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El programa en manos de mujeres

 

 

  

Un regreso reclamado

 

Tras más de cuatro años en que no se emitía «Un, dos, tres…», TVE decide proponerle a Narciso Ibáñez Serrador una nueva reposición de su célebre concurso. El Ente Público sabía que el éxito estaba asegurado porque el público añoraba volver a ver el programa. Aunque Chicho prefería hacer programas dramáticos (recordemos que se estaba empezando a retomar las «Historias para no dormir»), accedió a los deseos de TVE y comenzó a preparar la tercera etapa de «Un, dos, tres…».

 

Narciso Ibáñez Serrador - «Historias para no dormir» (1982)

Chicho grabando una entradilla de las nuevas «Historias para no dormir»

 

 

Ibáñez Serrador no dudó en aceptar la propuesta de TVE porque sabía que había pasado el tiempo razonable desde el final de la anterior etapa y el público podría recibir con entusiasmo una nueva temporada del concurso que con tan bien había sido acogido en las dos etapas anteriores.

 

Lejos quedan los reparos de Chicho por los reproches que pudiera hacerle su padre, Narciso Ibáñez Menta, por dedicarse a realizar concursos en lugar de series; de hecho ya había colaborado en algunos programas de «Un, dos, tres... responda otra vez» y acudió al plató el primer día de grabación para desearle suerte a su hijo con un cariñoso beso.

 

«Un, dos, tres...» - 1982

 

  

 

       

La indisponibilidad de Kiko Ledgard

 

El principal escollo con el que se encontró fue que su presentador, Kiko Ledgard, había sufrido un año atrás un terrible accidente del que aún no estaba plenamente recuperado (ni lo estaría nunca).

 

Kiko Ledgard

Kiko cayó desde una considerable altura
mientras hacía equilibrios en una barandilla

 

 

Por cortesía, Chicho llamó a Kiko y le hizo una prueba que grabó en vídeo; en esa cinta quedó demostrado, tristemente, que los reflejos y capacidad de reacción del que había sido el célebre conductor del concurso más famoso de la televisión habían quedado absolutamente mermados. Chicho quedó con él en que temporalmente seguiría de baja, hasta su total recuperación, y mientras tanto se le buscaría un sustituto que le supliera en los primeros programas.

 

  

 

     

Los posibles sustitutos

 

Ibáñez Serrador sabía que la recuperación total de Kiko Ledgard iba a ser casi imposible, así que tuvo que ponerse a pensar quién sería el candidato idóneo para sustituirlo. Se manejaron diversos nombres, aunque la terna final de candidatos estuvo compuesta por Emilio Aragón (“Milikito”), Raúl Sénder y Chicho Gordillo.

 

Emilio Aragón fue descartado porque aún era excesivamente joven e inexperto. Había trabajado en televisión junto a su padre “Miliki” y el resto de los “payasos de la tele” pero Chicho Ibáñez Serrador consideró que aún era muy “imberbe” para hacerse cargo de un programa-concurso tan complicado y con tanta responsabilidad como era «Un, dos, tres... responda otra vez».

 

Raúl Sénder ya era conocido de Chicho porque habían trabajando juntos en alguno de los capítulos de «Historias para no dormir». Sin embargo, el curriculum y la experiencia de Sénder como actor propiciaron que Ibáñez Serrador prefiriera incorporarlo al equipo de «Un, dos, tres...» pero como cómico de la subasta en lugar de conductor del espacio.

 

De este modo, finalmente el elegido para suplir a Kiko Ledgard fue Chicho Gordillo, gran amigo personal del ex-presentador. Y así fue anunciado a bombo y platillo en la prensa e, incluso, llegó a ensayar algunos guiones en el despacho de Chicho Ibáñez Serrador.

 

«Un, dos, tres...» - 1982

 

 

Así que cuando todo parecía indicar que el nuevo «Un, dos, tres...» estaría en manos de dos Chichos, Gordillo decidió renunciar al puesto, precisamente por la amistad íntima que le unía con Kiko Ledgard, y por no querer que pareciera que estaba traicionando su amistad ocupando su puesto.

 

Finalmente, la colaboración de Chicho Gordillo con «Un, dos, tres...» se materializó en una imitación de Frank Sinatra, que el showman hizo en el programa dedicado a Las Vegas (24 de septiembre de 1982).

 

«Un, dos, tres...» - 1982

  

  

 

     

Mayra Gómez Kemp

 

La renuncia de Chicho Gordillo obligó a Ibáñez Serrador a buscar un sustituto del sustituto de Kiko Ledgard urgentemente. Fue entonces cuando decidió darle un giro radical al programa innovando con algo que, no sólo no se había hecho nunca en España, sino en ninguna parte del mundo: que era confiar la presentación del programa a una mujer. Una mujer que conocía el concurso porque había participado en él como actriz de la subasta y que, además, había demostrado sobradamente su talento y valía en otros programas de TVE como «625 líneas» o «Sabadabadá»: Mayra Gómez Kemp.

 

«Un, dos, tres...» - 1982

 

 

Mayra fue la última en entrar a formar parte del equipo; un equipo que ya había ensayado suficientemente con Narciso Ibáñez Serrador la mecánica del concurso y que se encontraba en perfectas condiciones para empezar a grabar. Mayra, en cambio, tuvo que incorporarse a última hora, pero, aun así, se adaptó rápidamente y congenió perfectamente con Chicho, con quien, con el tiempo, llegaría a tener “telepatía” para recibir las indicaciones que quería el director.

 

«Un, dos, tres...» - 1982

Mayra ensayando la tanda de preguntas con Chicho y Diana Nauta

 

 

La propia Mayra cuenta que la famosa frase “y hasta aquí puedo leer…” surgió precisamente por el poco tiempo que había tenido para ensayar su papel como presentadora; Mayra le preguntó a Chicho que cómo sabría cuál era el punto en el que tenía que dejar de leer la pista que la tarjetita de cada regalo ofrecía a los concursantes, ya que en los ensayos no tenía las tarjetitas redactadas para no que se desvelara dónde se escondían los premios; el director le respondió que vería unos puntos suspensivos y eso le indicaría donde frenar.

 

El día de la grabación, al coger la primera tarjeta, Mayra comenzó su lectura y al llegar a los puntos suspensivos tuvo que parar y se le ocurrió decir para que quedara natural: “y hasta aquí puedo leer…”; frase que ha pasado a la posteridad y que se utiliza en el lenguaje coloquial de todos los españoles.

 

«Un, dos, tres...» - 1982

Mayra y Chicho ensayando la subasta

 

    

 

     

Las “Tacañonas”

 

Pero no sólo iba a haber mujeres en la “parte positiva”; también en la parte negativa. En el proyecto inicial, los tres nuevos “Tacañones” iban a estar interpretados por el trío humorístico “Martes y 13”, pero sus compromisos laborales y las galas que ya tenían contratadas les impedían tener una continuidad en «Un, dos, tres…», por lo que Chicho decidió finalmente que los representantes de Tacañón del Todo en esta ocasión fueran tres señoras, interpretadas por las hermanas Hurtado.

  

«Un, dos, tres...» - 1982

“Las Hurtado” fueron finalmente las “Tacañonas”, en lugar de “Martes y 13”

 

  

La elección de las hermanas Hurtado como “Tacañonas” obedece a diversos factores. En primer lugar, eran tres, y ése era el número tradicional que había formado la “parte negativa”. En segundo lugar, Paloma, Fernanda y Teresa eran tres excelentes actrices cómicas que sacarían el mayor partido posible a estos personajes. Y en tercer lugar, habiendo elegido a una mujer como presentadora, procedía situar frente a ella a mujeres, para que los diálogos de conflicto entre ellas no resultaran ofensivos.

  

«Un, dos, tres...» - 1982

En 1982 el «Un, dos, tres...» quedó en manos de mujeres

 

 

La participación de “Martes y 13” en «Un, dos, tres...» se limitó finalmente a una intervención que realizó Millán Salcedo como representante de Tacañón del Todo para anunciar los resultados de los votos para decir la nueva representación, al estilo de Eurovisión; a la participación de Josema Yuste durante toda la subasta del programa dedicado a “Las mil y una noches” (20 de agosto de 1982) como eunuco sentado en un puf a los pies de la mesa de Mayra; a un sketch sobre las huríes que realizaron los tres en ese mismo programa; y a diversas incursiones en la subasta del programa dedicado a Las Vegas (24 de septiembre de 1982), vestidos de conejitas de Play boy, proponiendo un juego a los concursantes.

 

“Martes y 13” - «Un, dos, tres...» (1983)

 

 

  

     

Algunos cómicos de esta etapa

 

Los actores, humoristas y cómicos que intervinieron en esta etapa de «Un, dos, tres...» son innumerables, pero algunos de ellos quedaron vinculados de una manera especial a la historia del concurso.

 

Es el caso, por ejemplo, de Raúl Sénder, que formó parte de la terna de candidatos para sustituir a Kiko Ledgard como presentador, pero que finalmente fue fichado por Chicho para que realizara un papel distinto en cada una de las subastas. En 1982 comenzaría una colaboración de Sénder con «Un, dos, tres...» que se extendería durante muchos años hasta 1993.

 

Raúl Sénder - «Un, dos, tres...» (1982)

 

  

Otra de las actrices que fue contratada para interpretar un personaje distinto cada semana fue Beatriz Carvajal.

 

Beatriz Carvajal - «Un, dos, tres...» (1982)

 

  

Sin embargo, Ibáñez Serrador le creó un personaje que repitió en varias ocasiones: “la Loli”; una prostituta tartamuda y cándida, que tenía poca suerte en la vida, y cuya clientela le quitaba continuamente su compañera de profesión, “la Pelos”. La asociación de padres de hijos tartamudos se quejó por la ridiculización que se hacía de la tartamudez y Chicho decidió suprimir el personaje, de modo que en el programa dedicado a la hostelería (29 de abril de 1983) “la Loli” anunció que se casaba y que gracias al amor se había curado de la tartamudez, y en el programa dedicado al adiós de Ruperta (13 de mayo de 1983) se despedía de los espectadores maleta en mano.

 

«Un, dos, tres...» - 1983

 

  

Chicho Ibáñez Serrador le tenía un nuevo personaje preparado; una chica llamada “Gafancia” con muy mala suerte y a la que todo se le gafaba. Pero, finalmente, el personaje no vio la luz hasta el estreno de la cuarta etapa de «Un, dos, tres...» en noviembre de 1984.

 

Otro de los actores cómicos fijos en esta tercera etapa de «Un, dos, tres...» fue Bigote Arrocet, ya procedente de la etapa anterior con Kiko Ledgard como presentador, a quien  llamaba “don Cucurucho”. Para continuar con esta línea, a Mayra Gómez Kemp la llamaba “doña Mayrucha”.

 

«Un, dos, tres...» - 1983

 

    

 

     

Las nuevas azafatas

 

También en esta etapa hubo azafatas que completaban la “parte positiva” junto a la presentadora. En boca de Narciso Ibáñez Serrador, fueron las últimas chicas que fueron elegidas simplemente por su simpatía, por su sonrisa y por su belleza. A las futuras secretarias se les iba a exigir algo más, como tendremos ocasión de poner de manifiesto en el próximo capítulo de esta historia de «Un, dos, tres...».

 

Como en las etapas anteriores, Chicho eligió a seis jóvenes para que realizaran las funciones de azafatas en esta nueva etapa: Patricia Solís, Alejandra Grepi, Irene Foster, Rosalía Tornero, Françoise Lacroix y Kim Marias.

  

«Un, dos, tres...» - 1982

Françoise, Alejandra, Rosalía, Patricia, Irene y Kim

  

  

Pero, consciente de que tradicionalmente algunas azafatas causaban baja y había que sustituirlas por otras chicas, ya a priori Chicho eligió dos suplentes, Isabel Tassara y Elena Escobar, aunque realmente nunca ejercieron como tales en sustitución de las secretarias que fueron dejando el programa.

  

Elena Escobar - «Un, dos, tres...» (1982)

           

Isabel Tassara - «Un, dos, tres...» (1982)

Elena Escobar   Isabel Tassara

 

 

Como en la etapa anterior, fueron las antiguas azafatas las que entregaron a las nuevas sus gafas en el primer programa, deseándoles suerte y dándoles algún consejo. Las veteranas que dieron la alternativa a las nuevas azafatas fueron una comitiva de seis, procedentes de las dos etapas anteriores: Beatriz Escudero, María Durán, María Casal, María Gustaffson, June Ennglish y Ágata Lys.

  

«Un, dos, tres...» - 1982

 

 

Patricia Solís, que ya había ejercido como azafata suplente en la etapa anterior, fue la elegida como contable. Las azafatas que presentaban a las parejas de concursantes eran Rosalía Tornero, Alejandra Grepi e Irene Foster. Kim Marias y Françoise Lacroix acompañaban a Mayra, a modo de escolta, al pie de la escalera. No obstante, estos papeles eran intercambiables y todas las chicas colaboraban en aquello que fuera necesario para el desarrollo del concurso.

  

«Un, dos, tres...» - 1982

  

  

 

     

El «Un, dos, tres...» se exportó a otros países de Europa

 

La incorporación de dos azafatas extranjeras, como eran Kim y Françoise, permitió a Mayra anunciar, ya desde el primer programa, que el «Un, dos, tres...» se iba a internacionalizar y necesitarían estar puestos en idiomas. Se estaba refiriendo a que el concurso había conseguido ser exportado a otros países europeos como Reino Unido, donde desde 1978 se hacía el «Three, two, one» con muchísimo éxito, y Holanda, donde el «The 1-2-3 show» también se realizaba con gran espectacularidad y éxito.

 

Precisamente, el presentador de la versión británica, Ted Rogers, visitó el «Un, dos, tres...» en el programa dedicado a Las Vegas (24 de septiembre de 1982), junto con su ayudante Fiona Curzon.

  

«Un, dos, tres...» - 1982

 

 

«Un, dos, tres...» se convertía así en el primer formato televisivo español que se exportaba al extranjero.

  

  

 

     

Grabando con antelación

 

Las grabaciones de los cuatro primeros programas de esta etapa se realizaron con bastante antelación respecto de la fecha de emisión. Así, por ejemplo, el primer programa, dedicado a “Las mil y una noches”, que se emitió el 20 de agosto de 1982, fue grabado en junio, en unas condiciones de temperatura muy altas en el plató, por cierto.

  

«Un, dos, tres...» - 1982

 

 

En un primer momento, Chicho tomó esta decisión para tener programas suficientes grabados con antelación y poder tener tiempo para preparar nuevos guiones, juegos y sorpresas, pero se dio cuenta de que en el fondo era una equivocación, porque le impedía la posibilidad de incluir o suprimir cada semana aquello que había funcionado mejor o peor en cada emisión, respectivamente; no olvidemos que Ibáñez Serrador realizaba numerosas encuestas para testar aquellos contenidos del concurso que mejor aceptación tenían entre los espectadores. Así que finalmente acabó grabando cada programa el martes previo a cada emisión.

  

«Un, dos, tres...» - 1982

Los cuatro primeros programas se grabaron antes de emitirse el primero

 

  

 

     

Acusaciones contra PROINTEL

 

En diciembre de 1982, unos meses después del estreno de esta etapa de «Un, dos, tres...», un medio de comunicación escrito publicaba un artículo bajo el título de “Corrupción”, en el que acusaba a TVE y a PROINTEL, la productora de Narciso Ibáñez Serrador, de pagar y cobrar, respectivamente, dos veces por la realización del concurso.

 

En el artículo se decía que TVE había contratado con la productora de Chicho la realización del «Un, dos, tres...» y por ello abonaba una cantidad de millones de pesetas semanales; e incidía en que la productora debía correr con todos los gastos, y en lugar de eso, TVE corría con otros múltiples gastos, como alquiler del estudio, aire acondicionado, personal, etc.

 

Chicho, profundamente dolido por las acusaciones, convocó una rueda de prensa en la que expuso su trayectoria al frente de PROINTEL, y explicó el proceso que condujo a la firma del contrato con TVE para volver a producir «Un, dos, tres...».

 

Narciso Ibáñez Serrador - «Un, dos, tres...» (1982)

Chicho tuvo que salir al paso de las injustificadas acusaciones

 

 

En aquella rueda de prensa, enseñó libros de contabilidad, estados de cuentas, hizo público su sueldo como realizador y aclaró que era falso que PROINTEL cobrara por no hacer nada, ya que, salvo los decorados, la productora pagaba todo lo que aparecía en pantalla. Puso de manifiesto igualmente que el concurso era de los pocos programas de TVE que generaba beneficios —por ejemplo, SEAT pagaba dos millones de pesetas por mostrar sus coches en el decorado—, además de los ingresos que TVE obtenía por la venta de los productos de merchandising. Declaró también que los responsables de la televisión pública le habían dicho que “«Un, dos, tres...» producido por TVE saldría más caro”. Finalmente, desmintió que PROINTEL se estuviera lucrando en exceso con «Un, dos, tres...» y mostró extractos de las cuentas bancarias en números rojos, ya que TVE le adeudaba tres millones de pesetas; retraso motivado por la burocracia del aparato administrativo previa a la ordenación de los pagos.

 

Afortunadamente, la mayoría de los medios de comunicación se hicieron eco de la rueda de prensa que Chicho tuvo que convocar para acallar los rumores y aclarar las cuentas del «Un, dos, tres...», y algunos incluso reconocieron que el concurso era absolutamente rentable para TVE, porque a pesar de su coste, los ingresos publicitarios eran mucho mayores, llegando a triplicar los gastos.

 

En aquella rueda de prensa estuvo presente una redactora del medio de comunicación que había publicado el infame artículo, y al terminar la misma se acercó a Chicho para pedirle disculpas en su nombre y en el del periódico. Ibáñez Serrador las aceptó aunque sin comprender qué razones habían llevado a un director de periódico a incluir en su publicación un artículo tan ofensivo.

 

  

 

     

Creciendo en espectacularidad

 

El programa fue evolucionando, como había previsto Ibáñez Serrador, haciéndose cada vez más espectacular. Paulatinamente, la parte de la subasta comenzó a ganar protagonismo en detrimento de la tanda de preguntas y de la eliminatoria. El «Un, dos, tres…», sin dejar de ser un concurso, era cada día más un show más espectacular, en el que las actuaciones cómicas y musicales pesaban cada día más. Pero el gran cambio aún no se había producido...

 

«Un, dos, tres...» - 1983

 

  

Paulatinamente se iban incorporando decorados más grandiosos y detallistas, actuaciones cómicas con guiones más estudiados, algunos números musicales... pero todavía quedaba mucho por explorar y avanzar, y Chicho era consciente del enorme potencial de «Un, dos, tres...» como show.

 

  

 

     

La despedida de Ruperta

 

La despedida de Ruperta, anunciada por Chicho en su prólogo, no tardó ni un año en llegar. En el programa dedicado a la hostelería (29 de abril de 1983), Narciso Ibáñez Serrador se asomó a la pantalla antes del programa para anunciar que el próximo viernes no habría «Un, dos, tres...», con la excusa de que el equipo se encontraba cansado. Lo cierto es que Chicho necesitaba esa dos semanas para preparar un programa especial con el que debutarían nuevas azafatas y el concurso evolucionaría hacia un espectáculo aun mayor, si cabe.

 

Dos semanas después de aquel anuncio de Chicho, el 13 de mayo de 1983, el programa decía adiós a la que había sido su mascota hasta entonces. La simpática calabaza se despedía con un programa entero dedicado a ella y al resto de productos de la huerta. La semana siguiente descubriríamos a la nueva mascota… y bastantes sorpresas más.

 

«Un, dos, tres...» - 1983

 

 

La despedida de Ruperta no pudo ser más sonada... Los concursantes de la subasta se vieron ingratamente sorprendidos con un premio que no hubieran deseado: treinta y siete calabazas; una por cada programa que se había emitido hasta entonces.

 

«Un, dos, tres...» - 1983

 

  

Después de Ruperta, tuvieron que decirle adiós al «Un, dos, tres...» las que hasta entonces habían sido las azafatas, aunque ya sólo quedaban cuatro: Patricia, Françoise, Irene y Alejandra. Pero eso sería en el programa emitido el 20 de mayo de 1983, del que nos ocuparemos en el siguiente capítulo.

 

«Un, dos, tres...» - 1983

 

 

 

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