La subasta, a la que pasaron
Marisa y Enrique, comenzó, como todos los circos, con un desfile de toda
la compañía. El primer número fue el del tragafuegos.
Kiko Ledgard ofreció a los
concursantes como primeros regalos de la noche, el cubo del tragafuegos
y el bombo de la orquesta.
Los concursantes decidieron
quedarse, de momento, con el bombo, pero antes de que Kiko pudiera
anunciar el regalo que había escondido en el cubo del tragafuegos
aparecieron
unos payasos que le gastaron una broma al presentador.
Después de la broma, Kiko pudo
leer el papelito escondido en el cubo, que decía:
Pensamos que tragar fuego debe dar ardores de estómago,
hacer que la digestión sea dura como una piedra.
Hablando de piedras y de fuegos, busquen en el bicarbonato y
encontrarán... [lo que había escondido dentro del cubo lleno de
bicarbonato era una “piedra de fuego”: ¡un rubí con brillantes!].
A continuación aparecieron en la pista del circo unos
caballistas. Los concursantes intuyeron enseguida de qué se trataba el
regalo.
En este vídeo vemos ese momento.
Después de perder la motocicleta
volvieron a aparecer en la pista los payasos,
que estaban buscando a la miss «Un, dos, tres...» entre el público.
Entre tanto, Kiko ofreció como
nuevo regalo a los concursantes una anilla de las que sujetan la
estructura de la carpa del circo. A los concursantes les gustó, y
decidieron dejar el regalo escondido en el bombo, que eran 100.000
pesetas en lotería.
Kiko hizo llamar a la mesa a un
artista que acercó un bastón de majorette y un látigo, para
hacer una demostración de habilidad. Para ello, Kiko reclamó la
presencia de una chica serena, y entre el público apareció Marisa (“Maxia”),
una de las primeras azafatas que había tenido el programa, que en su
mano sujetó el bastón y el artista a base de latigazos consiguió partir
en varios trozos.
Precisamente, uno de esos trozos
fue ofrecido por Kiko a los concursantes, pero éstos decidieron
conservar el regalo de la anilla, perdiendo un millón de pesetas.
Nuevamente, los payasos
interrumpieron la subasta para anunciar a Kiko que ya habían encontrado
a la miss «Un, dos, tres...». Era una chica que “tenía algo que no
tienen las demás”: ¡barba! Kiko aprovechó su barba para ofrecérsela como
regalo a los concursantes.
Decidieron dejar la anilla y
quedarse con la barba, perdiendo una embarcación, en la que venía subida
otra azafata del programa: Silvana.
La siguiente actuación fue la de
unos equilibristas en un trapecio, que dejaron en la mesa de la subasta
como regalo una capa.
Los concursantes decidieron deshacerse de la barba en este momento, cuyo
papelito decía:
Hablando de barba, les ha
correspondido una barbacoa y dos cosas que la complementan:
chuletitas... y una roulotte.
A continuación Kiko Ledgard dio paso al número de los
leones aunque la “fiera” que apareció encerrada en la jaula fue “don
Cicuta”.
El regalo de “don Cicuta”
fue la propia jaula en la que llegó encerrado. A pesar del personaje de
quien provenía, los concursantes se fiaron de “don Cicuta” y se quedaron
con su jaula, descartando la capa, cuya tarjetita decía:
Las caras
de una pirámide truncada no son otra cosa que un trapecio. Casi todas
las viejas pirámides egipcias están truncadas por el tiempo. Les hubiera
correspondido un maravilloso viaje remontando el Nilo en un yate de lujo.
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Nuevamente aparecieron los
payasos
con la red de seguridad de los trapecistas. No quisieron este regalo los
concursantes, por lo que Kiko leyó su tarjetita:
Las redes en el circo sirven para
salvar vidas pero en el mar sirven para pescar. Aquí
tienen la red y nuestro deseo de que se les dé bien la
pesca desde el magnífico apartamento junto a la costa que acaban de
perder.
Nuevamente apareció uno de los
payasos ofreciendo globos.
En este vídeo vemos esa escena.
Kiko les ofreció a los
concursantes la nariz del payaso
y uno de los globos. Lo de la nariz no les convenció mucho, así que la
dejaron; esto decía el papelito:
La mayor alegría del circo la dan
los payasos.
Ahora queremos darle a ustedes la mayor de las alegrías: elijan de entre todos
los regalos que hayan aparecido desde el 24 de abril del pasado año hasta
el programa anterior.
Entre los globos y la jaula de
“don Cicuta” prefirieron quedarse con esta última. Dentro de uno de los
globos había un papelito que decía:
En el «Un, dos, tres...» siempre
hemos intentado hacer volar nuestra imaginación al igual que estos
globos. Vuelen ahora en el viaje que siempre han soñado hacia donde
ustedes quieran, durante un mes con todos las gastos pagados.
La siguiente actuación fue un
número de malabarismo; en la mesa se quedó como regalo unos aros. A los
concursantes les pareció interesante, y decidieron descartar la jaula de
“don Cicuta”, perdiendo la posibilidad de hacer un safari. Fue la
azafata Aurora Claramunt la que apareció vestida de aventurera
conduciendo el jeep.
La última oferta de Kiko vino
desde los aires en forma de calabaza enorme. Los concursantes
consultaron al público y decidieron quedarse con la calabaza.
Kiko les ofreció los “haros” con
hache de Rioja: sus vinos. Pero el vino tampoco les convenció y
decidieron quedarse con la calabaza definitivamente, perdiendo
un magnífico coche.
Kiko Ledgard le ofreció a los
concursantes mil pesetas por no abrir la calabaza; rechazaron los
concursantes la oferta, y Kiko la abrió y en su interior había otra
calabaza.
Por no abrirla, Kiko ofreció
diez mil pesetas, pero tampoco aceptaron. Dentro había otra calabaza por
la que Kiko les ofreció veinte mil pesetas, que también fueron rechazadas
por los concursantes. El premio final fue una calabaza de oro de
veinticuatro
quilates.
El programa terminó con unas palabras de despedida
pronunciadas por Narciso Ibáñez Serrador.
En este vídeo vemos aquellas palabras de Chicho.
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