Tras la pausa publicitaria comenzó
la subasta, y lo hizo con el número musical del programa dedicado a la
historia del ferrocarril. El regalo que Nieves acercó a la mesa de la
subasta fue una locomotora en miniatura. Antes de poder leer su
tarjetita, los tres sepultureros volvieron a interrumpir el desarrollo
del programa para contar sus “chistes malos”. La tarjetita decía
escuetamente:
El decorado del programa dedicado
a la historia del ferrocarril reproducía una estación del medio Oeste
americano de finales del siglo pasado.
A continuación Bachs dio paso al
espacio del “Sabor ganador de Kelloggʼs”,
que permitió a la concursante en casa ganar dos millones de pesetas.
La siguiente actuación fue la de
Pepe Viyuela en el papel de inventor. Alejandra acercó a la mesa de la
subasta un bebé de juguete. Antes de poder leer la tarjetita, Bachs fue
interrumpido por una llamada de teléfono para Madamme Boncoeur.
La tarjetita del bebé decía así:
Uno de los inventos más gratos han
sido...
Bachs ofreció
a los concursantes dejar uno de los tres regalos que había sobre la
mesa, y Carolina y Eduard decidieron dejar el paquete de Smacks, cuya
tarjetita decía así:
Kelloggʼs logró fama
internacional con una enorme rapidez. Con
igual rapidez se desplaza por los aires este dardo que les ofrece
Kelloggʼs y que se dispara contra esa
diana.
Se trataba de un juego clásico del
«Un, dos, tres...». La diana era un mapamundi oculto; los concursantes
tenían que lanzar el dardo y el premio sería un viaje al lugar donde
cayera el dardo. Carolina y Eduard probaron suerte para ver qué viaje
les hubiera tocado y el dardo cayó en la zona del estrecho de Bering,
Japón, Siberia, Corea, etc.
En este punto se hizo una pausa para publicidad y a la vuelta la primera
actuación fue la de Luisa Martín en el papel de la sexóloga, que contó
que se había casado por fin; como también se habían casado las dos
señoras protestonas del público.
Las señoras llamaron al plató a Mari Luz (Silvia Abascal) que hizo que
cayera arroz sobre las señoras vestidas de novias y sobre el público.
De regalo dejó sobre la mesa una caja para que se la subieran a Chicho
al control de realización.
Además, repartió cava entre el público
y todos acabaron mojándose los unos a los otros.
Tras la intervención de Mari Luz, Bachs leyó la
tarjetita del ramo de novia de la doctora, cuya tarjetita decía:
La doctora nos asegura que se tenga la edad que se
tenga es posible lograr la felicidad.
A Chicho le subieron la caja de
regalo de Mari Luz y resultó ser un detonador...
Los concursantes decidieron dejar
el bebé de juguete, cuya tarjetita en su totalidad decía:
Uno de los inventos más gratos han
sido... las vacaciones, sin duda alguna. Y eso es lo que acaban de
perder: ¡unas vacaciones en el mejor apartamento que hemos ofrecido! Y
para redondear las vacaciones, tantos millones como letras tiene Pepe
Viyuela: ¡once millones!
Tras este disgusto, Bachs dio paso a un popurrí de números musicales de
esta etapa. Paula Vázquez y Carolina Rodríguez, “peleadas” durante la
etapa, acudieron juntas a dejar como regalo una clave de sol en la mesa
de la subasta.
Antes de leer la tarjetita, el trío funerario volvió a hacer acto de
presencia ante el presentador y los concursantes. La tarjetita de la
clave de sol decía lo siguiente:
Hay tres cosas que siempre han estado presentes
en esta etapa del «Un, dos, tres...»: una de ellas es, en cada programa,
uno o varios números
musicales; otra, un coche; y una tercera es...
Los concursantes dedujeron que claramente en ese regalo se escondía la
calabaza Ruperta, por lo que decidieron dejarla:
Hay tres cosas que siempre han estado presentes
en esta etapa del «Un, dos, tres...»: una de ellas es, en cada programa,
uno o varios números
musicales; otra, un coche; y una tercera es... ¡nuestra querida
calabaza!
Pero la calabaza no venía vacía,
sino que en su interior escondía el mejor regalo que se había dado en la
etapa anterior; concretamente en el programa dedicado al Renacimiento,
en el que los concursantes ganaron un coche, cinco millones de pesetas,
un apartamento en Jávea y un barco.
El abuelo Bachs dio paso por
última vez a la publicidad; tras la pausa, pudimos ver la actuación del
hombre del cajón (Joan Domínguez). Su actuación fue interrumpida,
porque la emisión se centró en el control de realización, desde el que
Chicho leyó el mensaje que Mari Luz había dejado en el regalo que le
había dejado. La actuación del hombre del cajón terminó encerrándole en
un cajón de decorados. El regalo de esta actuación fue el clásico sobre
con la bandera británica. Antes de poder leer la tarjetita, el trío de
funerarios volvió a interrumpir. Tras su intervención, Bachs leyó la
tarjetita, que decía:
Siempre que Joan Domínguez ha aparecido en el
programa ha dicho “que es de cajón
y punto”. Y hoy también es de cajón que haya un juego. Se trata del
juego con el que en esta etapa ganaron más dinero los concursantes;
concretamente, seis millones y medio de pesetas con las cartas marinas.
Carolina y Eduard decidieron conservar el juego y dejar el ramo de la
doctora, cuya tarjetita decía:
La doctora nos asegura que se tenga la edad que se
tenga es posible lograr la felicidad. Por
eso, los que pertenecen a la tercera edad no tienen por qué renunciar a
ser felices, como ustedes podrían haber comprobado viviendo durante
siete días en el centro geriátrico Los Nogales.
La última actuación fue un
magnífico número musical.
El regalo que Mayte acercó a la mesa de la subasta fue el libro del «Un,
dos, tres...» que se editó en 1987. Su tarjetita decía lo siguiente:
Éste es el último regalo del último «Un, dos,
tres...» de esta última etapa. No sabemos si habrá otra, pero por si
acaso...
Bachs anunció a los concursantes,
que además del juego, en los otros dos regalos había un premio muy bueno
y en otro uno malo, pero les dijo que dejaran dos regalos y se quedaron
con uno, que fue el juego. El premio malo no fue descubierto (aunque
Chicho nos anunció por rótulos que era una vieja camioneta cargada de
pañuelos de papel para decirle adiós al programa).
La tarjetita de la locomotora del
tren sí fue leída, y escondía este buen premio:
El decorado del programa dedicado
a la historia del ferrocarril reproducía una estación del medio Oeste
americano de finales del siglo pasado. La estación que hemos visto
podemos decir que es clásica, como clásico es el medio de transporte que
hubieran ganado: ¡este coche!
Con el juego de las cartas de
navegación del capitán Nemo, Carolina y Eduard consiguieron ganar siete
millones de pesetas.
El programa acabó con un plano
desde el control de realización de Chicho hablando por teléfono con el
Director de RTVE, el Sr. Colom, que le prohíbe que dinamite el plató;
Ibáñez Serrador admite la orden y al colgar el teléfono, en vez de
dejarlo en su sitio, lo coloca sobre el accionador de la dinamita,
provocando una terrible explosión en el plató.
Ante la detonación, Bachs, las
azafatas y los concursantes salieron huyendo.
Sobre el público cayeron vigas y
ladrillos y una gran nube de polvo.
Y las
azafatas y bailarinas quedaron
sepultadas en el decorado bajo una montaña de escombros.
Ante el desastre provocado, las últimas palabras
de Chicho
fueron: “¡Qué equivocación tan tonta! ¡Qué equivocación tan grande! O
no... ¡HASTA SIEMPRE!”.
|
Puedes ver este programa completo
haciendo clic en el televisor
|
|