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El gran boom

8 de abril de 1994

 

 

 

 

Tras la pausa publicitaria comenzó la subasta, y lo hizo con el número musical del programa dedicado a la historia del ferrocarril. El regalo que Nieves acercó a la mesa de la subasta fue una locomotora en miniatura. Antes de poder leer su tarjetita, los tres sepultureros volvieron a interrumpir el desarrollo del programa para contar sus “chistes malos”. La tarjetita decía escuetamente:

 

El decorado del programa dedicado a la historia del ferrocarril reproducía una estación del medio Oeste americano de finales del siglo pasado.

 

 

A continuación Bachs dio paso al espacio del “Sabor ganador de Kelloggʼs”, que permitió a la concursante en casa ganar dos millones de pesetas.

 

La siguiente actuación fue la de Pepe Viyuela en el papel de inventor. Alejandra acercó a la mesa de la subasta un bebé de juguete. Antes de poder leer la tarjetita, Bachs fue interrumpido por una llamada de teléfono para Madamme Boncoeur.

 

La tarjetita del bebé decía así:

 

Uno de los inventos más gratos han sido...

 

 

Bachs ofreció a los concursantes dejar uno de los tres regalos que había sobre la mesa, y Carolina y Eduard decidieron dejar el paquete de Smacks, cuya tarjetita decía así:

 

Kelloggʼs logró fama internacional con una enorme rapidez. Con igual rapidez se desplaza por los aires este dardo que les ofrece Kelloggʼs y que se dispara contra esa diana.

 

Se trataba de un juego clásico del «Un, dos, tres...». La diana era un mapamundi oculto; los concursantes tenían que lanzar el dardo y el premio sería un viaje al lugar donde cayera el dardo. Carolina y Eduard probaron suerte para ver qué viaje les hubiera tocado y el dardo cayó en la zona del estrecho de Bering, Japón, Siberia, Corea, etc.

 

En este punto se hizo una pausa para publicidad y a la vuelta la primera actuación fue la de Luisa Martín en el papel de la sexóloga, que contó que se había casado por fin; como también se habían casado las dos señoras protestonas del público. Las señoras llamaron al plató a Mari Luz (Silvia Abascal) que hizo que cayera arroz sobre las señoras vestidas de novias y sobre el público. De regalo dejó sobre la mesa una caja para que se la subieran a Chicho al control de realización.

 

«Un, dos, tres...» - 1994

 

 

Además, repartió cava entre el público y todos acabaron mojándose los unos a los otros.

 

«Un, dos, tres...» - 1994

 

 

Tras la intervención de Mari Luz, Bachs leyó la tarjetita del ramo de novia de la doctora, cuya tarjetita decía:

 

La doctora nos asegura que se tenga la edad que se tenga es posible lograr la felicidad.

 

 

A Chicho le subieron la caja de regalo de Mari Luz y resultó ser un detonador...

 

Los concursantes decidieron dejar el bebé de juguete, cuya tarjetita en su totalidad decía:

 

Uno de los inventos más gratos han sido... las vacaciones, sin duda alguna. Y eso es lo que acaban de perder: ¡unas vacaciones en el mejor apartamento que hemos ofrecido! Y para redondear las vacaciones, tantos millones como letras tiene Pepe Viyuela: ¡once millones!

 

 

Tras este disgusto, Bachs dio paso a un popurrí de números musicales de esta etapa. Paula Vázquez y Carolina Rodríguez, “peleadas” durante la etapa, acudieron juntas a dejar como regalo una clave de sol en la mesa de la subasta.

  

«Un, dos, tres...» - 1994

 

  

Antes de leer la tarjetita, el trío funerario volvió a hacer acto de presencia ante el presentador y los concursantes. La tarjetita de la clave de sol decía lo siguiente:

 

Hay tres cosas que siempre han estado presentes en esta etapa del «Un, dos, tres...»: una de ellas es, en cada programa, uno o varios números musicales; otra, un coche; y una tercera es...

 

  

Los concursantes dedujeron que claramente en ese regalo se escondía la calabaza Ruperta, por lo que decidieron dejarla:

 

Hay tres cosas que siempre han estado presentes en esta etapa del «Un, dos, tres...»: una de ellas es, en cada programa, uno o varios números musicales; otra, un coche; y una tercera es... ¡nuestra querida calabaza!

 

«Un, dos, tres...» - 1994

 

 

Pero la calabaza no venía vacía, sino que en su interior escondía el mejor regalo que se había dado en la etapa anterior; concretamente en el programa dedicado al Renacimiento, en el que los concursantes ganaron un coche, cinco millones de pesetas, un apartamento en Jávea y un barco.

 

El abuelo Bachs dio paso por última vez a la publicidad; tras la pausa, pudimos ver la actuación del hombre del cajón (Joan Domínguez). Su actuación fue interrumpida, porque la emisión se centró en el control de realización, desde el que Chicho leyó el mensaje que Mari Luz había dejado en el regalo que le había dejado. La actuación del hombre del cajón terminó encerrándole en un cajón de decorados. El regalo de esta actuación fue el clásico sobre con la bandera británica. Antes de poder leer la tarjetita, el trío de funerarios volvió a interrumpir. Tras su intervención, Bachs leyó la tarjetita, que decía:

 

Siempre que Joan Domínguez ha aparecido en el programa ha dicho “que es de cajón y punto”. Y hoy también es de cajón que haya un juego. Se trata del juego con el que en esta etapa ganaron más dinero los concursantes; concretamente, seis millones y medio de pesetas con las cartas marinas.

 

 

Carolina y Eduard decidieron conservar el juego y dejar el ramo de la doctora, cuya tarjetita decía:

 

La doctora nos asegura que se tenga la edad que se tenga es posible lograr la felicidad. Por eso, los que pertenecen a la tercera edad no tienen por qué renunciar a ser felices, como ustedes podrían haber comprobado viviendo durante siete días en el centro geriátrico Los Nogales.

 

 

La última actuación fue un magnífico número musical.

 

«Un, dos, tres...» - 1994

   

 

El regalo que Mayte acercó a la mesa de la subasta fue el libro del «Un, dos, tres...» que se editó en 1987. Su tarjetita decía lo siguiente:

 

Éste es el último regalo del último «Un, dos, tres...» de esta última etapa. No sabemos si habrá otra, pero por si acaso...

 

 

Bachs anunció a los concursantes, que además del juego, en los otros dos regalos había un premio muy bueno y en otro uno malo, pero les dijo que dejaran dos regalos y se quedaron con uno, que fue el juego. El premio malo no fue descubierto (aunque Chicho nos anunció por rótulos que era una vieja camioneta cargada de pañuelos de papel para decirle adiós al programa).

 

La tarjetita de la locomotora del tren sí fue leída, y escondía este buen premio:

 

El decorado del programa dedicado a la historia del ferrocarril reproducía una estación del medio Oeste americano de finales del siglo pasado. La estación que hemos visto podemos decir que es clásica, como clásico es el medio de transporte que hubieran ganado: ¡este coche!

 

 

Con el juego de las cartas de navegación del capitán Nemo, Carolina y Eduard consiguieron ganar siete millones de pesetas.

 

«Un, dos, tres...» - 1994

 

 

El programa acabó con un plano desde el control de realización de Chicho hablando por teléfono con el Director de RTVE, el Sr. Colom, que le prohíbe que dinamite el plató; Ibáñez Serrador admite la orden y al colgar el teléfono, en vez de dejarlo en su sitio, lo coloca sobre el accionador de la dinamita, provocando una terrible explosión en el plató.

 

Ante la detonación, Bachs, las azafatas y los concursantes salieron huyendo.

 

«Un, dos, tres...» - 1994

 

 

Sobre el público cayeron vigas y ladrillos y una gran nube de polvo.

 

«Un, dos, tres...» - 1994

 

 

Y las azafatas y bailarinas quedaron sepultadas en el decorado bajo una montaña de escombros.

 

«Un, dos, tres...» - 1994

 

 

Ante el desastre provocado, las últimas palabras de Chicho fueron: “¡Qué equivocación tan tonta! ¡Qué equivocación tan grande! O no... ¡HASTA SIEMPRE!”.

  

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