparecieron los payasos con la red de seguridad de los trapecistas. No quisieron este regalo los concursantes, por lo que Kiko leyó su tarjetita:

 

Las redes en el circo sirven para salvar vidas pero en el mar sirven para pescar. Aquí tienen la red y nuestro deseo de que se les dé bien la pesca desde el magnífico apartamento junto a la costa que acaban de perder.

 

 

Nuevamente apareció uno de los payasos ofreciendo globos.

 

En este vídeo vemos esa escena.

 

 

«Un, dos, tres... responda otra vez» - 1973

  

 

Kiko les ofreció a los concursantes la nariz del payaso y uno de los globos. Lo de la nariz no les convenció mucho, así que la dejaron; esto decía el papelito:

 

La mayor alegría del circo la dan los payasos. Ahora queremos darle a ustedes la mayor de las alegrías: elijan de entre todos los regalos que hayan aparecido desde el 24 de abril del pasado año hasta el programa anterior.

 

 

Entre los globos y la jaula de “don Cicuta” prefirieron quedarse con esta última. Dentro de uno de los globos había un papelito que decía:

 

En el «Un, dos, tres...» siempre hemos intentado hacer volar nuestra imaginación al igual que estos globos. Vuelen ahora en el viaje que siempre han soñado hacia donde ustedes quieran, durante un mes con todos las gastos pagados.

 

 

La siguiente actuación fue un número de malabarismo; en la mesa se quedó como regalo unos aros. A los concursantes les pareció interesante, y decidieron descartar la jaula de “don Cicuta”, perdiendo la posibilidad de hacer un safari. Fue la azafata Aurora Claramunt la que apareció vestida de aventurera conduciendo el jeep.

 

«Un, dos, tres... responda otra vez» - 1973

 

 

La última oferta de Kiko vino desde los aires en forma de calabaza enorme. Los concursantes consultaron al público y decidieron quedarse con la calabaza.

 

Kiko les ofreció los “haros” con hache de Rioja: sus vinos. Pero el vino tampoco les convenció y decidieron quedarse con la calabaza definitivamente, perdiendo un magnífico coche.

  

«Un, dos, tres... responda otra vez» - 1973

 

 

Kiko Ledgard le ofreció a los concursantes mil pesetas por no abrir la calabaza; rechazaron los concursantes la oferta, y Kiko la abrió y en su interior había otra calabaza.

 

«Un, dos, tres... responda otra vez» - 1973

 

 

Por no abrirla, Kiko ofreció diez mil pesetas, pero tampoco aceptaron. Dentro había otra calabaza por la que Kiko les ofreció veinte mil pesetas, que también fueron rechazadas por los concursantes. El premio final fue una calabaza de oro de veinticuatro quilates.

 

  

 

  

El programa terminó con unas palabras de despedida pronunciadas por Narciso Ibáñez Serrador.

 

En este vídeo vemos aquellas palabras de Chicho.

 

  

 

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