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 Miguel Herrero hace resumen
de «Un, dos, tres... ¡a leer esta vez!»
Capítulo 1

 

 

 

 

   

La cosa comenzó en el 2003. Primero fue el revival del «Un, dos, tres...» gracias a «El show de Flo» en La Primera, donde se emitían imágenes antiguas de TVE. Visité el plató para asistir a un homenaje con la colaboración de Mayra y dos meses después a una entrevista a Chicho.

 

 

 

Para profundizar más, fuimos a conocer a Chicho al plató de «Jimanji Kanana», donde nos regalaron muchos adminículos del ilustre concurso.

 

«Jimanji Kanana» - 2003

 

 

Y me reencontré con Mayra en el plató de «Los 80 son nuestros» de Concha Velasco.

 

 

  

Chicho no soltó prenda a Florentino a principios de abril de 2003 sobre un posible regreso del «Un, dos, tres...», aunque dejó caer que podía ser un buen momento para su vuelta, durante la entrevista en «El show de Flo». Apenas una semana después, El Mundo publicaba la noticia del regreso más soñado para un fan: la vuelta del «Un, dos, tres...». Desde este 20 de abril todo fueron conjeturas acerca de cómo sería la décima etapa. En principio, nos enteramos del cambio de nombre; ahora sería «Un, dos, tres... ¡a leer esta vez!», pero iba a conservar elementos fundamentales, siendo Ruperta el más destacado.

 

 

 

Se anuncia para septiembre, pero el tiempo se echa encima y en «Lo + Plus» se insinúa que podría ser para el mes de diciembre. La noticia fue recibida muy alegremente por todos los medios ya que incluso «La mirada crítica» de Telecinco recogió el titular de un periódico acerca de esta esperada vuelta.

 

Con dudas acerca de quién lo presentaría, se habla de nuevo de Mayra Gómez Kemp, aunque ella lo descarta pronto y a través de dos páginas webs del concurso se hacen muchas conjeturas sobre los contenidos que se deben abordar. Chicho desvela nuevos detalles durante su participación en el curso de El Escorial sobre Guión Cinematográfico al que acude un buen amigo. Durante el mismo, el Jefe recibe una llamada de Josema Yuste, ex de Martes y 13, para presentar el espacio aunque todo indica que será Juan Y Medio el conductor, a petición de la propia cadena pública.

 

Estamos a mediados de septiembre y toca presentar la nueva programación de otoño en TVE. Hay rumores acerca de que se puede presentar en directo al encargado del nuevo «Un, dos, tres...», aunque lo más probable es que la incógnita continúe unos días más. Inesperadamente, incluso para Ramón García, presentador de la gala, aparece tras una gran calabaza y entre los sets que se utilizaron para parodiar al «Un, dos, tres...», Luis Carlos Larrodera, que sería rebautizado como Luis Roderas. Entre los nervios del momento y el asombro de los espectadores, se presenta y no llegamos a saber si era verdad o era una manera de despistar a los medios, tan intrigados en saber quien sería el nuevo presentador.

 

«Un, dos, tres... ¡a leer esta vez!» - 2004
Luis Roderas fue el elegido para presentar la nueva etapa de «Un, dos, tres...»

 

 

Pero era verdad; ya sólo quedaba escoger al resto del equipo. Para ello se emitieron promociones donde se pedían vídeos para darse a conocer como humoristas. En noviembre compruebo en exclusiva cómo era el formato donde saldrían a la venta los libros semanales en la productora de Chicho, Prointel. Mandé una cinta de vídeo imitando al Maestro, aunque no salí elegido como humorista.

 

Un nuevo retraso. La Sociedad Estatal de Participaciones Industriales (SEPI) no permitió que el programa se estrenara en diciembre por el gasto que conllevaba, y aprovechando que venían las fiestas navideñas, se aplazó finalmente el estreno para el 9 de enero de 2004. Eso sí, la grabación se haría el 18 de diciembre de 2003, jueves, para que se pudiera editar con tranquilidad. Un amplio grupo de fans decidimos ir al primer programa, cita indiscutible para el recuerdo. Todo parecía increíble pero era cierto; ese jueves teníamos una cita en los Estudios Buñuel para presenciar el retorno del «Un, dos, tres...» después de casi 10 años. Con una tremenda ilusión nos plantamos a la entrada donde las primeras presentaciones fueron entre la gente joven asidua al foro del programa. Algunos ya nos conocíamos, con otros era un encuentro cargado de emoción por un mismo interés: ¿qué habría tras las puertas del Estudio 3? ¿Qué iba a conservar Chicho? ¿Era todo diferente y se dejaría la base, pero el resto no tenía nada que ver?

 

Yo conocía a Jorge de Zaragoza, a Julio Dragonkhan, a Javi Fanótico, Cándido y a Rafa AW, pero no al resto de compis como Guy David, Francisco (responsable de www.undostres.org), Ausías, el desaparecido Fito, Manolo de Cádiz, Kisby o Víctor Zgz. Con este último y con Santi de Valladolid (al que conocí el día antes en Pucela y que se convirtió en mi compi de visitas y andanzas mediáticas) me senté en la tercera fila tras el presentador.

 

Cada uno se ponía donde quería, cosa que no volvió a ocurrir con esa facilidad. Lo cierto es que lo pasamos en grande pues nuestros ojos no daban a basto para mirar todo con gran atención, para comparar con el que habíamos visto mil veces en nuestro televisor y para comentar lo nuevo. Se mantenía la misma estructura en cuanto a disposición de sets, del público y escaleras.

 

Por fin bajábamos las escaleras del «Un, dos, tres...», que dejaban de iluminarse en amarillo para ir tornando en colores por momentos. Tanta era la efusividad en nuestros comentarios que los chavales de delante nos recriminaron en más de una ocasión que nos calláramos, lo cual sirvió para reírnos más aún. Tal vez lo que costaba más entender era que para el resto no era lo mismo. Los no-fans iban ese día a ver un programa más, sin importar si era «El diario de Patricia» o «Día a día».

 

Estábamos viendo, ya sentados, los muchos colores que predominaban en el decorado, el coche de bomberos al que hacía referencia “Fahrenheit 451”, de Ray Bradbury, los tubos en los sets de concursantes y el ir y venir de los profesionales que iban a realizar la última etapa del «Un, dos, tres...».

 

«Un, dos, tres... ¡a leer esta vez!» - 2004

 

  

Narciso Ibáñez Serrador - «Un, dos, tres... ¡a leer esta vez!» (2004)

Ya sólo nos quedaba ver a Chicho, que apareció como “el gran Dios” que es, explicándonos el sentido de esta emisión y para grabar risas (enlatadas) para usar después. Se grabaron en varios tonos, pero en uno de ellos un chaval hizo la broma de reírse en plan exagerado y Chicho le echó del plató dejándonos aterrorizados ante la posibilidad de ser expulsados igualmente. Al no llevar disfraz alusivo al tema de “Las mil y una noches”, intuí —ingenua y equivocadamente— ser el siguiente. El chaval volvió más tarde ya que don Narciso había querido gastar una broma con rotundidad.

Chicho no se andaba con tonterías en el plató

  

 

Llega Luis Roderas, aparentemente tranquilo, y nos invita a pasarlo muy bien y a conocer a las nuevas azafatas del «Un, dos, tres...». Gloria, Raquel, y Victoria presentarán a los concursantes; Laura, Marta y Yolanda (tras descartar a María Togores) para las preguntas; Magda en el juego del disfraz; y Nieves y Esther como secretarias del presentador durante la eliminatoria y subasta. A Nieves ya la conocía del «Jimanji Kanana» ya que ella ponía los osos cuando acertaban una pregunta y se acordaba de nuestra visita meses atrás. Era claramente la más simpática.

Luis Roderas - «Un, dos, tres... ¡a leer esta vez!» (2004)

Luis se ganaba enseguida al público

 

  

Todo transcurre bajo nuestra atenta mirada y llega el momento de grabar. No vemos el número musical inicial y nuestra duda era cómo aparecería en el escenario Luis. Mezclando lo clásico, bajó la escalera como Mayra y corrió hasta el podium tras las cámaras como Kiko. El sargento Kowalsky y el “coronel McPhantom no convencen con la excusa de críticas a Bush y a la guerra.

 

«Un, dos, tres... ¡a leer esta vez!» - 2004

 

 

Pocas referencias al pasado aunque la mecánica es la misma, incluso la sintonía del reloj o las frases hechas, aparte de las grandes gafas de las azafatas.

 

Luis hace la primera pregunta bajo el lema “un, dos, tres... responda otra vez” pero la segunda pregunta es cancelada, una vez respondida porque Chicho afirma que debe ser “a leer esta vez”.

 

«Un, dos, tres... ¡a leer esta vez!» - 2004

 

 

Luis no queda convencido porque se trata de responder, no de leer en ese momento. Se realiza otra pregunta pero tiene que ser anulada porque Luis no iba repitiendo las respuestas de los concursantes. Él mismo se enfada y dirigiéndose al camión de los bomberos pega una gran patada que muestra los primeros nervios, lógicos ante la responsabilidad de presentar el concurso más recordado de la historia de la televisión.

 

La siguiente metedura de pata simpática estaría en la llamada telefónica, cuando Luis despide al interlocutor animándole a gastar lo ganado en Navidad sin darse cuenta de que el espacio se iba a emitir el 9 de enero. Se hizo el corte sin repetir.

 

Volvía la dinámica de pareja campeona y las otras dos a la eliminatoria. Tras montar el nuevo set que iba a patrocinar Endesa sustituyendo la prueba física (lo cual no llegó a gustar a nadie), el elemento cultural hacía su presencia. Como ya anticipé a unos amigos, la eliminatoria pasaría a ser así basándose en el «Un, dos, tres...» holandés, muy parecido a una sección de «Audacia», que presentó con éxito Jordi Estadella.

 

«Un, dos, tres... ¡a leer esta vez!» - 2004
El público echó de menos la eliminatoria clásica

 

 

De ahí, la pareja perdedora pasaba al juego de Kelloggs, bajo la invitación del gallo Cornelius. Elegir entre letras ocultas verdes y rojas se hizo complicadísimo ya que las bases irían cambiando constantemente debido al poco dinero que se podían llevar los concursantes. Me chirriaban los oídos ante los gritos de “verde, verde” de la chica de atrás.

 

La pareja ganadora de la eliminatoria pasaba a la subasta, en esta ocasión dedicada a “Las mil y una noches”.

 

«Un, dos, tres... ¡a leer esta vez!» - 2004
El decorado era un mercado de Bagdad

 

 

Ambientado en un tradicional zoco poblado de las más variadas presencias y al ritmo del “tico tico” nos ubicamos en el libro. Era anónimo, pero el concursante telefónico no acertaba a entender que un libro sin autor reconocido es anónimo, lo cual hizo reír a gusto al público.

 

Si bien sabíamos que el público del «Un, dos, tres...» era sufridor, no tanto. Por la escalera desfilaron un grupo de chicas que dejaron sobre nuestros rostros montones de tripas de pollo que tan mal olían que provocaron varios vómitos. Otros estuvimos a punto... Tras una parada ante un olor tan desagradable, continuamos aguantando el paso de ratas que llegué a tener en mi cabeza y el colmo, las truchas, más podridas aún, que el público, a su vez, se iba tirando de un lado a otro. La pestilencia fue tal que el programa hizo un largo descanso para limpiarnos, merendar y descansar de tantas emociones.

 

«Un, dos, tres... ¡a leer esta vez!» - 2004
Javier Sáenz y las chicas de figuración tiraron al público tripas de pollo y sardinas

 

 

Ya de paso, saludé a Luis Roderas por primera vez, al que le dimos ánimos para aguantar los gritos de Chicho (le dije que seguro que a Kiko también le gritaba tanto). Había demostrado una gran entereza ante las adversidades aunque no pudo ocultar su enfado ante la situación de las quejas por lo que nos tiraron. Gran parte del no-mucho público que había se marchó después de gritarle a Chicho “guarro”. Nosotros salíamos en cámara con una gran sonrisa de “¿qué le vamos a hacer? Es una marranada, pero es el «Un, dos, tres...»”. Luis se disculpó, pero no el Jefe, lo cual no pareció muy responsable. Y se vengó con la pareja de concursantes a quienes no permitió jugar al juego de la lámpara maravillosa, “por no tener suficiente tiempo”, aunque no era verdad. Era aún temprano y siendo el primer espacio merecía la pena llevarse un gran premio.

 

Las risas llegaron con Manolo Sarriá, haciendo de “la viuda de Paco, Asunción Embuena en su primera y última actuación, y una prometedora estrella de la imitación que quedó relegado a llevar una rata; aparte de la autopromoción de Santiago Segura con su nueva película, agasajándonos con camisetas con el título de la misma.

 

«Un, dos, tres... ¡a leer esta vez! - 2004
Manolo Sarriá - «Un, dos, tres... ¡a leer esta vez!» (2004)

 

 

Y habíamos vivido la tensión con Magda en el juego del disfraz. Tras bambalinas se hizo patente las desavenencias ante el lío que se montó Magda con “vestirse” del disfraz y de normal. Chicho no entendía cuándo se refería a vestirse de una cosa u otra, tras varias repeticiones, lo cual hizo que la invitara públicamente a una reunión tras la grabación. Se respiraba la tragedia e incluso, al ordenar silencio al público con buena intención por parte de Magda, ya que no escuchaba bien a Chicho, éste le gritó que por qué mandaba callar. A punto estuvo de soltar las lágrimas que tras el decorado no pudo reprimir. Aun así, demostró saber estar a la altura aquella tarde, posiblemente por lo que representaba la ilusión de la gente ante la vuelta de un espacio mítico.

 

«Un, dos, tres... ¡a leer esta vez!» - 2004
Durante la grabación del juego del disfraz
se vivieron momentos de máxima tensión

 

 

Ya sólo queríamos que acabara debido a los malos rollos y durante la canción de Chenoa, muchas chicas de figuración se sentaron vestidas de calle para rellenar los huecos dejados por el público que se fue. Las cámaras trataban de no enfocar el lateral derecho de la grada pues estaba prácticamente vacío.

 

La pareja de concursantes se quedó con las botellas de laxante tras la pregunta de Chicho de si estaban seguros (que no salió en pantalla), indicándoles claramente que no había nada bueno allí, pero no permitió ofrecer más dinero que el que habían ganado durante la tanda de preguntas, y que habían invertido en las pistas que Luis Roderas les había “vendido” durante el desarrollo de la subasta, para evitar que el «Un, dos, tres...» cayera en la dinámica de «Hay trato», que ese mismo día, anunciaba su reaparición en Antena 3.

 

El resultado fue una tarde demoledora, llena de contrastes, de ilusión por estar en el «Un, dos, tres...» y desilusión por no haberse hecho bien. Luis tuvo que ponerse el “pinganillo”, que había rechazado durante todo el programa, durante la emisión de la actuación de Chenoa, dejando patente su mal humor, para recibir mil y una broncas.

 

Salimos perdidos, sin encontrar la relación de las truchas y las tripas de pollo con el libro, y desaprovechamos la oportunidad de hacernos fotos, pues el resto de semanas los guardias velarían por que no se hiciera ninguna foto dentro del plató. Eso sí, muchos errores se resolverían semanas después...

 

Pese a todo, estábamos en el plató de la nueva etapa del «Un, dos, tres...» y parecía increíble. Aún quedaba mucho por vivir... esta vez.

 

 

 

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