La subasta comenzó con la descripción que del decorado
hizo Mayra Gómez Kemp, consistente en un mercado de Bagdad, en el que se
podían ver edificaciones con minaretes, puestos, colorido, tiendas de
alfombra, de babuchas y chilabas, un restaurante callejero, etc.
Lo primero que Mayra hizo traer a la mesa fue el
restaurante callejero. Josema Yuste, en el papel de eunuco, acercó una
bandeja con platos típicos árabes. El personaje explicó que tuvo que
montar el restaurante tras morir el sultán y quedarse sin trabajo de
eunuco. Josema insistió en quedarse junto a la mesa de Mayra sentado en
un puf.
En Youtube podemos ver la intervención de Josema
Yuste
Con un primer regalo en la mesa, Mayra hizo traer otro: la mejor de las
babuchas. Un dromedario que portaba una babucha gigante se acercó a la
mesa de la subasta.
Mayra permitió a la concursante leer la tarjetita del cofre del
restaurante callejero, e incluso le dejó abrirlo y comprobar que había
“pasta”.
La siguiente actuación fue la de Beatriz Carvajal, en el papel de
Carmiña, la hija de Simbad, el “marineiro”. Como regalo dejó un barco.
En Youtube podemos ver esta actuación
Con estos tres regalos sobre la mesa, Inmaculada y Jesús tuvieron que
descartar uno, y decidieron dejar la babucha gigante. La tarjetita decía
lo siguiente:
Las babuchas permiten a los árabes deslizarse suavemente por las calles
de sus ciudades, por sus carreteras... Pero en Occidente las babuchas
más comunes, las babitas, son las de los bebés. Y para babuchas de bebé,
nada mejor que ¡estos diez baberos!
En Youtube podemos ver el primer descarte de los
concursantes
La siguiente actuación fue la de un grupo folklórico de Sudán que
ejecutaron una danza típica. Después de esta actuación apareció Paul
Potassy, un mago que realizó una serie de juegos con el público. Como
regalo, el mago le dejó a Mayra un sobre, que ponía: “¿Cómo hacerse rico
si se tiene la psicología de un ladrón?”.
En Youtube podemos ver la actuación de Paul
Potassy
Con tres regalos sobre la mesa, procedía nuevamente que los concursantes
dejaron uno, y decidieron que fuera el cofre con las pastas. Mayra
mostró el contenido del cofre, que era “pasta” extranjera, pero también
pastas frescas... y ¡cien billetes de cinco mil pesetas!
La siguiente actuación fue la de Raúl Sénder en el papel de vendedor
maño de alfombras “majicas”.
Como regalo dejó en la mesa una de las alfombras. Y los
concursantes tuvieron que volver a decidir qué regalo dejar, y fue
el barco. Su tarjetita decía:
Simbad, el marino, sabía mucho de tela marinera... Pues acaban de perder
¡todos estos metros de seda para que se hagan velas marinas! Pero, por
si acaso no saben hacer velas, ahí tienen dos tablas de windsurf con sus
velas ya hechas.
La siguiente actuación fue la de Luisa Armenteros, en el papel de
Sherezade, que dejó como regalo la lámpara maravillosa de Aladino.
Los concursantes decidieron dejar en este momento la
alfombra, cuya tarjetita decía:
En “Las mil y una noches” las alfombras mágicas eran un medio de
transporte tan común como para nosotros un coche... Eso es lo que les
hubiera correspondido: ¡este coche!
En este momento, Mayra hizo traer a la mesa una alcazaba
en miniatura. Los concursantes decidieron dejar el sobre de Paul
Potassy, y la tarjetita que había en su interior decía:
Alibabá conoció a cuarenta ladrones. Han perdido llevar a cabo un juego,
que era elegir a alguien del público para que dejara sobre la mesa todo
el dinero que llevara en los bolsillos. Y el programa hubiera
multiplicado por cuarenta esa cantidad.
Mayra decidió apartar este juego, por si acaso los
concursantes decidían recuperarlo al final.
La siguiente actuación fue la de un ballet árabe. De él
salieron y se acercaron a la mesa de la subasta dos particulares
huríes: Millán Salcedo y Fernando Rey, de “Martes y 13”.
En Youtube podemos ver esta divertida actuación
Como regalo dejaron un velo. Los concursantes se
enfrentaban a la decisión final y dejaron la alcazaba, que escondía la
calabaza, ya que sólo había que mover las letras de sitio para formar la
palabra. Pero Ruperta también tenía una tarjetita que escondía un juego.
Mayra les ofreció retirar el juego que habían reservado anteriormente, y
conservar el de la calabaza, ya que era mucho mejor juego.
Los concursantes decidieron en este momento dejar la
lámpara, cuya tarjetita decía:
En “Las mil y una noches” había lámparas maravillosas según cuenta
Sherezade, a la que, sin duda alguna, podemos calificar de cuentista,
porque contaba cuentos... Pero esta vez no ha sido cuentista, ya que les
hubiera correspondido ¡esta lámpara... de repuesto para este otro coche!
Mayra les explicó la mecánica del juego que contenía la
tarjetita de la calabaza, para que pudieran decidir si lo jugaban o se
quedaban con el regalo que contenía el velo. Finalmente, decidieron
jugar; el juego consistía en intentar adivinar si el número de pipas de
calabaza que escondía un saco; si acertaban si era par o impar, podían
elegir uno de los siete sobres, que escondían cada uno de los regalos
(buenos o malos) que se habían ofrecido esa noche en el programa.
El regalo que escondía el velo era el siguiente:
Villaespesa escribió un famoso verso que termina diciendo “hurí del
edén, no llores”. A Villaespesa, por desgracia, ya no pueden conocerle
personalmente, pero sí a una villa muy espesa: Mombasa en África
Oriental. ¡Dos semanas en un lujosísimo hotel al borde mismo de las
playas del océano Índico y a pocos metros de una espesísima selva!
Gracias al juego, ya que los concursantes adivinaron que
las pipas que escondía el saco eran número par, ganaron 500.000 pesetas.
En Youtube podemos ver el final de la subasta
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programa completo
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