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Óscar Ríos estuvo en la grabación
del programa dedicado a la crisis

4 de diciembre de 1992

 

 

 

   

Comenzaron a fallar cosas:

 

Los concursantes, como todos recordamos, disponían de cuarenta y cinco segundos para responder a cada pregunta; si no fallaban, una sirena indicaba el final del tiempo, acompañada del toque de campanas de Paloma Hurtado y el público coreando el vamos que nos vamos. Pues la sirena falló, se declaró en huelga, no quería sonar y estuvimos esperando media hora hasta que consiguieron hacerla sonar.

 

Uno de los marcadores de una de las parejas de concursantes también falló; se apagó la mitad del marcador y por lo tanto no reflejaba la cantidad de dinero acumulada que llevaba la pareja de concursantes hasta ese momento. Todos nos echamos a temblar cuando Chicho nos indicó que tenían que traer otro marcador de repuesto desde ¡PRADO DEL REY! Otro susto de los que gustaba dar a Chicho; había uno de repuesto allí en Buñuel, pero tardaron cerca de otra hora en cambiarlo. Fue muy curioso ver por los grandes monitores que teníamos delante que, mientras el señor Estadella formulaba la pregunta a la pareja de campeones, la cámara de pronto se giró hacia la izquierda y enfocó al marcador de la segunda pareja para que Chicho lo viese y cortase la grabación. Por lo visto la grabación jamás se detenía si no era por orden del Jefe, pero el equipo de cámaras y los regidores estaban autorizados a alterar el desarrollo de la misma en caso de observar que fallaba algo.

 

En total tardamos cerca de dos horas y media en grabar la tanda de preguntas y al finalizar, nueva broma-susto de Chicho: Señores me temo que aquí en control hemos cometido un error y no hemos grabado nada, por lo que tendremos que volver a empezar desde el principio”. Y es que cuando el Jefe hablaba por megafonía con ese tono tan serio resulta muy difícil adivinar si estaba bromeando o era cierto lo que estaba diciendo en ese momento.

 

Durante la emisión del programa cada viernes se oía una melodía de fondo durante todo el programa; esa melodía servía de puente entre corte y corte para darle continuidad, es decir, estaba superpuesta en la postproducción. Durante la grabación en sí del programa, esa melodía se oía en el plató pero sólo en algunas ocasiones y además en un volumen muy reducido. Tampoco se oía la melodía tan característica que acompañaba a los cuarenta y cinco segundos que tenían los concursantes para responder cada pregunta.

 

Cada vez que se equivocaban los concursantes o repetían una respuesta, el Jefe cortaba la grabación con el término “out”, llamaba por teléfono a Teresa Hurtado, ya que en la mesa del set de “las Derrochonas” había oculto un teléfono, y le indicaba la frase con rima que debía decir. El Jefe también nos explicó antes de empezar a grabar la tanda de preguntas que en el control de realización había un equipo de expertos que junto a él comentaban y analizaban los fallos de los concursantes.

 

Cuando acabamos de grabar la tanda de preguntas, desmontaron los sets de concursantes secretarias y “Derrochonas” y comenzaron a montar el decorado de la eliminatoria, una especie de tobogán enorme por el que los concursantes (ellos) debían subir mientras sus compañeras les lanzaban petróleo (agua tintada de negro). El gran tobogán estaba formado por tres grandes piezas. Chicho bajó de nuevo al plato para explicar a los concursantes y al público de las gradas en que consistía la eliminatoria de forma detallada. Después, ante las cámaras, Miriam Díaz-Aroca explicaba a la audiencia de una forma sencilla y resumida la mecánica.

 

En este vídeo vemos la eliminatoria de este programa.

 

 

 

Mientras encajaban las piezas del tobogán y preparaban el plató para grabar la eliminatoria, el Jefe nos propuso al público un concurso de chistes verdes ya que el proceso de preparación de los decorados era demasiado largo para estar sin hacer nada todos allí y demasiado corto para dejarnos salir a todo el público a estirar las piernas. El mejor chiste verde se decidiría por la intensidad de los aplausos del público y el premio era un reloj de pulsera con el logotipo del programa.

 

«Un, dos, tres...» - 1992

 

 

Tras grabar la eliminatoria, paramos la grabación; todo el público nos fuimos a un hall fuera del plató a comer el bocadillo. Debíamos utilizar uno de los cupones numerados de la tarjeta que nos dieron en la cola de acceso al recinto.

 

«Un, dos, tres...» - 1992

 

 

Junto a la salida de las gradas a ambos lados de las escaleras, había dos azafatas de la productora que vigilaban que nadie saliese del plató durante la grabación, y en cada corte siempre se levantaban y se ponían delante de la salida.

 

Tras una hora para comer y antes de volver al plató, fuimos depositando en una urna un cupón con nuestros datos para el sorteo que se realizaría al finalizar la grabación. Después volvimos a nuestro asiento original y comenzamos a grabar la subasta. Lo que en casa se veía como un corte publicitario (el que separaba la eliminatoria de la subasta), para nosotros había sido un descanso de una hora para comer y estirar las piernas.

 

La subasta se grabó con relativa normalidad; las actuaciones musicales, los vídeos y la aparición de los coches o de otros premios los veíamos por los grandes monitores que teníamos delante (por los que vimos el desarrollo de la tanda de preguntas al principio), ya que todo eso estaba pregrabado del día anterior.

 

«Un, dos, tres...» - 1992

 

 

De hecho, a mí me resultó extraño ver el decorado del escenario medio desmontado, de modo que cuando el señor Estadella decía, veamos esta actuación” o han perdido este coche”, en realidad, todos mirábamos a los monitores. Por ejemplo, una de las azafatas interpretó un número musical dedicado al petróleo. Al acabar, salía del escenario corriendo a la mesa de la subasta a entregar el objeto del que saldría el regalo que los concursantes dejaban o se quedaban. En realidad, salía corriendo desde detrás de las cámaras, vestida con el mismo vestuario que había utilizado para grabar el número musical el día anterior.

 

Llegó la actuacion de Gloria Trevi; el Jefe bajó al plató de nuevo. Se hacía en playback pero se grababa en la zona de las gradas. Se grababa por partida doble, una vez con planos de la cantante y otra vez con planos del público (primeros planos); además de que grabamos también la actuación del programa de la semana siguiente, ya que era más productivo traer a Gloria Trevi desde Méjico una semana sí y otra no. El público de la semana siguiente vería la actuación de Gloria Trevi por los dos grandes monitores que tenían delante.

 

Aquí hay otra anécdota, ya que la semana siguiente el programa estaba dedicado a los enigmas, pero en la actuacion de Gloria Trevi, se me volvió a ver a mí en un primer plano cuando estaba claro que una semana después yo no asistí a la grabación; y además yo ya había interactuado al principio del programa; es decir, me resultó extraño que Chicho me pusiera en la postproducción del programa de la semana siguiente.

 

Fue muy gracioso ver cómo Gloria Trevi desnudaba al concursante llegando incluso a mostrarnos al público del plató su trasero (el del pobre concursante).

 

«Un, dos, tres...» - 1992

 

 

En este vídeo vemos la actuación de Gloria Trevi.

 

 

 

Llegó el momento de la sección de los disfraces; al plató llego un grupo de directivos de PHILIPS, que patrocinaba esa sección. El Jefe y Miriam Díaz-Aroca nos explicaron que el tiempo de exposición de los disfraces sería bastante mayor que el que después se vería en la emisión del programa, para que las personas del público tuvieran tiempo de colocarse los disfraces, y los directivos de PHILIPS pudieran decidir qué disfraz ganaba.

 

«Un, dos, tres...» - 1992

 

 

En este vídeo vemos el juego de los disfraces de PHILIPS.

 

 

 

Las horas pasaban, se resolvían cuestiones técnicas; en la mesa de la subasta había un teléfono oculto por el que Chicho daba instrucciones al señor Estadella. Al final los concursantes se llevaron, si no me falla la memoria, unos seis millones de pesetas. Se llevaron la Ruperta y dentro de ésta había unas Rupertitas pequeñas; eran todas iguales, unas normales y otras de color rojo. Los concursantes debían extraer Rupertitas y si no sacaban ninguna roja iban sumando un millón por cada Rupertita, y al final se plantaron cuando llevaban seis millones.

 

En este vídeo vemos el final de la subasta con el premio que se llevaron los concursantes.

 

 

 

No conseguí quedarme ninguna tarjeta de las que el señor Estadella lanzaba al público tras anunciar a los concursantes el regalo que habían dejado, pero sí pude leer la tarjeta correspondiente al coche. No recuerdo el texto pero sí que había dos párrafos separados por una línea de puntos suspensivos; el de arriba era el que el señor Estadella podía leer (hasta aquí puedo leer); luego debajo estaba escrito que lo que habían perdido era el coche, que veíamos aparecer por los monitores que teníamos delante y que estaba pregrabado del día anterior.

 

También me llamó la atención que debajo de la mesa de la subasta había un teléfono, un par de botellitas de agua, un abrecartas y un artilugio para colocar de pie el LP de Gloria Trevi.

 

En uno de los cortes el Jefe nos avisó al público que en el siguiente tramo de la grabación a lo mejor nos iban a mojar un poco y todos comenzamos a ponernos nuestros abrigos; y así fue; mientras grabábamos de repente empezaron a aparecer chicas con sprays de tinta y nos pusieron perdidos de agua a todos. Era agua tintada pero al poco rato desaparecía el tinte y sólo quedaba la mancha de agua. Si uno de nosotros encontraba un trapo que llevaba escrito “Herramienta de trabajo bajaría a la mesa de la subasta para optar a un premio que el señor Estadella le propondría. Si no me falla la memoria la chica que encontró ese trapo se llevó un paquete de pañuelos de papel, pero a esa chica le tocó el lote de PHILIPS en el sorteo final después de la grabación.

 

En este vídeo vemos el juego que Jordi realizaba con el público.

 

 

  

Tras acabar la grabación se realizó el sorteo de productos de uno de los patrocinadores del programa (un lote de productos de PHILIPS) y nos regalaron una revista TP. Mi madre nos esperaba a eso de las tres o tres y pico de la madrugada en la puerta de los Estudios Buñuel para llevarnos a casa. En total fueron alrededor de trece horas las que tardamos en grabar el «Un, dos, tres...» aquella semana.

 

Mi madre nos contó que mientras nos esperaba en el coche, vio salir a Gloria Trevi y meterse en un coche con chófer; pero lo gracioso era que el coche era un Peugeot 106, que era justo como el coche de mi madre.

 

Y así fue mi primera experiencia en el «Un, dos, tres...». Espero que hayáis disfrutado con la lectura de este relato, igual que yo disfruté en aquella grabación.

 

Óscar Ríos Gibello

 

Agradecemos a Óscar que haya querido compartir con
nosotros su experiencia como público en «Un, dos, tres...»

 

 

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