Los trajes oficiales
de las azafatas del «Un, dos, tres...»

CUARTA Y QUINTA ETAPA

Pocos cambios, en lo que al traje oficial de las azafatas se refiere, se produjeron en las etapas cuarta y quinta del «Un, dos, tres...» (1984-1986). Algunos rostros nuevos en la nómina de secretarias del concurso, pero el traje se mantenía sin cambios, es decir, consistía en ese maillot deportivo de color rosa con calentadores blancos en las piernas y una cinta, también blanca, anudada, en esta ocasión, a la cintura.

La cuarta etapa fue la primera en la que las chicas ya no utilizaron las enormes gafas que desde los inicios del concurso habían caracterizado a las azafatas del programa. 

SEXTA ETAPA   En la sexta etapa de «Un, dos, tres...» (1987-1988) se producen grandes cambios en el uniforme de las azafatas. En el primer programa de la etapa, las secretarias volvieron a aparecer con sus enormes gafas características. El nuevo traje oficial consistía en un bañador de color azul adornado con cintas rosas y blancas. El atuendo se completaba con unas muñequeras y un cuello de color blancos y una pajarita de color rosa y unos zapatos de color azul.   Pero lo que parecía que iba a ser el traje oficial para esa etapa, realmente no lo fue y ése vestuario ya no volvió a aparecer en pantalla, ya que las chicas aparecían vestidas de acuerdo con el tema al que estuviera dedicado el programa en cuestión. Tampoco volvieron a ponerse las enormes gafas nunca más en esa etapa.

En el programa dedicado a la meteorología (11 de mayo de 1987), las azafatas aparecieron en la tanda de preguntas y en la eliminatoria con un traje parecido al de la primera emisión, aunque no exactamente igual; y ya en la subasta las vimos caracterizadas acorde con el tema del programa.

Otro de los uniformes que utilizaron las azafatas de la sexta etapa es el que nos muestra Nina en la fotografía.

Consistía en un conjunto de color rosa con cremallera con los números 1, 2 y 3 bordados en su parte izquierda. Este traje fue el que usaron las secretarias en el último programa de la etapa (4 de enero de 1988), y con el que se hicieron fotos promocionales para reportajes de prensa.

Uno parecido lucieron también en el programa dedicado a “Lo que está de moda” (15 de junio de 1987), aunque con el escote abierto y con una pajarita.

SÉPTIMA Y OCTAVA ETAPA

En la séptima etapa de «Un, dos, tres...» (1991-1992), el traje oficial de las azafatas consistía en una chaqueta de color rosa chicle con solapas de raso. En el bolsillo izquierdo de la chaqueta, del cual salía un pañuelo negro a juego con la blusa de las chicas, llevaban el logotipo del programa bordado. El uniforme no constaba de pantalón, lo cual estilizaba a las secretarias, pudiendo lucir sus piernas.

Debemos hacer mención a que en esta etapa, al igual que se recuperaba a la calabaza Ruperta como mascota del concurso, las chicas volvieron a utilizar las enormes gafas que desde 1972 habían sido la seña de identidad de las secretarias y que en algunas etapas de los años 80 habían dejado de usarse.   A juego con las azafatas, la co-presentadora del programa, Miriam Díaz-Aroca, utilizaba el mismo atuendo, pero en color blanco.

En la octava etapa (1992-1993), las chicas no contaron con un traje oficial porque en todos los programas aparecieron vestidas de acuerdo con el tema al que estuviera dedicada la emisión de que se tratara, aunque en alguna ocasión utilizaron ese uniforme, como ocurrió en el programa dedicado a las rebajas, en el que Carolina apareció con su chaqueta rosa en un momento de la subasta. El motivo fue que la actuación (de las chicas Playboy) no fue grabada en ese mismo programa, sino unas semanas atrás. Aprovechando que habían visitado España, Chicho las invitó al «Un, dos, tres...» y grabó con ellas una primera actuación que se vio en el programa dedicado al tiempo, y otra sobre un chroma para después utilizarla en cualquier otro programa de la etapa con un fondo adecuado. Como inicialmente no se sabía en qué programa se emitiría esa segunda intervención, Carolina se puso la chaqueta rosa para grabar la recogida del regalo y llevarlo a la mesa de la subasta.

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